Carlos Gonz¨¢lez, o el liderazgo moral
El profesor de Derecho Penal y magistrado falleci¨® el pasado 30 de junio en Barcelona a los 72 a?os
Nacido en Guriezo (Cantabria) hace 72 a?os, Carlos Gonz¨¢lez empez¨® sus estudios de Derecho en la Universidad de Barcelona en 1971, y all¨ª empez¨® su proyecci¨®n p¨²blica. Fue un l¨ªder estudiantil de los mejores en aquella ¨¦poca convulsa. Brillante delegado de curso, lleg¨® a trabajar con Fabi¨¢n Estap¨¦ en el breve periodo de su rectorado aperturista, como subdelegado de los estudiantes de la universidad. Ya licenciado, comenz¨® a dar clases de Derecho penal en la misma Universidad de Barcelona. Tuvo tambi¨¦n responsabilidades de gesti¨®n en el Centro de Estudios Jur¨ªdicos y de Formaci¨®n Especializada de la Generalitat, para ingresar m¨¢s tarde en la judicatura. Ya magistrado, y una etapa como docente asociado en la UAB, pas¨® en 2006 a dirigir la Escuela de Polic¨ªa de Catalunya, pilotando su transformaci¨®n para convertirse en el Instituto de Seguridad P¨²blica de Catalunya, que dirigi¨® hasta 2010. Luego volvi¨® a sus tareas de magistrado, hasta su jubilaci¨®n
Con los datos y las fechas precedentes, cualquiera puede intuir un cierto perfil de Carlos Gonz¨¢lez. L¨ªder estudiantil durante la dictadura, perteneci¨® a los grupos de izquierda hegem¨®nicos en aquellas fechas: el PSUC y Bandera Roja. La imagen es clara, pero como a veces pasa a la historia reducida a un esquema, conviene contextualizarla. En aquella ¨¦poca, se llegaba a militar en las organizaciones antifranquistas por razones ideol¨®gicas y ¨¦ticas. Llevar a la pr¨¢ctica las ideas pol¨ªticas era algo que no pod¨ªa hacerse sin contar con convicciones ¨¦ticas, de las que permit¨ªan asumir los riesgos de c¨¢rcel y tortura inherentes a la lucha antifranquista. Y esos riesgos eran mayores en la medida en que se era un personaje conocido en el ¨¢mbito universitario. Carlos Gonz¨¢lez era uno de ellos. Era un l¨ªder, que siempre era escuchado con atenci¨®n en las asambleas y los claustros. Pero era un l¨ªder con unas caracter¨ªsticas poco comunes, que han dejado una huella imborrable en quienes le conocimos desde aquellos a?os.
Como personaje p¨²blico era brillante. En la media distancia llamaba la atenci¨®n por su sensatez persuasiva. Era muy dif¨ªcil no coincidir con ¨¦l, a pesar de no compartir sus ideas pol¨ªticas. Lo que explicaba con claridad, parec¨ªa siempre pensado y argumentado. Con una nota a?adida, que ayuda a entender su prestigio entre sus compa?eros y sus profesores: no hab¨ªa en ¨¦l ni una sombra del complejo de superioridad moral que aquejaba a algunos militantes de izquierda. Era riguroso y educado en sus intervenciones, hablando siempre desde la convicci¨®n. Por ello recibi¨® el respeto y el apoyo de sus compa?eros de aula, donde tambi¨¦n destacaba como excelente estudiante.
Quienes tuvimos la oportunidad de tratarlo m¨¢s de cerca, en la Facultad y durante m¨¢s de cuatro d¨¦cadas, conocimos otras dimensiones de la personalidad de Carlos. Su s¨®lida cultura, que sobrepasaba las lecturas militantes de las izquierdas de aquellos a?os, era una de esas facetas que solo se percib¨ªan de cerca, alejado como estaba de cualquier pedanter¨ªa. Sobre todo, le caracterizaba un enorme sentido del humor. Era capaz de encontrar la iron¨ªa en todo, empezando por sus propios proyectos y propuestas. Justamente eso los hac¨ªa m¨¢s atractivos y convincentes, y era una excelente vacuna para no caer en el engolamiento y limitar la solemnidad a lo estrictamente necesario.
La enfermedad se lo llev¨® el pasado 30 de junio, y sus muchos amigos lo seguiremos considerando un referente. Pensaremos en ¨¦l cuando tengamos que explicar qu¨¦ es un l¨ªder moral: alguien que da ejemplo sin imponerlo, que lucha con serenidad por una causa noble y que no escatima afectos ni carcajadas.
Xavier Arb¨®s Mar¨ªn es catedr¨¢tico de derecho constitucional de la Universidad de Barcelona.
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