Verbenas

Un tri¨¢ngulo roto en el mapa que, rodeado de identidades regionales, reclama la suya propia. As¨ª es Madrid seg¨²n el poema de Agust¨ªn Garc¨ªa Calvo que sirve de himno para la comunidad desde principios de los a?os 80. Pablo Soroz¨¢bal Serrano, hijo del maestro Soroz¨¢bal, le puso m¨²sica. Se cobr¨® una simb¨®lica peseta por su composici¨®n.

En ¨¦l se inspira el director Jon¨¢s Trueba para rendir un homenaje a su ciudad, entre lo sacro y lo mundano, en su inminente pel¨ªcula, La virgen de agosto. Y qu¨¦ mejor que rodarla y ambientarla durante las verbenas que le dan esa personalidad que reclama su himno, desconocido por unos y repudiado por otros. El octavo mes, ese en el que casi todos huyen del calor y del asfalto, es el elegido para que los madrile?os celebren a los santos y v¨ªrgenes que los custodian. Como San Lorenzo, cuyas l¨¢grimas intentan dejarse ver durante una noche de verano en un cielo obtuso, San Cayetano y, la favorita, La Paloma.

Eva, la treinta?era protagonista de Trueba que coescribe e interpreta Itsaso Arana, se encuentra tan perdida como el resto de su generaci¨®n. As¨ª que decide quedarse en la capital durante el mes maldito. De forma instintiva, conf¨ªa en que la ciudad en la que naci¨® va a velar por ella como si fuera otra fuerza divina m¨¢s. Se queda de forma imprevista en esa Madrid c¨¦ntrica y ruidosa, que nada en un mar de acentos y en la que la vida se cuela por las ventanas sin pedir permiso. Entre limonada, gallinejas, guirnaldas y m¨²sica de organillo, intenta descifrarse a s¨ª misma.

Aunque se estrena en salas de cine a mediados de agosto, la pel¨ªcula inaugur¨® el mes proyect¨¢ndose al aire libre en los jardines de las Vistillas, en una de las noches de Los Veranos de la Villa que parec¨ªa una extensi¨®n de la que ocurr¨ªa en la pantalla. Rodeados de ¨¢rboles y edificios, y del hipn¨®tico dise?o de los carteles del festival que tardaremos un tiempo en volver a ver, cientos de personas disfrutamos del verano urbano y de las melod¨ªas en directo de Sole¨¢ Morente, Napol¨¦on Solo y Lorena ?lvarez que sirvieron de banda sonora.

Porque los madrile?os, los gatos y los adoptados, quiz¨¢ ya no peregrinemos a los templos para rezar a los santos y las v¨ªrgenes, pero s¨ª visitamos con fervor los lugares que nos hacen sentirnos protegidos y, en cierto modo, mimados. Sitios como las Vistillas o las calles de La Latina y Lavapi¨¦s donde transcurren las verbenas estivales que convierten a la ciudad por unas horas en un pueblo peque?o, despreocupado y acogedor.

Las personas que rodean a Eva durante su in¨¦dito exilio inverso, todas ellas nacidas fuera del tri¨¢ngulo roto, se preguntan si deben su forma de ser a haber elegido Madrid como destino vital o si llegaron a este rinc¨®n del mundo precisamente por ser como son. Como dice el propio Jon¨¢s Trueba a prop¨®sito de La virgen de agosto, sentirse de Madrid es un sentimiento iluso, en busca de una identidad siempre en fuga.