Rib¨®, un hombre tranquilo a prueba de cambios
El alcalde de Valencia gobernar¨¢ otros cuatro a?os con el apoyo de los socialistas
Sorprendi¨® a propios y extra?os cuando, reci¨¦n elegido alcalde de la tercera capital espa?ola, Joan Rib¨® lleg¨® hace cuatro a?os al Ayuntamiento en bicicleta y la aparc¨® en las cocheras municipales, donde su predecesora, Rita Barber¨¢, del PP, ten¨ªa siempre listo el coche oficial. Lo siguiente fue rechazar en la ceremon¨ªa de su investidura la vara de mando municipal: ¡°No es un s¨ªmbolo que represente mi forma de gobernar¡±, dijo entonces; y abri¨® las puertas y el balc¨®n del Consistorio a los vecinos despu¨¦s de permanecer cerradas salvo en ocasiones especiales.
Parece un hombre tranquilo, no al estilo de John Wayne en la pel¨ªcula de John Ford, en la que el protagonista ocultaba una pasado violento, sino el de un paciente aficionado a la monta?a acostumbrado a recorrer todos los senderos de la oposici¨®n pol¨ªtica donde ha transitado la mayor parte de su vida. Sobrio, ajeno a la demostraciones populistas, da la impresi¨®n de que estuviera de vuelta de todo.
No en vano ya cuenta con 71 a?os y una larga trayectoria a sus espaldas. Primero perteneci¨® al Partido Comunista, luego fue coordinador de Esquerra Unida del Pa¨ªs Valenci¨¤ y diputado por esta formaci¨®n en las Cortes Valencianas entre 1995 y 2007. En plena crisis de esta formaci¨®n y despu¨¦s de 30 a?os de militancia, dej¨® la pol¨ªtica y volvi¨® a ocupar su plaza de profesor de Qu¨ªmica en un instituto de Secundaria valenciano. Parec¨ªa destinado al retiro pol¨ªtico, cuando Comprom¨ªs lo recuper¨® en las elecciones de 2011 para conquistar la cumbre del Ayuntamiento de Barber¨¢, entonces un aut¨¦ntico Everest.
Los pron¨®sticos no eran halag¨¹e?os para la formaci¨®n valencianista pero las urnas le dieron tres concejales de una tacada. Y se convirti¨® en el azote de una de las alcaldesas m¨¢s populares del pa¨ªs, oblig¨¢ndola, por ejemplo, a retirar al dictador Francisco Franco el t¨ªtulo de alcalde de honor de la ciudad. Era de los pocos que no se mostraba intimidado por la carism¨¢tica personalidad de la regidora.
Solo cuatro a?os despu¨¦s, Rib¨® consigui¨® nueve ediles, casi empatado con el PP de Barber¨¢, y puso fin a 24 a?os ininterrumpidos de gobiernos conservadores en Valencia. Su alianza con los cinco concejales del PSPV-PSOE y los tres de Valencia en Com¨² ¡ªla uni¨®n de Podemos e independientes¡ª han procurado un gobierno estable a la ciudad. ¡°Me siento muy satisfecho de poder decir a d¨ªa de hoy que Valencia es la ¨²nica gran ciudad espa?ola que tiene los presupuestos aprobados. Ni los Gobiernos del cambio encabezados por Podemos, ni la Sevilla del PSOE ni la M¨¢laga del PP tienen sus cuentas aprobadas¡±, presum¨ªa.
Rib¨® ha abanderado la peatonalizaci¨®n de calles en el centro hist¨®rico, ha puesto coto al coche y ampliado la red de carriles bici. ¡°Hemos pasado del todo por el coche privado a repartir el espacio p¨²blico entre todos¡±, reiteraba recientemente pese a las cr¨ªticas de los grupos de la oposici¨®n y de vecinos.
El pol¨ªtico cogi¨® una ciudad acostumbrada a eventos como la Copa del Am¨¦rica o un gran premio de F¨®rmula 1 y la reconvirti¨® en sede de un encuentro mundial por la alimentaci¨®n sostenible. Tambi¨¦n se plant¨® ante la posibilidad de que un grupo inversor abriese en la Marina un gran casino: ¡°Valencia no es Las Vegas¡±, asegur¨®.
La noche del domingo, con m¨¢s del 90% del voto escrutado, los nervios en Comprom¨ªs empezaron a diluirse despu¨¦s de horas de incertidumbre, en las que la derecha acortaba distancias a pasos agigantados. Rib¨®, fiel a su esp¨ªtiru se mantuvo tranquilo. Al menos, lo parec¨ªa, hasta que sus compa?eros le obligaron a saltar para festijar su victoria.
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