Barcelona descriminaliza jugar a pelota en la calle
El nuevo gobierno mantiene la retirada de carteles que proh¨ªben el bal¨®n, aunque las multas siguen vigentes
Los ni?os salen como una estampida de la Escola de la Concepci¨®. Sus balones y patinetes apenas parecen vislumbrar el cartel colocado frente a la puerta de este centro p¨²blico de primaria, en un pasaje peatonal del centro de Barcelona. ¡°Jugad respetando¡±, reza la insignia, rodeada de ¡®felices¡¯ dibujos de ni?os, adultos y ¨¢rboles. Hasta hace poco el mensaje era el opuesto: ¡°Prohibido jugar a pelota¡±, acompa?ada de un dibujo de un pie y un bal¨®n tachados por una diagonal roja.
El cambio es fruto de lo que el Ayuntamiento de Barcelona llama descriminalizaci¨®n del juego de los ni?os. Tras varios retrasos, el gobierno de la alcaldesa Ada Colau anunci¨® el pasado febrero un ambicioso plan para impulsar una ciudad m¨¢s amigable para los peque?os. Y ahora, con Colau de nuevo en el cargo se prev¨¦ continuar con ese esfuerzo. ¡°La voluntad del anterior mandato continuar¨¢ en este¡±, explican fuentes municipales. La primera medida fue la retirada progresiva de los carteles que restring¨ªan el uso de la pelota que, seg¨²n el consistorio, ¡°contribu¨ªan a generar un imaginario colectivo de prohibir jugar en el espacio p¨²blico¡±.
Los carteles de prohibici¨®n de jugar a la pelota en zonas muy concurridas se han sustituido por otros, como el que hay frente a la escuela de la Concepci¨®, en el Pasaje de Pla, que alientan a divertirse con buena convivencia. ¡°Estamos muy acostumbrados ¨²ltimamente a vetar a colectivos enteros y es absurdo. La calle es de todos¡±, dice Mariana Prada, una logopeda de 42 a?os, que se dio cuenta recientemente de que hab¨ªa cambiado el cartel delante del centro, donde estudia su hijo de cinco a?os. ¡°Al final prohibiendo no consigues nada, todo lo contrario. En el fondo es el padre el que tiene que educar, es mucho m¨¢s f¨¢cil dejar jugar y si un ni?o molesta dec¨ªrselo¡±.
Ni?os lejos del parque
En Barcelona, un 29% de las ni?as y un 23% de los ni?os no juega ning¨²n d¨ªa en un parque o la calle, seg¨²n el Ayuntamiento. Un 8% de los ni?os y j¨®venes no practica actividades f¨ªsicas frente a un 17% de las chicas. Los ni?os espa?oles de entre cinco y 16 a?os pasan cada d¨ªa de media dos horas y 24 minutos de su tiempo de ocio frente a dispositivos m¨®viles, seg¨²n una encuesta en 2018 de la firma tecnol¨®gica Norton.
En el anterior mandato, Colau no logr¨® sacar adelante, por falta de apoyos, su propuesta de reforma de la ordenanza de civismo impulsada en 2005 por el exalcalde socialista Joan Clos, que buscaba regular desde la venta ambulante hasta la prostituci¨®n o el consumo de alcohol.
Desde el Ayuntamiento explican que todav¨ªa no se ha planteado si en el nuevo mandato se intentar¨¢ de nuevo reformar la ordenanza porque, argumentan, se est¨¢ en una fase muy inicial tras las elecciones y la preparaci¨®n del pacto de gobierno con el PSC.
Hoy sigue vigente el cap¨ªtulo de la ordenanza que ¡°proh¨ªbe la pr¨¢ctica de juegos en el espacio p¨²blico [...]que perturben los leg¨ªtimos derechos de los vecinos y vecinas o de los dem¨¢s usuarios del espacio p¨²blico¡±. La norma permite, tras ser advertido por un polic¨ªa, la imposici¨®n de multas de hasta 750 o 1.500 euros.
Fuentes municipales explican que la potestad de imponer multas sigue existiendo, pero matizan que ¡°en ning¨²n caso el sentido de la norma es que se aplique contra ni?os¡± y sostienen que los carteles prohibiendo jugar a pelota ¡°iban m¨¢s all¨¢ de la ordenanza¡±. En 2015, el a?o en que Barcelona en Com¨² gan¨® las elecciones, la Guardia Urbana impuso 39 multas por usar un bal¨®n en la calle, mientras en 2016 fueron 10, seg¨²n las ¨²ltimas cifras disponibles.
La retirada de los carteles expone el debate de muchas ciudades sobre si hay que poner l¨ªmites al espacio p¨²blico y c¨®mo permitir la convivencia de todas las edades mientras se busca evitar el sedentarismo de los m¨¢s peque?os. La Convenci¨®n de Naciones Unidas de 1959 establece que el ¡°ni?o debe disfrutar plenamente de juegos y recreaciones¡± y ¡°las autoridades p¨²blicas se esforzar¨¢n por promover el goce de este derecho¡±.
¡°El espacio com¨²n es un espacio compartido, tiene que haber cierta normativa porque hay usos contradictorios¡±, se?ala Maria Rubert de Vent¨®s, catedr¨¢tica de Urbanismo de la Universidad Polit¨¦cnica de Catalu?a. Ve ¡°l¨®gica y positiva¡± la retirada de los carteles y sostiene que las regulaciones deben empezar por el ¡°m¨¢s d¨¦bil, porque har¨¢n la ciudad m¨¢s c¨®moda para todos¡±. La ¡°educaci¨®n¡±, alega, es lo que articula una buena convivencia porque la ¡°ciudad es conflicto¡±.
Eva Herrero, una periodista de 46 a?os que tambi¨¦n lleva a su hijo a la Concepci¨®, aplaude la retirada de los carteles antibalones y se muestra at¨®nita por las posibles multas. ¡°Lo que hay que hacer es combinar sitios donde los ni?os puedan jugar sin problemas. No veo el conflicto¡±, dice mientras denuncia que faltan lugares de juego en Barcelona, especialmente en el centro. Algo en lo que tambi¨¦n coincide Prada, la otra madre, que se queja de una ¡°doble moralidad¡±: se critica que los ni?os jueguen a videojuegos o miren la televisi¨®n en sus casas, pero se olvida que quiz¨¢ sus padres no tienen d¨®nde llevarlos en la calle.
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