Un d¨ªa de mierda
Es escalofriante pensar en las mentes de esas personas decidiendo abandonar all¨ª su basura


?A veces una no entiende de qu¨¦ manera una persona, con sus aristas y sus llanuras, sus tristezas m¨¢s profundas y sus motivos para despertar, sus elecciones de vida, sus mayores seguridades y aquello que le hace tambalearse, escoge tomar decisiones tan sumamente equivocadas, tan irrespetuosas y da?inas con el mundo, consigo misma y con aquellos que le rodean, a los que amar¨¢ y odiar¨¢ en seg¨²n qu¨¦ momentos de su vida. No importa. No alcanzo a comprender qu¨¦ le puede haber pasado a una persona para que escoja, de manera libre y sin coacci¨®n, sin motivaci¨®n aparente y sin beneficio, la elecci¨®n que ya ha demostrado ser la da?ina, la perjudicial, la negativa, la ego¨ªsta, la incomprensible. No puedo entenderlo. Y creo que eso es lo que me todav¨ªa me protege.
Me explico. Durante estas semanas de calor abrasivo que, recordemos, no son m¨¢s que una de las consecuencias del bochornoso cambio clim¨¢tico que hemos provocado entre todos, he huido con mis perros a otros lugares de Madrid m¨¢s resguardados, naturales, donde el hombre todav¨ªa no ha puesto pie y ladrillo y el aire es m¨¢s amable. Encontramos, de casualidad, un afluente caudaloso de un r¨ªo limpio, transparente, y ah¨ª hemos pasado algunas tardes, ense?¨¢ndole a Viento a nadar para perder el miedo y viendo c¨®mo Berta deja su desconfianza en la orilla y se zambulle con los peces. Ella es lista y me lo ense?a: solo con los animales se est¨¢ realmente a salvo.
Las primeras veces no nos cruzamos con nadie. Era pronto y el sitio est¨¢, afortunadamente, escondido. Sin embargo, lleg¨® la ola de calor y, como esos osos polares hambrientos, los madrile?os salieron a buscar lo mismo que nosotras. Padres, ni?os, abuelos que disfrutan, otros perros que recuperan el aliento. Todos nos hacemos hueco y disfrutamos. Sin embargo, el ¨²ltimo d¨ªa, el paisaje era desolador. El r¨ªo, nuestro r¨ªo, se hab¨ªa convertido en un vertedero.
Para acceder a la mejor zona hay que atravesar una parte de ramas, ¨¢rboles y peque?os riachuelos y, en mitad del camino, nos encontramos con una bolsa de basura repleta, tanto que se hab¨ªa desbordado y lo ocupaba todo: latas de mejillones, botellas de refrescos, tuppers vac¨ªos, pa?ales sucios, toallitas, cervezas, bolsas de patatas, cigarros, bolsitas de pl¨¢stico, envases de postres¡
Unos d¨ªas antes, Berta hab¨ªa desenterrado un yogur que, por la etiqueta, calculamos que tendr¨ªa unos veinte a?os. Avanzamos un poco y vimos dos calzoncillos de ni?o sucios medio enterrados en la arena. Probablemente perteneciera a una familia grande con ni?os: padres contaminadores ense?ando a sus hijos a contaminar. Hab¨ªa tanta mierda y tanto envase que nos dej¨® doloridas para todo el d¨ªa. Hay tres contenedores nada m¨¢s salir. Tres.
Es escalofriante pensar en las mentes de esas personas decidiendo abandonar all¨ª su basura. No me cabe en la cabeza, con la informaci¨®n y concienciaci¨®n que existe, que eso sea real. Pero lo es. Yo lo vi. Por eso lo denuncio aqu¨ª.
No me pregunt¨¦is d¨®nde se encuentra. No puedo arriesgarme. S¨®lo cuando aprendamos todos a cuidar de nuestro planeta, podremos confiar los unos en los otros.
Madrid me mata.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.