La Trinidad de Gubaidulina
La Sinf¨®nica cierra su temporada con la m¨ªstica de Gubaidulina y la brillante indecisi¨®n patol¨®gica de Bruckner
La Orquesta Sinf¨®nica de Galicia, dirigida por su titular, Dima Slobodeniouk, ha celebrado en su sede del Palacio de la ?pera de A Coru?a sus ¨²ltimos conciertos de abono de la temporada. En programa, el estreno en Espa?a del Concierto para viol¨ªn, violonchelo, bayan y orquesta, de Sof¨ªa Gubaidulina (n. 1931), y la Sinfon¨ªa n? 4 en mi bemol mayor, ¡°Rom¨¢ntica¡±, de Anton Bruckner (1824 - 1896)
El tambi¨¦n llamado ¡°Triple concierto¡± de Gubaidulina fue un encargo de la NDR Radio Philharmonic de Hannover, la Boston Symphony Orchestra, el Carnegie Hall y la Zurich Tonhalle Orchestra. Completado por su autora a finales de 2016, el concierto se estren¨® por la orquesta estadounidense el 23 de febrero de 2017 por Baiba Skride, viol¨ªn; Harriet Krijgh, violonchelo y la bayanista Elsbeth Moser.
El estreno espa?ol de la obra ha sido realizado en A Coru?a por Skride y Krijgh junto a Martynas Levickis al acorde¨®n. Con el uso de este instrumento en sustituci¨®n del bayan parece resentirse algo la b¨²squeda de la capacidad de atracci¨®n y repulsi¨®n ac¨²stica a trav¨¦s de los diferentes intervalos explorados por la compositora t¨¢rtara. Como Slobodeniouk confirm¨® a este diario tras el concierto, las notas iniciales de la obra suenan en el bayan una octava m¨¢s grave que la alcanzada por el acorde¨®n. Menos apreciable a golpe de o¨ªdo es la diferencia de contrastes t¨ªmbricos entre el instrumento de fuelle y los de cuerda.
A lo largo de toda la extensi¨®n de este Triple concierto subyace el concepto de trascendencia siempre presente en Gubaidulina, el que los aficionados de A Coru?a ya pudieron sentir en la versi¨®n de Offertorium ofrecida en 2002, de cuyo final hay una impresionante grabaci¨®n en You Tube. La interpretaci¨®n de la orquesta fue realmente soberbia desde el impresionante canto en el registro grave de la tuba que sigui¨® a la primera intervenci¨®n del acorde¨®n.
Fueron asimismo de destacar los sucesivos di¨¢logos de viol¨ªn y chelo, de estos con el acorde¨®n y del tr¨ªo con las diferentes secciones de la orquesta. Result¨® especialmente notable el contraste entre la luminosidad de algunos de sus pasajes en agudo con la oscuridad t¨ªmbrica de los metales en el grave. Estos propiciaron momentos en los que parec¨ªa sentirse la invasiva vibraci¨®n del aleteo de un gran insecto c¨®smico. El canto de viol¨ªn y chelo junto a la trompeta en registro agudo trajo ¡°la luz del fin¡± que Gubaidulina parece buscar sin descanso en sus obras.
La segunda parte del concierto estuvo protagonizada por el Bruckner m¨¢s prontamente reconocido: el que entr¨® en el Olimpo de la gloria con esta Sinfon¨ªa rom¨¢ntica reconocida al fin por el p¨²blico vien¨¦s de la ¨¦poca, tan influido por la cr¨ªtica de los Hanslick y compa?¨ªa. La versi¨®n ofrecida fue un h¨ªbrido entre dos¨Cla de Hass y la de Nowack- de las cinco versiones y revisiones de la obra: la de 1878 con el finale de la de 1880. La misma que ya utiliz¨® la OSG con el gran Stanislaw Skrowaczeski en su inolvidable concierto de 2014. Puede verse y escucharse esta gran versi¨®n en el canal de You Tube de la OSG.
La lectura que hizo Slobodeniouk el viernes estuvo marcada por su habitual excelente exposici¨®n de planos sonoros y su gran control del sonido, tanto desde el punto de vista de la potencia sonora como desde el del timbre. De esta forma, resalt¨® brillantemente la diferencia entre las diferentes secciones de cada movimiento.
Esto ya fue evidente entre los dos temas del Bewegt, nich zu schnell, con un primero marcado por la trompa de Nicol¨¢s G¨®mez Naval. Su excelente intervenci¨®n y sus di¨¢logos con oboe, flauta clarinete y fagot fueron como bordados sobre el tejido muy bien tensado por Slobodeniouk sobre el bastidor de la orquesta. El segundo, en cambio, estuvo tocado por la levedad inicial de unos violines en estado de gracia. Hay que se?alar el canto de su tema por los chelos y la atinada gradaci¨®n del crescendo que conduce a su final.
El segundo, Andante quasi allegretto, fue el reino de la secci¨®n de violas, tanto en su canto inicial como en su posterior repetici¨®n sobre pizziccati de las otras cuerdas. En el Scherzo, Bewegt qued¨® patente el contraste entre la potente escena de caza con el encantador Trio que Bruckner escribi¨® como centro del movimiento. La repetici¨®n de la primera permiti¨® valorar una vez m¨¢s la ya habitual excelencia de la secci¨®n de trompas de la OSG.
El Finale fue otra muestra del buen hacer de orquesta y director, marcando m¨¢s que en otros el contraste din¨¢mico. Unos tempi algo aligerados compensaron en este, como en anteriores movimientos, alguna pasajera ca¨ªda de esa tensi¨®n interna de principio a fin que requiere la obra sinf¨®nica del maestro austriaco.
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