¡°Las mujeres transexuales ya no nos callamos¡±
Valeria Vegas, periodista y escritora, se?ala que las mujeres trans han sido relegadas dentro del colectivo LGTBI
Valeria Vegas (Valencia, 33 a?os) es periodista y escritora. Reside en la capital desde 2015 y es autora, entre otros, de la autobiograf¨ªa de La Veneno (Digo, ni puta ni santa, escrita conjuntamente con el icono y autopublicada) y del ensayo Vestidas de azul. An¨¢lisis social y cinematogr¨¢fico de la mujer transexual en los a?os de la transici¨®n espa?ola. ¡°Considero que las mujeres trans hemos sido las ¨²ltimas dentro del colectivo LGTBI¡±.
?D¨®nde cree que enra¨ªza esa discriminaci¨®n?
Hay un sector de gais ¡ªprincipalmente, hombres blancos cis homosexuales¡ª que han sido machista y mis¨®ginos con las mujeres, especialmente con las trans. Aunque el gay sufra el machismo, tambi¨¦n puede ser machista pues replicas lo mismo que te han hecho. Si los gais van en el primer vag¨®n de la lucha por los derechos, las mujeres trans vamos en el ¨²ltimo.
?Es la discriminaci¨®n m¨¢s dura hacia los hombres trans o hacia las mujeres?
Los hombres trans est¨¢n mejor y ellos lo reconocen. Socialmente, y en una sociedad machista y heteropatriarcal, la mujer que transita a hombre sube de estatus. La mujer trans siempre va la ¨²ltima en todos los aspectos: en los trabajos, en el passing¡
?Qu¨¦ es el passing?
Es lo que muchas veces desea una persona transexual para pasar desapercibida a ojos de la sociedad, lejos de miradas inquisitivas. Cuando alguien que no te conoce te ve y te identifica con el g¨¦nero que te define. Pero tambi¨¦n es un arma de doble filo porque la sociedad te est¨¢ aceptando no por qui¨¦n eres, sino por lo que ellos consideran aceptable. Si un hombre trans se deja barba y va a buscar trabajo en Mercamadrid, le contratan. Una mujer trans no lo tiene tan f¨¢cil ni para trabajar en Mercamadrid ni en una tienda. Las mujeres trans somos v¨ªctimas del machismo.
El feminismo tambi¨¦n ha discutido sobre excluir a las trans.
Solo lo ha hecho una parte minoritaria y ruidosa. Alegan que la mujer trans se vende al hombre y que est¨¢ estereotipada. Pero tambi¨¦n hay mujeres cis estereotipadas y nadie las expulsa de un movimiento. En el fondo no pasa nada: la mayor¨ªa de las mujeres feministas entienden que la uni¨®n hace la fuerza y nos apoya.
?C¨®mo ha afectado esa discriminaci¨®n a la consecuci¨®n derechos?
Parec¨ªa que en 2005, con la Ley de matrimonio igualitario de Zapatero los derechos ya eran plenos para la comunidad, pero no fue as¨ª. No vale solo con casarte ¡ªy heteronormalizarte¡ª, tambi¨¦n hay que pedir respeto. En esa ¨¦poca hubo cierto relajo: no se revindicaba nada m¨¢s.
?Qu¨¦ faltaba por hacer?
Mucho. En 2007, se aprob¨® la Ley de identidad de g¨¦nero, que permite a las personas trans modificar su DNI sin pasar antes por un quir¨®fano. Ocurri¨® tras una huelga de hambre de las mujeres trans que estaban machacadas en c¨¢rceles masculinas [se las met¨ªa ah¨ª porque en su DNI dec¨ªa que eran hombres]. Esta norma fue un gran avance en Europa: en esa ¨¦poca, muchos pa¨ªses no ten¨ªan una ley semejante. Por otro lado, una d¨¦cada despu¨¦s del matrimonio igualitario, nos dimos cuenta de que necesit¨¢bamos tipificar los ataques al colectivo como un delito espec¨ªfico, el de odio.
La ley integral contra la Lgtbifobia fue aprobada por el PP de la Comunidad de Madrid, con Cristina Cifuentes como presidenta, pero luego los colectivos han lamentado que est¨¦ "vac¨ªa". Es decir, que no se ejecuta como deber¨ªa, ?por qu¨¦ cree que ocurre esto?
El PP quiere empatizar con el colectivo, pero no saben c¨®mo hacerlo. Y es algo que no solo pasa en sectores de la derecha. A m¨ª me han llegado a decir: tengo una amiga que es mujer de verdad. ?Qu¨¦ pasa que yo soy una mujer de mentira! Para mejorar esa empat¨ªa, yo recomiendo que se involucren con la cultura, que es la que nos ha ense?ado a acercarnos a la realidad LGTBI. Tenemos grandes creadores y creadoras que eran homosexuales y que se sab¨ªa. Sus trabajos han aportado una visi¨®n que los dem¨¢s han tenido que aceptar. La cultura es un arma poderosa que hemos tenido en este pa¨ªs.
?Podr¨ªa los derechos del colectivo queer ser malditos: que igual que avanzan puedan retroceder?
No lo creo. Vivimos un momento en el que la informaci¨®n fluye. ?Recuerdas lo de aquel bus horroroso de Hazte O¨ªr? Fue un esc¨¢ndalo en redes y no todas las que protestaban eran trans; la mayor¨ªa eran personas cis. Si intentaran recortar derechos, nos enterar¨ªamos muy r¨¢pido. Y har¨ªamos algo. La comunicaci¨®n online nos conecta a todos y es muy f¨¢cil compartir.
Tambi¨¦n facilita la intoxicaci¨®n...
Ocurre y ha ocurrido siempre. Investigando para el ¨²ltimo libro que escrib¨ª, donde recojo la imagen que se daba de los personajes trans, me llam¨® mucho la atenci¨®n una portada de ABC de mediados de los ochenta: ¡°Redada de travestis en la Castellana¡±. Nunca han hecho eso con prostitutas cisg¨¦nero: les molestaban las putas trans. La cr¨®nica era tr¨¢nsfoba con detalles desagradables como tratar en masculino a esas mujeres. Las mujeres trans estaban acostumbradas a recibir golpes y callarse; ahora ya no nos callamos.
?Qu¨¦ ha aportado el Orgullo a Madrid?
Es el Orgullo por excelencia y se ha convertido en una referencia. Es una celebraci¨®n de los derechos y una reivindicaci¨®n ¡ªy este a?o lo va a ser m¨¢s¡ª. Adem¨¢s, ha contagiado esa sensaci¨®n a muchas otras ciudades. Aunque nos parezca que en la capital que todo est¨¢ bien, eso no es as¨ª. En los pueblos el colectivo no est¨¢ bien; a la 1 de la ma?ana al salir del Metro si te miran mal, te generan miedo y eso tampoco est¨¢ bien. Hay que seguir luchando. Por eso, el Orgullo de Madrid es inspirador.
Las actrices del destape
Valeria Vegas investiga en la Biblioteca Nacional sobre las actrices del destape. Ese es el tema sobre el que trata su nuevo ensayo. ¡°Estas mujeres no est¨¢n suficientemente revindicadas y algo peor, en los noventa fueron repudiadas como les ocurri¨® a las folcl¨®ricas en los ochenta. Las mujeres del destape fueron pioneras. Ahora, seguro que las feministas lo ver¨ªan mal¡±, asegura.
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