Las Noches del Bot¨¢nico superan los 90.000 espectadores

Las Noches del Bot¨¢nico, el ciclo musical veraniego que desde finales de junio y durante todo el mes de julio se desarrolla en el jard¨ªn bot¨¢nico de la Ciudad Universitaria, acaba de cerrar su edici¨®n de 2019 con una asistencia global de 90.300 espectadores. Esta cifra equivale a una media superior a los 2.600 aficionados por concierto y mejora en casi un 30 por ciento las estad¨ªsticas de 2018, cuando se vendieron en torno a 70.000 entradas.

El ciclo se ha consagrado as¨ª, en su cuarta edici¨®n, como una de las ofertas mel¨®manas m¨¢s importantes del a?o en la ciudad, con episodios este a?o como el estreno absoluto en Espa?a de Daryl Hall y John Oates, que nunca hab¨ªan actuado en el pa¨ªs despu¨¦s de 46 a?os de carrera; la reaparici¨®n de Russian Red tras m¨¢s de dos a?os de silencio absoluto, con un espect¨¢culo creado ex profeso para la ocasi¨®n, o la visita de mitos largamente esperados como el brasile?o Milton Nascimento o la canadiense Loreena McKennitt, que tras 12 a?os alejada de los escenarios espa?oles fue la ¨²nica capaz de programar dos fechas.

Las Noches del Bot¨¢nico se han convertido en herederas de los antiguos Veranos de la Villa, que en los tiempos del cuartel del Conde Duque y en su breve etapa posterior de Puerta del ?ngel (entre 2009 y 2011) acaparaban los grandes conciertos del verano madrile?o, casi siempre a cargo de artistas de muy larga trayectoria y holgada mayor¨ªa internacional. La decisi¨®n municipal (en plena ¨¦poca de crisis) de trasladar los Veranos al Teatro Circo Price, prescindiendo as¨ª de la tradicional apuesta por los espect¨¢culos al aire libre, soliviant¨® a una parte de los promotores privados. Y de aquella emancipaci¨®n del paraguas municipal proviene el actual modelo del Bot¨¢nico, que se ha afianzado con una ubicaci¨®n ¨®ptima: placentera, bien comunicada, con espacio para ¨¢reas de descanso y restauraci¨®n y sin problemas de vecindario, lo que permite un sonido excelente.

Pero no siempre las cosas pintaron tan bien para este nuevo gran evento estival. Los dos primeros veranos en el recinto de la Avenida Complutense, los de 2014 y 2015, se desarrollaron bajo la denominaci¨®n de MadGarden y arrojaron importantes p¨¦rdidas. La espa?olizaci¨®n del nombre, las mejoras de los carteles, el incremento en el n¨²mero de espect¨¢culos y la habituaci¨®n del p¨²blico al nuevo espacio han permitido esta vez un volumen de asistentes impensables hasta hace poco. Las primeras Noches del Bot¨¢nico, las de 2016, se quedaron en 46.000 localidades vendidas, una cifra que dio el estir¨®n hasta las 51.000 en el caso de 2017.

A diferencia de aquellos inicios, este a?o se han agotado las localidades en 20 de las 34 citas. Los m¨¢s tempraneros en despachar todo el papel fueron el concierto inaugural (20 de junio) de Woody Allen y su banda de Nueva Orleans, las dos citas con la arpista y cantante de m¨²sicas celtas y new age Loreena McKennitt y la visita de los granadinos Los Planetas en un muy at¨ªpico formato sinf¨®nico.

Para el recuerdo y los anales quedar¨¢n algunos de los momentos m¨¢s singulares de estas cinco semanas, como el absoluto fervor que desataron el 16 de julio LP y Charlie Winston (este ¨²ltimo, subi¨¦ndose a cantar al grader¨ªo); la devoci¨®n por el eterno repertorio de Supertramp que reactiv¨® uno de sus dos cantantes originales, Roger Hodgson (24 de julio); las dos vocalistas de Pink Martini, las espigad¨ªsimas Storm Large y Meow Meow, dej¨¢ndose deslizar por encima del p¨²blico a lo largo de toda la pista (28 de julio), los bailes desaforados de los latinos residentes en Madrid con motivo del recital del colombiano Juanes (9 de julio) o la recuperaci¨®n de Paul Carrack (30 de junio), antiguo cantante de Squeeze y de Mike & The Mechanics, tras una largu¨ªsima ausencia de la ciudad.

Y tambi¨¦n, claro, hubo tiempo para alg¨²n sobresalto que otro. As¨ª, la suspensi¨®n por laringitis en el ¨²ltimo minuto de Beirut (3 de julio), que iba a debutar en Madrid y esper¨® incluso que finalizara la actuaci¨®n de la telonera, Hindi Zahra, por si llegaba a recuperarse. O la afon¨ªa manifiesta en la v¨ªspera de Daryl Hall, que tambi¨¦n borde¨® la cancelaci¨®n y provoc¨® el malestar de algunos espectadores. Sobre las limitaciones flagrantes de Woody Allen como clarinetista (20 de junio) ya est¨¢bamos m¨¢s que avisados, pero a un ¨ªdolo de esas dimensiones se le perdona todo.