Un Garc¨ªa Lorca para el siglo XXI
El flamenco electr¨®nico y experimental de Membrives convence en Barcelona
Volver a Garc¨ªa Lorca una vez tras otra es algo necesario para la salud mental. Y se puede volver a Lorca de muchas maneras y, probablemente, todas ser¨¢n buenas. La jienense Mariola Membrives no ha escogido una de las m¨¢s f¨¢ciles, ni mucho menos, pero los resultados de su por ahora ¨²ltimo regreso a Lorca (ha realizado otros antes) son tan sorprendes como estimulantes.
Membrives presentaba en directo en Barcelona su ¨²ltimo disco sobre las canciones populares que Garc¨ªa Lorca grabara con La Argentinita en 1931. La cantante lo grab¨® en compa?¨ªa de Marc Ribot: el guitarrista estadounidense no est¨¢ en la gira, pero en el escenario su ausencia estuvo perfectamente enmendada.
Mariola Membrives Guitar Band
El Dorado, Sala Sandaru
Barcelona, 20 de junio de 2019
Una voz jonda que no canta flamenco, dos guitarras el¨¦ctricas con profusi¨®n de distorsiones y un tromb¨®n oculto por la manipulaci¨®n electr¨®nica no es lo que se podr¨ªa denominar un cuadro flamenco. En ese entorno, las canciones populares del maestro granadino cobraron una forma distinta, m¨¢s afilada, incluso cortante, pero manteniendo esa emoci¨®n que va directa a los sentidos.
La propuesta de Membrives se ha de o¨ªr sin prejuicio alguno, olvidando cualquier versi¨®n anterior, simplemente dej¨¢ndose llevar por palabras que conocemos de memoria y la deconstrucci¨®n de ritmos y melod¨ªas que, a pesar de su voladura electr¨®nica, siguen clavados en la tierra.
Flamenco electr¨®nico, flamenco experimental... lo que sea, tanto da. Garc¨ªa Lorca en pleno siglo XXI, una ¨¦poca en la que, como dijo la misma cantante, lo natural es la fusi¨®n.
Membrives se raj¨® de arriba a abajo ya desde el primer tema, sin tregua, llegando en alg¨²n momento hasta el l¨ªmite del estremecimiento. Del Anda jaleo a Caf¨¦ de Chinitas, del Zorongo gitano a los Cuatro Muleros y entremedio retazos de su anterior trabajo sobre el Omega de Morente del que sobresali¨® una versi¨®n del Peque?o vals vien¨¦s de Leonard Cohen. Y a su lado dos grandes guitarristas (dos caras de esas que casi nadie conoce, pero que est¨¢n siempre detr¨¢s de grandes nombres): Osvi Grecco y Javier Pedreira crearon un fascinante entramado de sensaciones electr¨®nicas cruzadas.
Membrives triunf¨®, todo el p¨²blico en pie aplaudiendo, sin transitar caminos trillados. Y casi tan importante es eso como que sucediera en una sociedad flamenca. Claro que en la sala El Dorado viven el flamenco presente y sus conciertos de cada jueves en Parc Sandaru huyen de etiquetas y rompen con los prejuicios de la especialidad que, no nos enga?emos, en otros ambientes similares son muchos y muy nocivos.
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