Casinos, fantas¨ªa y autoenga?o
Las mentiras siempre las paga el ciudadano, aunque a veces lo hace satisfecho gracias al autoenga?o
Con los Presupuestos de 2017 prorrogados y con una completa par¨¢lisis legislativa, la gesti¨®n del Gobierno de Quim Torra no evoca precisamente la imagen de un pa¨ªs que se esfuerza por mejorar las condiciones de vida de una ciudadan¨ªa baqueteada por la crisis.
Los datos son elocuentes. Uno de cada tres dependientes catalanes (73.000 personas) con grado asignado espera recibir la prestaci¨®n que le corresponde. Desde que se aprob¨® en 2006, 36.154 personas han fallecido sin haberse beneficiado de la ley, una vez vencido el plazo m¨¢ximo desde la resoluci¨®n favorable de su expediente. Las listas de espera en la sanidad son interminables: 72,25 d¨ªas de media para operaciones quir¨²rgicas; 74 d¨ªas de promedio para acceder a una prueba diagn¨®stica; o 97 d¨ªas antes de tener visita con el especialista. Catalu?a se disputa con Madrid el honor de ser pionera en la privatizaci¨®n de la salud al tiempo que ambas comunidades compiten en austeridad, pues son de las que menor porcentaje del PIB destinan al ciudadano/paciente.
Cualquier atisbo de reformismo aportado desde ERC ha quedado fagocitado por la pol¨ªtica de JxCat
En otros terrenos de la supervivencia cotidiana, la realidad tampoco es alentadora. C¨¢ritas ha puesto sobre el tapete que uno de cada tres vecinos del ¨¢rea de Barcelona carece de vivienda digna: vive realquilado en una habitaci¨®n, en condiciones de hacinamiento, insalubridad o en los llamados asentamientos informales. Desde el 2000, seg¨²n el Observatorio Metropolitano de la Vivienda, la renta familiar disponible bruta ha subido un 63,4%, mientras que el precio medio del alquiler ¡ªal que destinan los barceloneses un 43,5% de sus ingresos¡ª lo ha hecho en un 127,7%. Es otro aspecto m¨¢s de la precarizaci¨®n de las condiciones de vida. La tasa de riesgo de pobreza se sit¨²a en el 21,3% de la poblaci¨®n, seg¨²n la propia Generalitat, que al mismo tiempo contin¨²a haci¨¦ndose trampas al solitario en la aplicaci¨®n de la Renta Garantizada de Ciudadan¨ªa, prestaci¨®n que desde 2017 solo se ha concedido a 13.080 personas, el 21% de las solicitadas. En Catalu?a actualmente 375.000 ciudadanos viven en pobreza severa. El caso es que cualquier atisbo de reformismo aportado desde Esquerra Republicana ha quedado fagocitado por la pol¨ªtica de Junts per Catalunya. Los apologetas de la rataf¨ªa han barrido cualquier sombra de pol¨ªtica progresista. Al igual que los antiguos bizantinos, una parte nada desde?able de los catalanes parecen estar m¨¢s atra¨ªdos por debatir sobre el sexo de los ¨¢ngeles que preocupados por el cerco impuesto por la emergencia social.
Hubo un tiempo en que el independentismo planteaba la rep¨²blica catalana como un paso fundamental para mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos. En aquella ¨¦poca incluso Artur Mas estaba dispuesto a renunciar al proyecto de BCN World ¡ªel macrocasino de al lado de Port Aventura¡ª con tal de obtener los votos de la CUP, llegar a ser presidente e impulsar la hoja de ruta hacia la independencia. Al final, Mas fue enviado temporalmente a la papelera de la historia. BCN World, sin embargo, continu¨® su tortuosa carrera.
La independencia no ha llegado pero los casinos han permanecido, a la expectativa de ser el Macao europeo
La independencia no ha llegado pero los casinos han permanecido. A la expectativa de convertirnos en el Macao europeo, el proyecto pervive y ahora es una de las apuestas de la Generalitat independentista. En el camino hacia la rep¨²blica, le comprar¨¢n los terrenos a La Caixa por unos 100 millones de euros para facilitar la operaci¨®n. ¡°El coste lo asumir¨¢ Hard Rock y no costar¨¢ ni un euro p¨²blico¡±, tron¨® la voz de Quim Torra el pasado 26 de junio en el Parlament. ¡°Son 12.000 puestos de trabajo. ?Usted no cree que el Camp de Tarragona se merece esta oportunidad?¡±, exclam¨® indignado el president dirigi¨¦ndose a la jefa fila de los comunes en la C¨¢mara. Y es que el aplomo y los ademanes de algunos de nuestros pol¨ªticos nada tienen que envidiar, como dir¨ªa en s¨ªmil incendiario el consejero Miquel Buch, a los de nuestros vecinos espa?oles del sur. Mariano Rajoy, Luis de Guindos o Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa dijeron y certificaron que el rescate bancario ¡ªm¨¢s de 54.000 millones inyectados¡ª, no iba a costar ni un euro a los espa?oles.
Las mentiras siempre las paga el ciudadano, aunque a veces lo hace satisfecho gracias al autoenga?o. Si la derecha en el Ayuntamiento de la capital de Espa?a ha decidido que la contaminaci¨®n no es un problema y ha reabierto al tr¨¢fico rodado en Madrid central, los redactores del plan quinquenal de casinos han concluido que la ruleta es un jal¨®n en la estrategia hacia la independencia. Unos y otros saben que acabar¨¢ redundando en los ciudadanos, pero todo aguanta mientras una parte nada desde?able de la sociedad est¨¦ dispuesta a recrear su particular mundo de fantas¨ªa. Como en la Constantinopla de 1453.
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