S¨®nar: un cartel pulcro sin el v¨¦rtigo de otros a?os
En su 26 ? edici¨®n, el festival no ofrece una de sus programaciones m¨¢s excitantes
A?o de dudas. Lo que parec¨ªa algo ins¨®lito y ajeno al S¨®nar, las incertidumbres, se han convertido en protagonistas de una agitada edici¨®n que se ha visto afectada tanto por el cambio de fechas y su hipot¨¦tico efecto en la contrataci¨®n, como por el posterior impacto de la huelga de personal de montaje este martes vadeada, que puso en peligro un certamen que este a?o estrena programaci¨®n participado mayoritariamente por un fondo de inversiones, Providence, que podr¨ªa haber adquirido entre el 60% y 80% del capital. La cuesti¨®n es que en su 26 ? edici¨®n, el festival no ofrece uno de sus carteles m¨¢s excitantes, no tanto por la ausencia de cabezas de cartel, ni Disclosure ni Underworld tienen un peso propio de esta categor¨ªa en un festival como el S¨®nar, como por un fondo de cat¨¢logo que sin dejar de ser interesante no parece a priori ofrecer propuestas de v¨¦rtigo a la altura de otras ediciones. Esta es una impresi¨®n que se habr¨¢ de constatar una vez acabado el festival, que a lo largo de su historia ha ofrecido multitud de artistas poco conocidos que a la postre han ofrecido un espl¨¦ndido resultado art¨ªstico. Sea como fuere, el Sonar se abre precisamente este a?o a la duda, justo cuando el resultado art¨ªstico comienza a fiscalizarse en t¨¦rminos de rendimiento econ¨®mico.
El festival nunca ha fiado su pegada art¨ªstica a los cabezas de cartel, artistas populares con los que todos los festivales busca la venta de entradas entre un p¨²blico de perfiles generalistas. La baza del S¨®nar siempre ha sido la sorpresa, y en este ¨¢mbito no hay muchas en la presente edici¨®n, que cuenta con bastantes artistas a los que el S¨®nar ha ayudado a hacerse grandes y que ya forman parte de su historia. Ser¨ªa el caso de Fennesz, un art¨ªfice del ruido y del error que presenta nuevo disco tras a?os de silencio; Matthew Herbert, inquieto creador tambi¨¦n con nuevo disco con el Brexit como fondo conceptual y una big band como herramienta; DJ Krush, un japon¨¦s que ha ejercido de arquitecto del hip-hop y que ya visit¨® el festival en ediciones como la de 2003 y 2006; Holly Herndon, que presenta un nuevo espect¨¢culo, Proto, ayudada por una m¨¢quina de inteligencia artificial; Sevdaliza, la artista irano-holandesa que repite, en este caso con nuevo espect¨¢culo, su visita del 2.016 o Skepta, una apuesta por el grime (estilo ingl¨¦s de hip-hop) ya conocida por los habituales del festival. Otros nombres en esta l¨ªnea ser¨ªan Four Tet o Actress.
Menci¨®n aparte merece Arca, el inquieto artista venezolano afincado en Barcelona que ha hecho del S¨®nar su festival, Kelly Moran y su piano tratado y el hip-hop de Vince Staples, ya visto en directo en Barcelona.
Entre las novedades, la m¨¢s significativa es la de Bad Bunny, el artista latino que ya ofici¨® como cabeza de cartel en el Reggaet¨®n Beach Festival del pasado a?o y que los puristas quisieron alejar del S¨®nar con sus protestas en la red. Stormzy es otro de los grandes nombres, contratado a ¨²ltima hora por la ca¨ªda del cartel de A$ap Rocky. Con esta pareja de artistas se plantea una situaci¨®n parad¨®jica, ya que Stormzy llega al S¨®nar en el momento justo, luego de haber triunfado en Glastonbury siendo el primer artista de grime que ocupa su escenario principal, aunque por otro lado el tir¨®n popular del rapero norteamericano, que no est¨¢ en el mejor momento de su carrera, es superior al de Stormzy, cuya popularidad s¨®lo resulta indiscutible entre el p¨²blico ingl¨¦s.
En el apartado de los imprevistos cabe se?alar la cancelaci¨®n de Lil Uzi Vert, un artista norteamericano de trap que bien podr¨ªa haber dado lustre a ese fondo de cat¨¢logo que siempre ha reforzado al festival. Y todo ello en un a?o en el que el discurso art¨ªstico del certamen se ha asentado en el descubrimiento del talento global, justo una realidad que el Sonar, desde siempre no s¨®lo atento a la escena anglosajona y con carteles habitualmente mundialistas, ha cuidado. A¨²n con todo, si un festival merece confianza en sus planteamientos art¨ªsticos es el S¨®nar, incluso en a?os tan turbulentos como el presente.
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