Pol¨¦mica en una oposici¨®n de m¨²sica: nota de 1,6 a una pianista tras un examen de ¡°alto nivel¡±, seg¨²n los asistentes
Cristina Alonso Presmanes, opositora en la Escuela Superior de Canto de Madrid, denuncia que le puntu¨® un tribunal ¡°parcial¡± formado por compa?eros de aula
Silencio en la sala. Son las 12.45 del 15 de julio. Es un momento ¨²nico y se respira tensi¨®n. Roberto Scandiuzzi y Paolo Gavanelli, dos cantantes de renombre en el mundo de la ¨®pera, comparecen en la Escuela Superior de Canto de Madrid junto a Cristina Alonso Presmanes, pianista de acompa?amiento, la ¨²nica de los tres que se juega una plaza de catedr¨¢tica, en la especialidad de repertorio con piano para voz. Es una prueba m¨¢s de las oposiciones que empezaron el d¨ªa 2, y que todav¨ªa siguen vigentes para quienes han pasado a la siguiente fase, y cuyas pruebas contin¨²an este lunes.
Son tres plazas las que est¨¢n en juego. Y 17 los candidatos. Pero solo 12 se mantienen en la contienda. Cristina Alonso Presmanes ha ca¨ªdo en la primera criba.
La asistencia de p¨²blico a la prueba ¡ªque ella no super¨® el d¨ªa 15¡ª es elevada: unas 40 personas entre alumnos, profesores y personas externas a la escuela, como es el caso de Boris Ignatov, director de casting de la ?pera de Stuttgart, presente en aquella actuaci¨®n. ¡°Era como un concierto de alto nivel y no me lo quer¨ªa perder¡±, se explica el ruso. El ambiente creado entre el tr¨ªo que interpreta el recital, de cuatro temas durante media hora, es especial, seg¨²n varios asistentes, y la prueba sale ¡°perfecta¡±. La gente acaba en pie. No hay aplausos. No se permiten en los ex¨¢menes. Pero la emoci¨®n, fuera del aula, es evidente. Alguna l¨¢grima se escapa entre los asistentes, hay enhorabuenas y abrazos a la aspirante a catedr¨¢tica.
El tribunal punt¨²a esa actuaci¨®n con un 1,6 sobre 10.
¡°No s¨¦ qu¨¦ ha pasado ah¨ª, pero los criterios no son musicales¡±, asegura por tel¨¦fono Ignatov, que entre 2012 y 2014 tambi¨¦n ejerci¨® de director de casting en el Teatro Real de Madrid, y que se atreve a ir m¨¢s all¨¢: ¡°Lo que vimos ah¨ª ese d¨ªa se podr¨ªa haber programado perfectamente en un teatro de primer nivel. No solo por los cantantes, por los tres. Para acompa?ar con el piano, no solo no puedes tener fallos, tienes que saber prever, respirar con ellos, juzgando la condici¨®n del cantante. Eso es un arte. No hubo momentos de debilidad. Ni uno¡±. Scandiuzzi, considerado por la cr¨ªtica internacional como un ¡°bajo noble¡± del panorama oper¨ªstico actual, lleg¨® de Mil¨¢n aquel d¨ªa para acompa?ar con su voz a Cristina Alonso en la prueba y hoy no sale de su asombro: ¡°No hubo un tribunal de nivel, han hecho un l¨ªo evidente para meter a amigos. Es fuerte, es falso y hubo mala intenci¨®n. No se puede aceptar¡±, mantiene.
Un alumno de canto que solicita no publicar su nombre por temor a posibles represalias abunda en lo sucedido: ¡°Es una verg¨¹enza lo que est¨¢ pasando¡±. ¡°Esto es un nido de v¨ªboras, de egolatr¨ªas y de envidias¡±, a?ade otra estudiante que tambi¨¦n prefiere no dar su nombre.
Cristina Alonso se siente ¡°humillada¡±. Ha pensado durante el fin de semana si hablar o no. Ha quedado la ¨²ltima de la lista de los 17 candidatos con una nota ¨ªnfima, un 2,74 de media en las cuatro pruebas de la primera fase de la oposici¨®n, y ahora ya no solo ha perdido cualquier opci¨®n de ganar una de las tres c¨¢tedras en juego, sino que su puesto de interina peligra y depende de otros factores.
Y un dato importante, seg¨²n su versi¨®n: el tribunal que ha juzgado su trabajo est¨¢ formado por compa?eros de su escuela que no le dirigen la palabra.
Lo sucedido hace unos d¨ªas en el Real Conservatorio Superior de M¨²sica en la especialidad de cuerda, donde se ha tenido que suspender un tribunal, se reproduce tambi¨¦n en la Escuela Superior de Canto, donde abundan las sospechas sobre la composici¨®n y las actuaciones de los tribunales examinadores. ¡°Conozco profesores que no se han presentado a estos ex¨¢menes porque sab¨ªan lo que pasaba. Pero Cristina Alonso lo necesitaba¡±, cuenta una alumna.
Trayectoria dilatada
Alonso, nacida en Santander hace 45 a?os, es una madre separada con dos ni?os, de siete y cinco a?os. Lleva 16 a?os trabajando de interina en el conservatorio de canto de Madrid y ha compaginado la docencia con conciertos alrededor del mundo. Ha estado en Nueva York, Mosc¨² o S¨ªdney. Ha acompa?ado a grandes voces como Roberto Scandiuzzi, Elisabetta Fiorillo y Francesca Patan¨¨. Y ha tocado en el Teatro Real, en el de la Zarzuela o en el Centro Dram¨¢tico Nacional. Su lista de contactos ha ido creciendo como la espuma. Y sus alumnos, aseguran, han valorado muy positivamente su experiencia fuera de las aulas. ¡°Pero lleg¨® un momento, cuando me separ¨¦ hace un a?o y medio, que me plante¨¦ que no quer¨ªa estar viajando tanto por mis hijos. Quiero estar cerca de ellos, as¨ª que opt¨¦ por algo m¨¢s estable¡±. Y decidi¨® crecer dentro del conservatorio y optar a la c¨¢tedra, que no sal¨ªa a concurso desde hac¨ªa 30 a?os.
Pero se top¨® con un tribunal que, seg¨²n su opini¨®n y la de quienes asistieron a la prueba, no la ha tratado ¡°en igualdad de condiciones¡±. ?Qu¨¦ ha pasado exactamente con ese jurado? Las irregularidades comenzaron desde su formaci¨®n. Para empezar, algunos miembros nombrados no son los que deber¨ªan haber configurado el tribunal, seg¨²n la normativa, por sorteo. Profesores suplentes que acabaron siendo titulares y viceversa. Para algunos, unos cambios de ¨²ltima hora del director del centro, Julio Alexis Mu?oz, que no ha respondido a las preguntas de este peri¨®dico.
En segundo lugar, los cinco miembros finalmente elegidos juzgan a opositores de tres c¨¢tedras diferentes: la de canto, la de repertorio con piano para voz y la de escena l¨ªrica. La norma precisa que debe haber al menos tres miembros de la especialidad que se examina. En este caso, de los cinco catedr¨¢ticos en el jurado, tres pertenecen a canto (Victoria Manso, la presidenta; Virginia Prieto y Sara Almaz¨¢n, vocales) y dos a repertorio (Aurelio Viribay y Jorge Robaina, tambi¨¦n vocales). Ninguno a escena l¨ªrica.
Y en tercer lugar, los miembros elegidos tienen una relaci¨®n estrecha con algunos de los aspirantes y de ¡°enemistad manifiesta y p¨²blica¡±, dicho por profesores y alumnos del centro, con otros. Pongamos un ejemplo para entenderlo: la Escuela Superior de Canto de Madrid, la ¨²nica de estas caracter¨ªsticas en Espa?a, cuenta con 130 alumnos y 57 profesores de diferentes especialidades. Cada estudiante elige cada a?o a una pareja de profesores que trabaja mano con mano, entre ellos y con el alumno: uno especializado en canto y otro, en repertorio con piano. Son una especie de ¡°pareja art¨ªstica¡±, seg¨²n palabras de los propios estudiantes. Y la mayor¨ªa de esos profesores son los que ahora se presentan a las oposiciones, cada uno en una posici¨®n: la de juez y la de juzgado.
En la primera parte de las oposiciones, el candidato que en la primera fase ha conseguido una nota m¨¢s alta en la c¨¢tedra de repertorio es Omar S¨¢nchez, la ¡°pareja art¨ªstica¡± de la presidenta del tribunal, Victoria Manso. El segundo aspirante en la pelea es el profesor Francisco P¨¦rez, la pareja art¨ªstica de la vocal Virginia Prieto. Juan Lomba, profesor de canto y amigo ¨ªntimo de Manso, es el que va primero en la carrera por la c¨¢tedra de esa especialidad, y su ¡°pareja art¨ªstica¡± al piano, Dunkan Gifford, el tercero con m¨¢s nota en la de repertorio.
¡°Pero es que no todo acaba ah¨ª. Cuando Victoria [Manso] y Virginia [Prieto] aprobaron su plaza de grado medio, ?qui¨¦n crees que estaba en su tribunal? Efectivamente, Juan Lomba, al que ahora examinan ellas y es amigo personal¡±, denuncia una profesora del centro que en 2008 tambi¨¦n se present¨® a ese examen y que tiene en su poder las actas. ¡°Esto es endog¨¢mico, lleno de amiguismos y apesta lo mires por donde lo mires. Pero nadie hace nada¡±, denuncia otra profesora con ganas de hablar, pero no de poner el nombre: ¡°Luego hay represalias¡±.
La pianista ha decidido denunciar, a pesar de que haya recibido amenazas con quedarse sin trabajo si hablaba con la prensa. ¡°Solo pido que me juzguen profesionalmente. No pongo en duda la capacidad del resto de candidatos, todo lo contrario, a muchos los admiro profesionalmente. Dudo de c¨®mo se me ha juzgado a m¨ª¡±, dice sentada en una cafeter¨ªa detr¨¢s del Teatro Real, despu¨¦s de tres d¨ªas sin dormir, los que han pasado desde que salieron las notas de la primera fase que le impiden seguir adelante. ¡°He impugnado la nota, claro, pero no me han contestado¡±, explica. ¡°Me gustar¨ªa que otro tribunal me examinara, pero no quiero perjudicar al resto. S¨¦ que no es posible: o se impugna el tribunal y se repite todo o nada, pero es lo que me gustar¨ªa a m¨ª¡±, matiza. ¡°Es que se han pasado de frenada. En lugar de pegarme un tiro en la pierna han ido a dar al coraz¨®n. Y eso ha hecho que se me caiga la venda y ya no tenga miedo de hablar¡±.
En manos de abogados
Alonso ha puesto su caso en manos de abogados. No solo por la prueba del recital, a la que tanta gente asisti¨®. Sino la pr¨¢ctica, cuya copia ense?a, y que fue valorada con un 2,1. ¡°Me la han revisado fuera y me han dicho que como m¨ªnimo en ese examen tengo un 5¡±. Tambi¨¦n por la del an¨¢lisis de una partitura: ¡°Sal¨ª contenta porque no fue una prueba dif¨ªcil¡±. Le valoraron con un 0,3. Y la de impartir una clase. ¡°Le toc¨® ense?ar un lied ¡ªcanci¨®n l¨ªrica breve para voz solista y acompa?amiento, propia de los pa¨ªses germ¨¢nicos¡ª a una alumna que vocalmente no llegaba. Y dio una clase magistral¡±, cuenta un alumno, a punto de acabar la carrera de canto y presente en ese examen. ¡°Para que te hagas una idea de la complejidad de la pieza que me pusieron a m¨ª, en comparaci¨®n con la del resto, en la escuela ahora el comentario general es que hubo ex¨¢menes dif¨ªciles, muy dif¨ªciles y luego el de Cristina¡±. Ella sac¨® un 1,5.
Por el contrario, cuenta con un 10 en m¨¦ritos art¨ªsticos, una nota que se suma por el curr¨ªculum. "Ese es el contraste entre el 1,6 del tribunal con mis m¨¦ritos objetivos", defiende Alonso.
¡°Es que es tan burdo¡ Esto no lo he visto yo ni en la Uni¨®n Sovi¨¦tica¡±, alucina Ignatov. ¡°No se puede jugar con el destino de una persona. Esto ha sido un teatro para justificar un juego interno de amigos¡±, a?ade Scandiuzzi.
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