Homenaje a Gila, el miliciano del humor
El Instituto Quevedo de las Artes del Humor le rinde tributo en el centenario de su nacimiento con una exposici¨®n
Pocos humoristas en la historia de Espa?a han alcanzado la dimensi¨®n de Miguel Gila (1919-2001). Presente en el imaginario colectivo con ese uniforme militar y ese tel¨¦fono: ¡°?Es el enemigo? Que se ponga¡±, el Instituto Quevedo de las Artes del Humor le rinde este a?o homenaje, en el centenario de su nacimiento con la exposici¨®n Miguel Gila, el miliciano del humor, en La F¨¢brica del Humor de Alcal¨¢ de Henares (Nueva, 4; hasta el 28 de julio).
La muestra, que cuenta con la colaboraci¨®n de la Asociaci¨®n Frente Vi?etista, se divide en dos bloques. Por un lado, se exhibe una colecci¨®n de tiras de distintos vi?etistas como Nani, Siro, Turcios, Id¨ªgoras y Pachi, Gallego y Rey o Fer. En la segunda parte se pueden observar muchos de los dibujos del propio humorista.
¡°No es solo un humorista y un dibujante que haya marcado tendencia en todos los que han venido despu¨¦s, sino que adem¨¢s empez¨® a hacerlo en un momento muy importante¡±, dice Julio Rey, director t¨¦cnico del Instituto Quevedo de las Artes del Humor, y uno de los humoristas gr¨¢ficos que ha participado en la exposici¨®n. ¡°A trav¨¦s de su estilo, empez¨® a crear, en pleno franquismo, ese humor tan cr¨ªtico que se pod¨ªa captar si se le¨ªa entre l¨ªneas¡±, ampl¨ªa Rey.
El t¨ªtulo de la exposici¨®n resume la vida de Gila, miliciano por voluntad en la adolescencia y humorista el resto de su vida. Nacido en Madrid, hu¨¦rfano de padre, se cri¨® con sus abuelos en el c¨¦ntrico barrio de Chamber¨ª antes de alistarse como voluntario republicano en 1936. En C¨®rdoba salv¨® la vida en un fusilamiento fallido antes de ser encarcelado durante casi un a?o. Estando en prisi¨®n ¡ªen Valsequillo primero y en Yeser¨ªas y Torrijos despu¨¦s¡ª ide¨® sus primeras vi?etas humor¨ªsticas.
Fue en Zamora donde Gila dio sus primeros pasos como humorista profesional, como escritor c¨®mico. Sus dibujos comenzaron a aparecer en diferentes publicaciones a partir de 1944. En 1951, a su regreso a Madrid, debut¨® como monologista en el teatro Fontalba. Tiempo despu¨¦s, su programa radiof¨®nico La Hora de Gila paraba el pa¨ªs de tal manera que las autoridades ordenaron que se adelantar¨¢ su emisi¨®n para no perjudicar la proyecci¨®n en los cines del No-Do.
Gila era un tan popular como especial. ¡°Solo su profesi¨®n le permit¨ªa huir de los fantasmas de la guerra¡±, remarca Rey. ¡°Usa el humor para escapar de esa melancol¨ªa que le invad¨ªa¡±, dice Rey, ¡°Gila tuvo que camuflar esa tristeza que le produjo la guerra y la dictadura y de la que nunca se desprendi¨®. El humor era su v¨ªa de escape¡±.
Su estilo surrealista y desenfadado conquist¨® hasta a Carmen Polo, esposa del dictador Franco y profunda admiradora de Gila. Le lleg¨® a invitar al palacio de La Granja a la conmemoraci¨®n anual del 18 de julio. ¡°Su ¨¦xito fue tremendo en las dos Espa?as. Hubo quorum en aquel pa¨ªs tan dividido, gris y triste porque era capaz de dibujar sonrisas¡±, agrega Rey.
Ello no le sirvi¨® para librarse de la censura. Se exili¨® ¡°por un empacho de dictadura¡±, como relataba su huida a Argentina en 1962. Regres¨® a Espa?a en los ochenta, con la democracia ya recuperada. Entonces, Gila consolid¨® su estilo con mon¨®logos y sin olvidar su gran pasi¨®n, las vi?etas: no dej¨® de dibujar hasta su muerte en 2001.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.