El renacer de los Boixos
Los Mossos detectan un incremento de peleas y agresiones a manos de los aficionados m¨¢s radicales del Bar?a, impulsados por una nueva facci¨®n de j¨®venes
Est¨¢n sentados, discretos, en la ¨²ltima fila de la segunda grader¨ªa del Gol Nord del Camp Nou. La mayor¨ªa va de negro y sigue el partido contra el Lyon con contenci¨®n. Los goles se celebran agitando y apretando el pu?o, pero poco m¨¢s. Es la vieja guardia de los Boixos Nois. La afici¨®n radical del Bar?a ha ido perdiendo presencia en el campo desde que en 2003 el presidente Joan Laporta les declarase non gratos. Est¨¢n prohibidos como grupo. Si alguno saca una bufanda con su caracter¨ªstico bulldog, seguridad le pide que se la quite sin que ellos renieguen demasiado.
En la calle, la escena es muy distinta. M¨¢s de un centenar de personas se han juntado en La Jarra, un bar a 150 metros del Camp Nou. Unas furgonetas de los Mossos los controlan a lo lejos mientras ellos beben cerveza y charlan. Lo hacen bien visibles, en la puerta del bar, convertido en el nuevo centro de reuni¨®n de los Boixos. La mayor¨ªa ni siquiera entra al campo: unos no pueden y otros ni lo intentan. La diversi¨®n est¨¢ fuera. El s¨¢bado 9 de marzo, en una redada en la Jarra, los Mossos les encontraron un arsenal: 22 palos de madera, 16 porras extensibles, cuatro pu?os americanos, ocho cuchillos, seis navajas, dos espr¨¢is de pimienta, una bolsa llena de piedras, tres sacos con ladrillos y escombros, y pirotecnia. Sospechan que quer¨ªan usarlo contra los seguidores del Olympique de Lyon.
La afici¨®n ultra del Bar?a ha perdido fuerza en el campo y ha ganado musculatura en la calle. Los Cachorros son la nueva savia que corre por las venas del grupo de hooligans, una filial de Boixos, controlada por gente joven y que convive con las viejas glorias. Solo en el ¨²ltimo a?o, los Mossos cuentan una decena de incidentes violentos. Fuera de las estad¨ªsticas policiales quedan los encuentros furtivos con los rivales que nunca salen a la luz.
¡°Les cuesta controlar a los j¨®venes¡±, indican fuentes del entorno del grupo, sobre la convivencia de Cachorros con Boixos, que sigue en manos de sus miembros hist¨®ricos. Uno de ellos es Juan Antonio Romero Ors, alias Jaro, condenado por el asesinato en 1991 de Fr¨¦deric Rouquier, de las Brigadas Blanquiazules del Espanyol. Jaro estaba en La Jarra durante la redada de Mossos, y se identific¨® como responsable del grupo. La polic¨ªa le conoce bien: en 2009 fue detenido de nuevo como miembro de la banda de Los ?ngeles del Infierno. De vez en cuando se deja ver por el Camp Nou, donde entra con su carn¨¦ de socio. El club esgrime que no pueden ir ¡°m¨¢s all¨¢ del ordenamiento jur¨ªdico¡± y echar a alguien que ya ha cumplido con la ley, pero aseguran que est¨¢n ¡°vigilantes¡± para cortar ¡°de ra¨ªz¡± cualquier comportamiento violento.
V¨ªnculos con la extrema derecha
Mientras los Mossos registraban el s¨¢bado 9 de marzo el bar La Jarra, muchos de los 127 boixos identificados iban gritando y haciendo el saludo nazi. Muchos de los seguidores violentos del Bar?a son afines a la extrema derecha. Algunos son espa?olistas, con lazos con partidos como Democracia Nacional, y otros, catalanistas, vinculados a la extinta Unitat Nacional Catalana.
A pesar de eso, la m¨¢xima entre todos ellos que les ha permitido convivir a pesar de las desavenencias ideol¨®gicas es el lema de ¡°Bar?a o muerte¡±. Formalmente, intentan mantener la neutralidad pol¨ªtica, aunque son habituales los s¨ªmbolos fascistas en sus encuentros.
Otra se?al inequ¨ªvoca de la fuerza del entorno radical de Boixos es el corteo (una manifestaci¨®n de hooligans) en mayo del a?o pasado antes del cl¨¢sico contra el Madrid. Nunca antes se hab¨ªan reunido tantas personas en la marcha hasta el Camp Nou, salpicada de pirotecnia, gritos de ¡°Bar?a o muerte¡± y detr¨¢s de una pancarta de Boixos. Fuentes del entorno calculan que hab¨ªa unas 2.000 personas, entre boixos, casuals, cachorros y el resto de grupos, como Supporters Barcelona.
¡°Los de siempre ya no tienen ganas de meterse en jaleos, te fr¨ªen a multas, algunos han entrado en la c¨¢rcel, otros tienen hijos¡¡±, explican personas que conocen la evoluci¨®n de Boixos. Los Cachorros, en cambio, est¨¢n limpios de polvo y paja, ¡°tienen ganas de comerse el mundo¡± y ganarse la fama de ser la afici¨®n radical m¨¢s temida de Espa?a y Europa. Nacieron en la temporada 2016-2017, sobre todo alrededor del Miniestadi, donde ten¨ªan m¨¢s margen de movimiento que en el Camp Nou. Y all¨ª empezaron los incidentes. En 2017, los Mossos tuvieron que intervenir cuando un peque?o grupo increp¨® a la afici¨®n rival en una final de la Champions femenina contra el PSG.
Desde entonces, hasta hoy, las peleas y enfrentamientos han ido en aumento. En junio de 2017, los Cachorros invadieron el campo en un partido contra el Racing. En noviembre, el primer d¨ªa que exhiben sus propias siglas en el Camp Nou, les echaron a mitad del partido por los insultos a los rivales. Y en diciembre, causaron destrozos en un desplazamiento al campo del Villarreal.
En 2018 siguen las trifulcas de la mano de Boixos, buscando a aficiones rivales en Valencia o contra el Espanyol, y la polic¨ªa interviniendo in extremis para evitarlo; agresiones dentro del campo en la Youth League contra seguidores del Atl¨¦tico; una pelea multitudinaria contra aficionados del PSG en Barcelona; otra contra el Chelsea en el Camp Nou o la que tuvieron el pasado noviembre en Madrid contra los Bukaneros.
El club intervendr¨¢?
¡°Esto es a ver qui¨¦n parece el m¨¢s fuerte¡±, indican personas del entorno, siempre desde el anonimato para evitar problemas. Quitan hierro a la peligrosidad de la mayor¨ªa de los seguidores, aunque admiten que algunos son ¡°aut¨¦nticos tarados¡±. Y ponen como ejemplo el partido de ida contra el Lyon. Los Boixos y los Cachorros consiguieron entradas, algunas a trav¨¦s de pe?as de seguidores del Bar?a, explican personas que presenciaron lo sucedido. Los grupos pasaron la tarde bebiendo en los alrededores del campo¡ ¡°Hasta que algunos empezaron a decir de ir al metro a liarla y cogieron cuchillos y de todo del bar. Eso es no estar bien. Una cosa es ir a pegarte y descargar adrenalina, y otra cosa es eso¡±, indican. El Bar?a ha suspendido cautelarmente a dos pe?as y a varios socios por aquellos incidentes.
Los Mossos est¨¢n controlando la evoluci¨®n de Boixos, Cachorros y Casuals. Por ahora, la polic¨ªa catalana y el club han ganado la primera batalla: la Comisi¨®n Antiviolencia los ha decretado grupos violentos y no podr¨¢n ir juntos como grupo ni exhibir sus s¨ªmbolos en ning¨²n campo de Espa?a. Otra de las preocupaciones es ver la implantaci¨®n que tienen sobre el Espacio de Animaci¨®n del Bar?a, una grada a la que tienen prohibida la entrada la mayor¨ªa de los Boixos hist¨®ricos. Pero fuentes del entorno aseguran que los Cachorros mantienen un control bajo mano y varios de ellos entran al espacio y controlan la animaci¨®n. El club subraya que intervendr¨¢. ¡°No podemos permitir que otros aficionados pasen miedo por su culpa¡±, aseguran. ¡°Manchan nuestro nombre porque van con una bandera del Bar?a¡±, condenan.
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