Okupas, mafias y pol¨ªticos
La frase de Bertolt Brecht empuja a los vecinos de Sant Roc a continuar: ¡°Hay personas que luchan un d¨ªa y son buenas. Otras luchan un a?o y son mejores. Pero las hay que luchan toda la vida: son las imprescindibles¡±
Pasan unos minutos del mediod¨ªa del mi¨¦rcoles 5 de junio. Frente al n¨²mero 18-20 de la calle C¨¢ceres del badalon¨¦s barrio de Sant Roc se agrupan una veintena de personas. Todo est¨¢ atado, pero ellas temen que la llegada de la comitiva judicial d¨¦ al traste con el acuerdo alcanzado. La familia formada por Tom¨¢s, Tanta, Vioral y Andrea y los dos hijos de estos ¨²ltimos saben desde hace algo m¨¢s de 24 horas que no va a haber desahucio. Son rumanos. Llegaron hace de 15 a?os a Espa?a. Su noche m¨¢s triste y amarga la vivieron hace exactamente seis meses. De su piso de la calle Marqu¨¦s de Mont-Roig 244 partieron las llamas que la pasada vigilia de Reyes acabaron con la vida de tres personas. Estigmatizados por el Ayuntamiento de Badalona, que los considera okupas que pinchan la luz y, adem¨¢s, acusados de homicidio involuntario por el incendio, la familia no ha recibido ning¨²n tipo de ayuda. Solo ha habido declaraciones del alcalde de la ciudad, el socialista ?lex Pastor, comprometi¨¦ndose a acabar con las ocupaciones ilegales y con aquellos que pinchan la luz para alimentar su plantaci¨®n de marihuana. No es el caso de esta familia y lo saben. Pero el discurso de la criminalizaci¨®n de la pobreza que tantas tardes de gloria proporcion¨® al ex alcalde del PP Xavier Garc¨ªa Albiol da votos y mantiene la llama de la xenofobia y del prejuicio est¨²pido.
El caso es que, con las puertas de la administraci¨®n municipal cerradas, la familia rumana ¡°alquil¨®¡± por 400 euros mensuales un piso en la calle de C¨¢ceres que no era propiedad del presunto arrendador. Cuando las administraciones huyen, su espacio es ocupado por mafias que act¨²an como reguladoras de la presi¨®n social: facilitan pisos a precios asumibles, una funci¨®n de la que no cumplen las instituciones p¨²blicas. As¨ª consigui¨® el piso de la calle C¨¢ceres la familia rumana. El arrendador real no reside ah¨ª desde hace 11 a?os, y sobre la vivienda pesaba una amenaza de ejecuci¨®n hipotecaria que el Banc Sabadell iba a hacer efectiva estos d¨ªas. Gracias al trabajo de la plataforma Sant Roc Som Badalona, esa sociedad civil que pone entusiasmo, ganas y trabajo donde las instituciones solo saben meter jueces y polic¨ªa, se ha abierto la negociaci¨®n y la esperanza. El abogado de la propiedad y la procuradora han puesto su grano de arena humano para evitar que otra familia pase a engrosar la n¨®mina de esas 14.000 que son desahuciadas en Catalu?a anualmente. Ante estas situaciones cobran valor iniciativas como el Servicio de Intervenci¨®n en la P¨¦rdida de Vivienda (SIPHO, son sus siglas en catal¨¢n) desarrollado por el gobierno de Ada Colau en Barcelona. Ese es un ejemplo de ciudades donde la administraci¨®n no ha tirado la toalla en la lucha por amortiguar los efectos salvajes de la crisis. Tiene m¨¦rito con una Generalitat desaparecida, disc¨ªpula del obispo Berkeley, y entregada a predicar que la realidad solo existe en la rep¨²blica. Todo queda, pues, al albur de los gobiernos locales. Pero ni todos los alcaldes son iguales ni tienen las mismas prioridades. El equipo de gobierno de Badalona, por ejemplo, adem¨¢s de su inacci¨®n expuls¨® hace meses a la plataforma Sant Roc Som Badalona de las dependencias municipales donde ten¨ªa su sede.
Hoy mi¨¦rcoles, la comitiva judicial como era previsible no ha aparecido. La concentraci¨®n de apoyo a los inquilinos de la calle de C¨¢ceres re¨²ne a las dos mujeres de la familia rumana. Junto a ellas, las dos almas de la plataforma ciudadana ¡ªCarles y Enric¡ª y mujeres magreb¨ªes, de etnia gitana y latinas. Entre quienes expresan su solidaridad se encuentra Bahija, una marroqu¨ª que viv¨ªa en la misma finca siniestrada de la calle Marqu¨¨s de Mont-Roig y cuyo marido, Yassine, salv¨® la vida de varios vecinos a riesgo de la suya propia por lo que recibi¨® el reconocimiento del barrio de Sant Roc y cartas de felicitaci¨®n del alcalde y del presidente de la Generalitat, que para eso s¨ª que asomaron la nariz. Ahora Yassine, Bahija y su familia viven en Montigal¨¤. Hasta el pr¨®ximo oto?o los pisos de Marqu¨¨s de Mont-Roig no estar¨¢n de nuevo habitables.
Barcelona es un ejemplo de ciudad donde la administraci¨®n no ha lanzado la toalla en la lucha para amortiguar los efectos salvajes de la crisis
Desde la fachada del cercano centro parroquial de Sant Roc, una frase de Bertolt Brecht empuja a los vecinos a continuar su carrera de fondo para ganar el pulso a especuladores, pol¨ªticos incompetentes, fondos buitre y burocracia judicial: ¡°Hay personas que luchan un d¨ªa y son buenas. Otras luchan un a?o y son mejores. Pero las hay que luchan toda la vida: esas son las imprescindibles¡±.
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