Una lecci¨®n de periodismo
La serie fue, es, una escuela de periodismo. Los que hemos tenido la suerte de que hubiera ¡®lous grants¡¯ tutelando nuestro trabajo sabemos que es una buena manera de aprender el oficio
TVE estren¨® Lou Grant a finales de 1980. Aquel a?o hab¨ªa cerrado Tele/eXpress, donde trabaj¨¦ un par de a?os en Espect¨¢culos. Los que hemos tenido la suerte de que hubiera lous grants tutelando nuestro trabajo ¡ªmi lou grant, sin asperezas, en aquel diario fue el gran Joaquim Ibarz¡ª sabemos que es una buena manera de aprender el oficio. Lou Grantfue, es, una escuela de periodismo. Ha envejecido honrosamente. La principal tachadura es que apenas hay personajes negros en la redacci¨®n o son subalternos. De todos modos, no s¨¦ cu¨¢l era el censo en los setenta en los diarios norteamericanos. La mirada sobre los protagonistas es ang¨¦lica, pero se la tienen merecida por su firmeza defendiendo la noticia.
Cuando lleg¨® Lou Grant a la CBS, la televisi¨®n ya hab¨ªa programado una veintena de series sobre periodismo. Con inter¨¦s decreciente. Fue el caso Watergate lo que renov¨® las ganas de la televisi¨®n de acercarse a las redacciones. La cr¨ªtica rechaz¨® intentonas fraudulentas como las de Raymond Burr que en 1977 fracas¨® con Kingston: Confidential, cuenta Douglas K. Daniel, autor de Lou Grant (Syracuse University Press, 1995). No era el caso de Lou. La productora ten¨ªa claro que no se pod¨ªan hacer cosas nuevas si se limitaba a copiar al cine o a la misma televisi¨®n y se fueron a copiar a la vida. Su gente vivi¨® una buena temporada en Los Angeles Times, aunque el decorado no calc¨® sus instalaciones. El Tribune era m¨¢s humilde.
Los patrocinadores retiraron el apoyo a la serie por motivos pol¨ªticos
La serie fue un ¨¦xito, pero termin¨® abruptamente. Censurada, aniquilada por motivos pol¨ªticos. Los patrocinadores, Kleenex al frente, le retiraron su apoyo. Tem¨ªan un boicot a sus productos de la mayor¨ªa moral norteamericana por anunciarse y tampoco les gustaba verse asociados a las campa?as del actor protagonista, Ed Asner, contra la pol¨ªtica centroamericana de Reagan. Asner, adem¨¢s, era el presidente del Sindicato de Actores y activ¨® algunas luchas costosas para Hollywood.
Lo que hace m¨¢s singular a la serie es que pasa mucho tiempo en la cocina, en la redacci¨®n, y no se ahorra la existencia de intrigas e intrigantes. O en el bar de al lado, que suele ser lo mismo. Y la agenda de temas tratados no tiene desperdicio. Desde la corrupci¨®n pol¨ªtica al peligro nuclear, pasando por las presiones publicitarias o el eterno peligro de publicar una mentira.
Todav¨ªa iban con m¨¢quina de escribir, aunque la ¨²ltima temporada termin¨® con ordenadores en las mesas. Lou Grant conduce la secci¨®n de Local. Un buen tipo, aunque debe curar su misoginia. Lo hace. Y no perdona los errores cuando hay mala intenci¨®n. Despide a la corresponsal pol¨ªtica por haber ocultado su relaci¨®n con un candidato, de quien cubre su campa?a. Y la despide citando una vieja receta: ¡°Puedes enamorarte del elefante, pero no puedes seguir informando del circo¡±.
La redacci¨®n y la propietaria defend¨ªan la verdad, no la velocidad
Un personaje reconfortante, un tanto ser¨¢fico, es la propietaria, de la misma pasta que su gente. Resiste a la avaricia del consejo de administraci¨®n. Una dama inspirada en Katharine Graham, del Post. Quiere verdad, no velocidad. Y se anticipa a la teor¨ªa de Garc¨ªa M¨¢rquez sobre lo que es una primicia: No la da quien primero publica. La da quien primero la cuenta con exactitud.
Cuando ves la serie, crees que has escogido un oficio que, a pesar de todo, vale la pena. Las piezas de convicci¨®n son persistentes. Como cuando el diario decide publicar un caso de manipulaci¨®n en el deporte universitario local, muy querido por sus vecinos. Saben que les costar¨¢ ventas, pero, dicen, no se puede estar contra la corrupci¨®n en la portada y esconderla en Deportes.
Ed Asner ha hecho otras veces de periodista, mucho menos ejemplar. Ahora, a sus 89 a?os, lo han fichado en una serie, Briarpatch, donde interpreta a un empresario de prensa racista y malhumorado. No nos van a estropear su memoria. Me quedo con el serm¨®n final de otro personaje suyo (A case of libel, 1983), un abogado que defiende a un periodista atacado desde otro diario por comunista y se pregunta si los periodistas tienen derecho a liquidar la vida de otra gente con mentiras y luego abrigarse con la bandera de ¡°no me toques¡±. ¡°Ustedes impiden la libertad de prensa cada vez que la hacen servir con ¨¢nimo vengativo. La libertad de prensa es para todos¡±. Bravo, Ed.
El gran papel de Ed Asner
1.- A?o de estreno y origen. 1977-1982. EE.UU.
2.- Actor/ actriz protagonista. Ed Asner
3.- Edad que ten¨ªas cuando la ve¨ªas y con qui¨¦n la ve¨ªas. 28 a?os. Solo.
4.- la mejor escena que recuerdas. Un colega recrimina al jefe de Econom¨ªa tener acciones de empresas. Una corrupci¨®n. Y ¨¦l lo justifica: tiene unas pocas para entrar en la junta de accionistas. Una lecci¨®n
5.- Qu¨¦ serie est¨¢s viendo ahora. 'MotherFatherSon'
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