La fantas¨ªa en submarino
El 'Seaview' corr¨ªa peligros en el mar como la 'Enterprise' en el espacio
El Seaview de Viaje al fondo del mar fue, en 1966, mi primer submarino, y el primer submarino, como el primer amor, nunca lo olvidas. Luego, muy pronto, llegaron otros, como el Atoragon, el sumergible volador japon¨¦s, y el Nautilus, claro, el de 20.000 leguas de viaje submarino, de Verne, que descubr¨ª en los cl¨¢sicos juveniles de Bruguera y en la pel¨ªcula de Richard Fleischer y con el que el Seaview compart¨ªa mirador de proa y descargas el¨¦ctricas. Y mucho m¨¢s tarde, el U-96 de Das Boot, que ha dado pie a la nueva serie del mismo t¨ªtulo de AMC de este a?o. Pero como dec¨ªa el Seaview, ¡°el submarino m¨¢s extraordinario de los siete mares¡±, fue el primero. Incluso ten¨ªa una realista r¨¦plica en pl¨¢stico y me ba?aba con ella viviendo grandes aventuras en un ?rtico infantil hecho de espuma y sue?os.
El Seaview era un sumergible nuclear futurista (incluso portaba en su seno una nave voladora, el aerosub) cuyas historias transcurr¨ªan en unos lejanos a?os setentas en los que yo ya estar¨ªa haciendo COU, so?ar¨ªa con cambiar el submarino de la ba?era por la rub¨ªsima Mercedes Udaeta y hasta habr¨ªa muerto Franco. Pertenec¨ªa (el submarino, no la chica) a la flota de EE UU aunque iba bastante por libre dedicado a salvar el mundo arrostrando para ello peligros sin cuento, un poco como la Enterprise de Star Trek en el ¨¢mbito c¨®smico.
El sumergible, una virguer¨ªa, era el verdadero protagonista de Viaje al fondo del mar, una de las grandes series de aventuras fant¨¢sticas, de ciencia-ficci¨®n, que cre¨® en los sesenta para televisi¨®n, a partir de su propia pel¨ªcula anterior (1961) ¡ªnovelizada por el gran Theodore Sturgeon, por cierto¡ª, Irwin Allen, bautizado m¨¢s tarde como ¡°el maestro del desastre¡± por filmes como El coloso en llamas o La aventura del Poseid¨®n. Entre esas series de Irwin que vinieron a iluminar nuestra televisi¨®n de entonces, en riguroso blanco y negro, estaban las inolvidables El t¨²nel del tiempo, Perdidos en el espacio y Tierra de gigantes. Pienso en la peque?a pantalla de los sesentas, que era realmente peque?a, ten¨ªa cuernos (antena que el padre de familia siempre mov¨ªa expertamente), rombos y buena parte del tiempo no emit¨ªa m¨¢s que nieve y la carta de ajuste, y me asalta una ola de nostalgia, aunque tambi¨¦n un estremecimiento a medias de placer y de espanto. Por ella entramos al reino de la fantas¨ªa, a sus maravillas y terrores.
La serie lo ten¨ªa todo para estimular las ansias de aventura y maravilla
Recuerdo un mundo en el que las series, de todos los g¨¦neros, ciencia-ficci¨®n, oeste, polic¨ªas, abogados, detectives, animales variados, estaban tan a la orden del d¨ªa como ahora aunque, claro, no a la carta: para saber qu¨¦ ser¨ªa del David Vincent de Los invasores o el Richard Kimble de El fugitivo o si adelgazar¨ªa Hoss Cartwright ten¨ªas que esperar pacientemente al siguiente cap¨ªtulo. Es abrir la espita de la memoria y no parar de brotarme nombres: Bonanza, High Chaparral, Daktari, El agente de Cipol, Furia, Daniel Boone, El Virginiano, Jim West, Ironside, Flipper, Rumbo a lo desconocido... Tambi¨¦n aquellas inolvidables de marionetas: los Thunderbirds, El capit¨¢n Escarlata, Meteoro submarino (con su rom¨¢ntica canci¨®n Acqua marrrrina)... Y luego dicen que estamos en la Edad de Oro de las series.</CF>
Viaje al fondo del mar se enmarcaba en una atm¨®sfera de Guerra Fr¨ªa (era la ¨¦poca), con esp¨ªas y agentes secretos enemigos pugnando por los secretos tecnol¨®gicos del Seaview y del bloque occidental. Pero los guiones desbordaban ampliamente ese terreno de juego y aparec¨ªan monstruos de todas clases (muchos muy de serie B), maravillas submarinas, por supuesto (est¨¢bamos en la era pre-Costeau), cient¨ªficos majaretas, extraterrestres, robots, dinosaurios, nazis (!) e incluso fantasmas, como el Holand¨¦s Errante y Barbanegra. Los peligros pod¨ªan estar dentro del submarino (en forma de saboteadores, tripulantes que enloquec¨ªan o seres raros, ncluso hombres lobo, que se introduc¨ªan en la nave) o fuera (criaturas gigantes, otros sumergibles, ovnis, alteraciones del espacio y el tiempo). A destacar que el almirante Nelson (Richard Basehart) hab¨ªa sido previamente marinero (Ismael) en Moby Dick (1956), de John Huston. Se hicieron 4 temporadas de Viaje al fondo del mar y 110 episodios. Y entre los invitados aparecieron actores como Robert Duvall, Linda Cristal, Vincent Price, Leslie Nielsen, John Cassavetes o George Takei antes de abordar la Enterprise como su piloto, Sulu.
Era una serie que, desde la caracter¨ªstica m¨²sica de los t¨ªtulos, lo ten¨ªa todo para estimular las ansias de aventura y asombro de un ni?o y para iniciarle en el significado de la amistad, la lealtad, el valor (y la cobard¨ªa). La verdad es que en sus episodios se larvaron muchas de de mis obsesiones de toda la vida. Si es que hasta hay un cap¨ªtulo en el que sal¨ªa una momia egipcia. ?Una momia en submarino!: a ver si eso no excita, y mucho, la imaginaci¨®n.
Una sirena a bordo
1.- A?o de estreno y origen. 1964, EE UU.
2.- Actor/Actriz. Richard Basehart (almirante Harriman Nelson) y David Hedison (capit¨¢n Lee Crane), sin olvidar al sufrido marinero Kowalski (Del Monroe). "?Avisen a Kowalski!".
3.- Edad que ten¨ªas cuando la ve¨ªas y con qui¨¦n la ve¨ªas. 9 a?os, con mi hermano mayor.
4.- La mejor escena que recuerdas. La de Crane enamorado de una sirena. Y la recurrente del submarino zarandeado con los tripulantes cay¨¦ndose.
5.- Qu¨¦ serie est¨¢s viendo ahora. 'Chernobyl', 'Vikingos 5'.
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