Las malas madres
Maite Egoscoz¨¢bal, soci¨®loga del Club de Malasmadres: ¡°El 54% de las mujeres reconocen que son las encargadas de realizar las tareas invisibles¡±
Ella no sabe hacer croquetas, pero gestiona una docena de grupos de WhatsApp de sus tres hijos. ?l hace unas croquetas de tres estrellas Michelin. Ella no sabe coser, pero planifica tres lavadoras diarias en horas de bajo consumo. Recuerda la hora del piano y cu¨¢ndo toca motricidad, pero a veces recoge tarde del cole a sus ni?os. ?l siempre llega a tiempo al f¨²tbol del ni?o. Cuando ya no aguanta m¨¢s, ella le deja el m¨®vil a la m¨¢s peque?a. Y cuando se da cuenta, ya ha pasado media hora. Entonces se siente muy culpable y promete en voz alta que no lo volver¨¢ a hacer. Ella quiere salir de noche (¨¦l tambi¨¦n), pero esta noche no podr¨¢ ser ¡ªcomo las ¨²ltimas cinco mil¡ª y en su cama ya hay dos ni?os durmiendo. Se siente fatal cuando grita mucho. O cuando no grita, pero se ve a s¨ª misma soltando palabrotas para sus adentros.
Ella es una mala madre. El concepto no es nuevo. De hecho lleva mucho tiempo en Internet y fuera. Uno de sus grandes impulsores fue el Club de Malasmadres, que naci¨® en 2014 en Madrid de la mano de Laura Baena. Ella empez¨® a desahogarse en las redes sociales. Sal¨ªa tarde de trabajar, se sent¨ªa mala profesional, mala esposa, no pod¨ªa cumplir con todo. ¡°De un sentimiento individual conect¨¦ con una necesidad social de desmitificar la maternidad, romper el mito de la madre perfecta y luchar por un nuevo modelo social de madre que representara a las mujeres madres de mi generaci¨®n. Con mucho humor fuimos compartiendo los intentos fallidos por ser una madre perfecta y convirti¨¦ndonos en la voz de la conciliaci¨®n. En este pa¨ªs ser madre y profesional parece imposible¡±, explica Baena. Pasado el boom inicial, ?qu¨¦ valoraci¨®n hacen? Siguen ah¨ª. Queda mucho por hacer. La comunidad ya es m¨¢s que un blog y cuenta con 700.000 malasmadres en redes sociales. Este a?o han querido viajar a ciudades. En noviembre estuvieron en Barcelona ¡°para malamadrear; fue un ¨¦xito¡±.
¡°Hay que romper el mito de la madre perfecta y luchar por otro modelo¡±
¡°En estos cuatro a?os hemos avanzado, hay mucha gente que ya no tiene pudor, que ha salido del armario, aunque una de las cosas que sigue pesando es el sentimiento de culpa que cargan las madres y que viene dado por las normas que nos inculcan desde peque?as y que tenemos que cumplir. Nuestra labor es visibilizar y poner nombre a las cosas¡±, reivindica la soci¨®loga y miembro del Club de Malasmadres, Maite Egoscoz¨¢bal, residente en Tarragona. La soci¨®loga se refiere a un estudio en el que se analizaba el reparto de tareas en casa. ¡°Nos dimos cuenta que hay una mayor implicaci¨®n de los hombres en las tareas que en generaciones anteriores, pero las que hacen los padres son de ejecuci¨®n y son visibles porque tienen un claro principio y fin. Y luego est¨¢n las que no se ven, como la organizaci¨®n y planificaci¨®n, que resultan dif¨ªciles de cuantificar en el tiempo: son las llamadas tareas invisibles. El 54% de las mujeres reconocen que son las encargadas de realizar las tareas invisibles¡±. El estudio tambi¨¦n apunta que la presencia de la mujer en el mercado laboral no ha cambiado la situaci¨®n en los hogares, incluso en aquellos casos en los que la mujer es la principal proveedora de ingresos en la familia. En las parejas donde ambos aportan la misma cantidad de ingresos, el desequilibrio sigue presente en todas las actividades dom¨¦stico-familiares, seg¨²n el informe Somos equipo del Club de Malasmadres.
Diana L¨®pez Varela, periodista y autora de No es pa¨ªs para co?os, est¨¢ a punto de lanzar el libro Maternofobia, retrato de una generaci¨®n enfrentada a la maternidad. Ella lo tiene claro: ¡°Las mujeres heterosexuales tenemos otro reto dificil¨ªsimo del que se habla mucho menos: es encontrar a hombres que ejerzan la paternidad sin complejos y a tiempo completo. Incluso aunque la pareja se rompa. Se habla mucho de conciliaci¨®n laboral, que es important¨ªsima, pero muy poco de los se?ores que siguen pensando que su labor es llevar dinero a casa y no saben ni qu¨¦ medicinas tienen que tomar sus criaturas¡±.
La realidad es que unas y otras antes de ser madres pensaron, o no pensaron mucho, que despu¨¦s seguir¨ªan siendo libres. ¡°Cuando una no es madre tiende a pensar que no cometer¨¢ tal o cual error, que los hijos no nos limitar¨¢n, que nuestra libertad no estar¨¢ condicionada por nuestra fertilidad. Pero lo cierto es que ninguna, por muy punkis que nos creamos, est¨¢ libre de caer en las mismas trampas que criticamos tan alegremente desde la barrera¡±, a?ade L¨®pez Varela en un correo electr¨®nico.
Raquel, psic¨®loga de 42 a?os, es madre de dos hijos de 10 y 12 a?os. ¡°La verdad es que no me planteo mucho c¨®mo me veo. Yo creo que mientras los ni?os son muy peque?os la faceta de madre te absorbe de tal forma que dejas de ser t¨² con nombres y apellidos para pasar a ser ¡®la madre de¡¯. A medida que los ni?os son m¨¢s aut¨®nomos, como es mi caso, la faceta profesional, as¨ª como el tiempo libre, vuelven a ganar protagonismo. Adem¨¢s, tienes m¨¢s tiempo para volver a mirarte al espejo con detenimiento y ocuparte de ti¡±.
Baena escribe algunas ideas para todas aquellas malas madres que se sienten malas madres: ¡°Que se r¨ªan de sus fallos. Que no se sientan solas. Que luchen a diario por conciliar¡±.
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