Una ¡®Traviata¡¯ con acr¨®batas sorprende en Peralada

Libre, valiente y radicalmente feminista. Violetta Val¨¦ry, la cortesana parisina que Giuseppe Verdi convirti¨® en conmovedora protagonista de La traviata, proclama sus ansias de libertad en su aria Sempre libera, convertida por el director de escena y escen¨®grafo espa?ol Paco Azor¨ªn en el persistente leit motiv del moderno montaje que el Festival Castell de Peralada estren¨® el lunes bajo la experta y bien matizada direcci¨®n musical del italiano Riccardo Frizza. Con una notabil¨ªsima actuaci¨®n como actriz y cantante, la soprano rusa Ekaterina Bakanova fue la gran triunfadora del reparto.

Peralada defiende con orgullo su pasi¨®n por la ¨®pera estrenando cada a?o una producci¨®n propia. Verdi les suele traer buena fortuna y, tras el ¨¦xito conseguido con Otello, Azor¨ªn regresa al festival ampurdan¨¦s con la segunda entrega de un tr¨ªptico verdiano que culminar¨¢ el pr¨®ximo a?o con Aida. De rasgos innovadores, en su atractiva concepci¨®n teatral de La Traviata sorprendi¨® la actuaci¨®n de un equipo de siete acr¨®batas y dos bailarines arropados por un potente despliegue audiovisual.

Hay muchas ideas en el montaje ¡ª nueva coproducci¨®n de Peralada y ?pera de Oviedo¡ª, cuya espectacular escenograf¨ªa, enriquecida con lienzos pintados por el propio Azor¨ªn, eleva el suelo del apartamento de Violetta, con sus cuatro vistosas mesas de billar, a la altura del escenario del Auditori Parc del Castell. Un escenario convertido en pared/espejo sobre la que el grupo de intr¨¦pidos acr¨®batas y bailarines plasman los recuerdos y anhelos de la vida de la hero¨ªna de la popular ¨®pera, basada en la amarga renuncia al amor de la inmortal Marguerite Gautier de La dama de las camelias, de Alexandre Dumas hijo.

Algo confusa resulta la aparici¨®n en escena de una ni?a ¡ªhija de Alfredo y Violetta¡ª pero tambi¨¦n futura mujer v¨ªctima del yugo machista y la hip¨®crita moral burguesa. Azor¨ªn acent¨²a en su mirada la condici¨®n de mujer libre en lucha contra las convenciones, pero al final se cumple el fatal sino de una cortesana con pantalones y mayor descaro sexual, v¨ªctima de los enga?os de Germont padre.

Una producci¨®n contempor¨¢nea ¡ªy novedosa, por tanto¡ª de una ¨®pera muy popular que agrad¨® aunque no entusiasm¨® al p¨²blico de Peralada, que suele tener un criterio oper¨ªstico m¨¢s bien conservador. Tal vez por eso, al final, los aplausos fueron un tanto tibios.

Verdi, maestro en expresar emociones a trav¨¦s de la voz, exige grandes int¨¦rpretes para hacer justicia a una obra maestra de arrolladora inspiraci¨®n mel¨®dica y lucimiento vocal. Frizza mantuvo el pulso del relato con dominio absoluto del estilo verdiano, aunque la ac¨²stica al aire libre pas¨® factura al buen trabajo de la Sinf¨®nica del Gran Teatre del Liceu. Hubo m¨¢s intensidad y brillantez en las escenas corales, preparadas con mano maestra por Jos¨¦ Luis Basso al frente del estupendo coro Intermezzo.

El p¨²blico de Peralada suele gustar de las grandes voces ¡ªson las m¨¢s conocidas y codiciadas¡ª y las que han llegado este a?o con el montaje de La Traviata no forman parte de ese reducido c¨ªrculo. Pero estuvieron bien. Especialmente, Bakanova que triunf¨® en su deb¨² en el festival con una Violetta valiente en los agudos, c¨®moda en los pasajes de agilidad y con acentos dram¨¢ticos intensos. Notable y entregada como actriz, sostuvo el peso de la propuesta teatral de forma admirable. Algo flojo en su faceta de actor, el tenor estadounidense Ren¨¦ Barbera, tambi¨¦n se llev¨® grandes aplausos en su deb¨² con un Alfredo de ligero vuelo l¨ªrico, nobles acentos y agudos brillantes.

De canto no siempre afinado y tosco fraseo, el bar¨ªtono estadounidense Quinn Kelsey fue muy aplaudido con un Germont padre ¡ª la cara visible del machismo y enemigo natural de Violetta en el relato teatral¡ª de muchos decibelios y pobres matices verdianos. En el resto del solvente reparto destacaron Vicen? Esteve Madrid (Gastone), Carlos Daza (Bar¨®n Douphol) y Stefano Palatchi (Doctor Grenvil).