El segundo final de las ¡®Trece rosas rojas¡¯
El libro de Carlos Fonseca desat¨® una ola de inter¨¦s sobre la memoria hist¨®rica. Su autor permanece hoy, de forma involuntaria, alejado del periodismo
La madrile?a avenida de las Trece Rosas, a las puertas del Cementerio de la Almudena, se llama as¨ª desde hace 13 a?os. El pleno del Ayuntamiento de Madrid aprob¨® este gesto por unanimidad; la deriva opuesta a la que, en el Parlamento, llevaba la a¨²n incipiente ley de memoria, y a la que la derecha tildaba de valerse ¡°de la Historia como arma pol¨ªtica¡±. La calle, apartada y desprovista de viviendas, adopt¨® ese nombre dos a?os despu¨¦s de que un libro de divulgaci¨®n hist¨®rica, Trece rosas rojas (Temas de Hoy), llegara a las librer¨ªas. Su autor, Carlos Fonseca, hab¨ªa encontrado en los recortes de una publicaci¨®n de los 80 aquel caso: el de 13 j¨®venes ¡ªsiete de ellas, menores de edad¡ª, acusadas de rebeli¨®n por el Estado franquista y fusiladas, el 5 de agosto de 1939, contra el muro del paseo que hoy lleva su nombre.
La primera tirada de aquel trabajo se agot¨® en una semana, y sus consecutivas ediciones a¨²n pueblan las tiendas, anota Fonseca, al otro lado del tel¨¦fono. Escribi¨® ese libro en los ratos que le dejaba libre la revista Tiempo. ¡°Los archivos militares estaban guardados en un cuartel de Campamento, y la solicitud para investigarlos se demor¨® durante meses. All¨ª me esperaban una mesa y una silla, en un cuarto en el que estaba habitualmente solo. Me dejaban hacer fotocopias, pero pocas. Algunos papeles llegaban podridos por la humedad¡±, recuerda. El madrile?o conoc¨ªa bien el lugar: era la misma habitaci¨®n en la que hab¨ªa documentado su primer libro, Garrote vil para dos inocentes (Temas de Hoy), tambi¨¦n alojado en el franquismo.
Tras las visitas al archivo, tocaba encontrar a los familiares de aquellas j¨®venes. Mari Carmen Cuesta, Concha Carretero o Nieves Torres hab¨ªan coincidido con ellas en la c¨¢rcel de mujeres de Ventas y, as¨ª, acabaron recibiendo la visita de Fonseca. Enrique Garc¨ªa Brisac era solo un ni?o la noche en que perdi¨® a sus padres; se trataba del hijo de Blanca, de 29 a?os, la mayor de las ajusticiadas, y de Enrique, que hab¨ªa muerto de la misma manera, junto a otros 42 hombres, algunas horas antes. Hu¨¦rfano desde entonces, se cri¨® con su abuela y su t¨ªa, que fue quienes le entregaron, de mayor, aquel escrito. Y conservaba, plastificada, la carta que su madre le hab¨ªa escrito desde la capilla, poco antes de verse frente al pelot¨®n.
¡°Cuando ocurren tragedias como esta, se tejen redes. Unos conocidos me fueron llevando a otros¡±, recuerda el escritor. Los familiares de Dionisia Manzanero, una modista que apenas contaba 20 a?os cuando muri¨®, aportaron las fotograf¨ªas y la correspondencia con las que Fonseca document¨® parte de su trabajo. Tambi¨¦n costurera, aunque un a?o menor, era Julia Conesa, autora de aquel ¡°que mi nombre no se borre en la historia¡± con el que conclu¨ªa otra de las cartas de despedida. Aquella sentencia lapidaria dar¨ªa nombre a un documental, de nuevo sobre las rosas, posterior al libro de Fonseca. Ninguna de las fuentes que el autor conoci¨® mientras escrib¨ªa viven hoy, cuenta, tres lustros despu¨¦s de que publicara su trabajo.
A los pocos meses de que el libro viera la luz, caras reconocidas del PSOE y el PCE presentaban en p¨²blico la Fundaci¨®n Trece Rosas. M¨¢s tarde, algunos Ayuntamientos dieron su nombre a plazas, parques y fuentes. En 2007, el director Emilio Mart¨ªnez-L¨¢zaro estren¨® un largometraje basado en el trabajo de investigaci¨®n de Fonseca; fue la tercera pel¨ªcula espa?ola m¨¢s taquillera ese a?o y gan¨® cuatro premios Goya. Tras el desembarco en los cines, diferentes m¨²sicos espa?oles, desde Barricada hasta Medina Azahara, dedicaron sendas canciones a las ejecutadas. Y se agreg¨® otra placa a la que ya exist¨ªa en la tapia del cementerio donde todo ocurri¨®. ¡°Lo han abarrotado un poco, ?con lo solemne que era el r¨®tulo original!¡±, apunta el escritor. El 5 de agosto del a?o pasado, la cuenta en Twitter del presidente S¨¢nchez dej¨® un recordatorio para las j¨®venes. En la fotograf¨ªa que lo ilustraba figuraban no las rosas, sino las actrices que las interpretaron en aquella cinta.
Otro tuit, tambi¨¦n de 2018, contrastaba con aquel domin¨®. Fonseca, hoy con 60 primaveras a las espaldas, y tras m¨¢s de tres d¨¦cadas entregado al periodismo, llevaba un a?o en paro. El autor no tard¨® en desarrollar, tambi¨¦n en una columna, su sensaci¨®n de desamparo. Con todo, aquel retiro involuntario le concedi¨® el tiempo suficiente para publicar No te olvides de m¨ª (Planeta), sobre el asesinato de la militante comunista Yolanda Gonz¨¢lez, ocurrido en 1980. ¡°Me gusta contar la Historia a trav¨¦s de personajes an¨®nimos¡±, apunta el escritor. Y an¨®nima es la firma de los textos que hoy redacta; porque Fonseca ha encontrado un trabajo y de oficina, pero lejos de los medios de comunicaci¨®n.
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