Convivir con el bar de Boixos: ¡°No podemos m¨¢s¡±
Vecinos de La Jarra, frecuentado por los radicales del Bar?a, denuncian peleas, ruidos e insalubridad en su comunidad
Es d¨ªa de partido en el Camp Nou. ¡°Uno tranquilo¡±, asegura una vecina que convive con La Jarra, el bar de cabecera de los Boixos Nois, la afici¨®n radical del Bar?a. Sentada en su habitaci¨®n, la mujer, jubilada, explica que hace a?os que malvive con los ruidos, gritos, c¨¢nticos, peleas, orines, v¨®mitos, bengalas y petardos. Tras un tiempo cerrado, esta temporada los hooligans han regresado a La Jarra con a¨²n m¨¢s fuerza.
El bar est¨¢ en una especie de peque?a plaza rodeada de bloques de pisos en la calle de Ar¨ªstides Maillol, frente al Camp Nou. Hoy se han juntado unas 70 personas, cerveza en mano. Por la ventana se cuela alg¨²n grito de ¡°?Puto Espanyol!¡± y se filtra el jolgorio de la gente charlando a las puertas del local. Faltan todav¨ªa dos horas para el partido contra el Liverpool. Que sea un lugar privado con servidumbre de paso es la excusa, asegura la mujer, para que la polic¨ªa no act¨²e.
¡°El s¨¢bado pasado llam¨¦ 14 veces al 112¡±, cuenta otra vecina, empresaria, de 56 a?os, que convive con el bar de cabecera de los Boixos, Cachorros y Casuals desde que el Virginia cerrase e iniciasen un periplo por diversos locales. Los tres grupos han sido declarados radicales y tienen vetado el acceso a los campos de f¨²tbol espa?oles. En La Jarra, a diferencia de en el Camp Nou, pueden lucir sus camisetas con el bulldog de Boixos; otros muchos visten con el uniforme alternativo: de negro, con gorra y tejanos.
El 9 de marzo, los Mossos hicieron una redada en La Jarra y encontraron escondidos en un agujero en el techo del lavabo un martillo, navajas, bengalas, porras extensibles¡ Tirados en la entrada, requisaron una veintena de palos de madera maciza, m¨¢s porras, cuchillos, navajas, pu?os americanos y sacos repletos de escombros y ladrillos. Mientras los Mossos registraban el bar, algunos boixos hac¨ªan el saludo nazi. En total, la polic¨ªa identific¨® a unas 130 personas; dos de ellas llevaban chalecos antibalas. Eran las cinco de la tarde.
¡°Queremos que cierren La Jarra. No podemos m¨¢s¡±, repite una de las vecinas. La empresa Produisa ha denunciado a la propietaria del bar por impago del alquiler. El juzgado de primera instancia n¨²mero 12 de Barcelona ha fijado para el pr¨®ximo 3 de julio la fecha de desahucio, aunque todav¨ªa pueden oponerse las partes, lo que obligar¨ªa a celebrar una vista una semana despu¨¦s, el 9 de julio, indican fuentes judiciales.
La due?a del bar tiene la intenci¨®n de reunir lo que adeuda para solventar el problema y poder seguir adelante con el bar, al menos hasta que empiecen las obras del Camp Nou. Conf¨ªa en que los obreros puedan ayudarla reflotar el negocio, que ahora se centra en el f¨²tbol. ¡°El problema lo tengo con los vecinos, no con los boixos¡±, explica la mujer, que no pertenece a ning¨²n grupo de aficionados del Bar?a. Asegura que exageran con sus quejas y denuncia que ning¨²n negocio ser¨ªa de su agrado. Ella, insiste, pone todo de su parte, y acude siempre al bar para garantizar la convivencia. Adem¨¢s, tiene contratadas a dos personas m¨¢s.
La mujer reabri¨® La Jarra en enero del a?o pasado con su expareja. Los nuevos propietarios empezaron una ¡°actividad de bar normal¡±, explican los vecinos. Pero en abril regresaron los boixos. El due?o se excus¨® ante ellos, aseguran, diciendo que no pudo evitarlo. Luego ¨¦l se fue y dej¨® el negocio en manos de ella, que ahora solo abre los d¨ªas de partido.
¡°Incluso vienen turistas a hacerse fotos¡±, cuentan las vecinas. Mientras hablan, se oyen unos gritos delante de La Jarra. El grupo de 70 personas se prepara para una foto. Han robado pancartas y bufandas de la afici¨®n rival, el Liverpool, y como marca la tradici¨®n hooligan quieren humillarlos fotografi¨¢ndose con su parafernalia del rev¨¦s. Los Mossos, apostados frente al local, se bajan de las furgonetas, con los cascos y las porras en la mano. El gesto es suficiente para que los ¨¢nimos se apacig¨¹en. ¡°?Que se vayan!¡±, gritan algunos, sin demasiada convicci¨®n.
Las pintadas son otro de los problemas para la comunidad de vecinos. ¡°Si son un delito de odio, el Ayuntamiento las quita¡±, indican. Si no, les toca hacerlo a la comunidad ¡°a 90 euros la hora¡±. Una de las ¨²ltimas, r¨¢pidamente borrada, amenazaba al jefe de Mossos que coordina la seguridad con el Bar?a, Llu¨ªs Miquel Venteo. ¡°Venteo, chivato. Tus muertos, rata con chapa. Venteo mu¨¦rete¡±, dec¨ªan los grafitis junto a La Jarra. Tambi¨¦n insultaron la memoria del futbolista del Espanyol que muri¨® de un infarto, Dani Jarque: ¡°Jarque Mate¡±.
Los vecinos insisten en que lo han intentado todo para que cierren el bar: reuniones de distrito, quejas al Ayuntamiento, hablar con Mossos, con la Guardia Urbana¡ El Consistorio alega que ha abierto varios expedientes por temas administrativos a La Jarra como no tener hojas de reclamaciones, no se?alizar debidamente la prohibici¨®n de venta de bebidas alcoh¨®licas a menores de 18, no disponer de licencia ambiental o deficiencias de instalaciones contra incendios. ¡°Es como tener a 160 personas gritando en el comedor de tu casa¡±, insiste una de las vecinas. La mujer, impotente y agotada, ha tomado ya una decisi¨®n: ¡°En septiembre me voy y una de las razones es La Jarra¡±.
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