26-M, en la resaca de las generales
La transferencia autom¨¢tica de los resultados de las elecciones generales a las previsiones de las municipales reflejan el estado de ¨¢nimo del momento, pero cada pueblo es un peque?o mundo
Los resultados de las elecciones generales han tenido un efecto parecido al de la formaci¨®n del primer gobierno S¨¢nchez: una pasajera sensaci¨®n de alivio. La proximidad, debidamente calculada, de las elecciones municipales y europeas marca un tiempo de espera singular. Sobre la resaca del 28-A se construye la nueva campa?a electoral. Las transferencias autom¨¢ticas de los resultados de las generales a las previsiones de las municipales reflejan el estado de ¨¢nimo del momento, pero cada ciudad o pueblo es un peque?o mundo que, a la hora del voto local, tiene variables muy particulares.
Si nos atenemos a Catalu?a el resultado del 28-A podr¨ªa anticipar una marea de Esquerra Republicana. Impresiona como su color ha te?ido el mapa electoral del pa¨ªs, dejando s¨®lo alg¨²n hueco para el rojo socialista en el ¨¢rea metropolitana barcelonesa. Esquerra ocupa ahora un inmenso espacio en el que la vieja CiU era imbatible. Pero de la pintura electoral a la implantaci¨®n real va un trecho y las municipales ser¨¢n determinantes para confirmar o no el cambio de hegemon¨ªa en el soberanismo. Desde hace tiempo llegaban se?ales del crecimiento de Esquerra sobre el terreno, aunque la fortaleza municipal del nacionalismo conservador parec¨ªa inquebrantable. Sin duda, las elecciones municipales tienen unas claves locales dif¨ªciles de generalizar y en ¨²ltima instancia la personalidad de los protagonistas ¡ªcon los que el contacto es directo y frecuente¡ª pesa mucho. Pero mientras los herederos de Converg¨¨ncia se perd¨ªan en sus querellas internas y Junts per Catalunya desplazaba sus energ¨ªas a mantener viva la llama del conflicto soberanista, Esquerra ha trabajado con rigor y constancia el territorio. Y su ¨¦xito del pasado domingo es la capitalizaci¨®n de las se?ales de distensi¨®n emitidas, pero tambi¨¦n de una mayor presencia activa en todos los lugares. Solo as¨ª se puede reinar en todas partes, desde la Catalu?a vac¨ªa hasta Barcelona.
Mientras los herederos de Converg¨¨ncia se perd¨ªan en sus querellas internas, ERC ha trabajado con rigor
La voluntarista decisi¨®n de Puigdemont y los suyos de presentar una iniciativa ciudadana ante la Comisi¨®n Europea para que sancione a Espa?a por vulneraci¨®n de derechos fundamentales, que parece condenada a no pasar ni siquiera el primer tr¨¢mite, da a entender que hay sectores dispuestos a seguir con la estrategia de la tensi¨®n y que en Junts per Catalunya se sigue dando prioridad a todo lo que gira en torno al expresident, metido ahora en la pelea por una decisi¨®n de la Junta Electoral Central que parece hecha a su medida. En este contexto de agitaci¨®n, los candidatos de la coalici¨®n en Barcelona tendr¨¢n dificultades para desplegar un discurso genuinamente barcelon¨¦s.
En cualquier caso, quien sale dopado a las elecciones municipales es el PSC. El resultado electoral, aunque est¨¦ todav¨ªa lejos de sus mejores momentos, le rehabilita en el ¨¢rea metropolitana, donde sus alcaldesas aguantaron firmes los momentos m¨¢s dif¨ªciles, y les augura una posici¨®n decisiva en el caso del Ayuntamiento de Barcelona. Donde crece la inquietud es entre los comunes, que se quedan con una sola carta: la fuerza tranquila de la alcaldesa Colau. La derecha, en las generales, ha desaparecido del mapa catal¨¢n. Y solo es noticia por pat¨¦ticos ejercicios de s¨¢lvese quien pueda, como el del inefable Garc¨ªa Albiol renegando ahora de su historial pepero. A Valls, que en ning¨²n momento ha conseguido salir de la sombra, ya s¨®lo le queda el recurso de siempre para atemperar el naufragio: el discurso de la seguridad y del miedo, en el que se diplom¨® en Francia con escaso ¨¦xito.
Caso aparte son las europeas. Puede que muchos encuentren en ellas la urna adecuada para darle gusto al cuerpo, dar rienda suelta a los deseos y simpat¨ªas personales y compensar as¨ª la pulsi¨®n posibilista que ha marcado las generales. La decisi¨®n de la Junta Electoral Central de rechazar las candidaturas de Puigdemont, Com¨ªn y Ponsat¨ª confirma que siempre habr¨¢ en las instituciones del Estado gentes dispuestas a alimentar la confrontaci¨®n. Este caso es especialmente flagrante, por la divisi¨®n que se ha producido a la hora de tomar una decisi¨®n que ni siquiera han avalado el presidente y el vicepresidente de la Junta. Falta saber en qu¨¦ quedan los recursos presentados por los afectados. Pero una vez m¨¢s hay que recordar a quienes ejercen de poderes del Estado que nadie con responsabilidad es ajeno a la virtud de la prudencia, que se funda en la evaluaci¨®n adecuada de los efectos de las decisiones que se toman.
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