El vampiro de Igualada y las chicas de los ochenta

Mi primer flechazo lo tuve con C¨¨lia, un personaje de TV3. El nombre real de C¨¨lia era el de la actriz Elisabet Pujol. Servidor ten¨ªa 10 a?os y no se perd¨ªa el cap¨ªtulo semanal de Judes Xanguet i les maniquins, una serie que la cadena catalana emiti¨® entre 1988 y 1989 para su p¨²blico infantil y juvenil. Pujol ven¨ªa de coprotagonizar otro hito de la arqueolog¨ªa seri¨¦fila de TV3, Oliana Molls, el Indiana Jones catal¨¢n. Pujol ya hab¨ªa conquistado el coraz¨®n de miles de ni?os cuando reapareci¨® con Judes Xanguet i les maniquins; el ¨¦xito estaba garantizado.

Judes Xanguet i les maniquins era una serie de dise?os ochenteros, ropa de muchos colores y chicas monas. Las maniquins conviv¨ªan en un loft de la Barcelona preol¨ªmpica. Para llegar a fin de mes se ve¨ªan involucradas en todo tipo de trapicheos y aventuras. Como mascota ten¨ªan al tal Judes Xanguet ¡ªel actor, Ferran Rialp¡ª, que era mi ¨ªdolo, por varias razones: era un personaje surrealista con el que era imposible aburrirse y que ignoraba las convenciones sociales; estudiaba por correo para ser detective privado; viv¨ªa con seis chicas que se paseaban cada ma?ana por la casa en ropa interior y que le contaban sus cosas mientras se sub¨ªan las medias por unas piernas largu¨ªsimas o mientras se secaban con la toalla reci¨¦n salidas de la ducha.

La serie superar¨ªa los tribunales de la moral contempor¨¢nea: ser¨ªa aplaudida porque es un matriarcado total ¡ªlos hombres de la serie, o bien son unos ineptos o bien son los villanos¡ª. La serie contaba tambi¨¦n con revisiones cr¨ªticas de la realidad social. El cap¨ªtulo La dona de l¡¯any era una s¨¢tira de los concursos de belleza. El presentador se dirig¨ªa as¨ª al p¨²blico: ¡°Una vez m¨¢s pod¨¦is comprobar vuestra insignificancia mierdosa compar¨¢ndoos con la mujer que concursa hoy para ser la mujer del a?o. La mujer que vosotras, abominables espectadoras, no ser¨¦is nunca; la mujer que vosotros, espectadores f¨¦tidos, no poseer¨¦is nunca. La mujer que, eso s¨ª, imitar¨¦is para siempre y desear¨¦is eternamente¡±. Los paralelismos con la Movida madrile?a eran evidentes: el ¨²ltimo cap¨ªtulo de la serie giraba entorno a una ¡°zarzuela experimental sobre las luchas sociales en Babilonia¡±. En aquel cap¨ªtulo final, la obra se presentaba a Pep¨ªn Calamares, productor de espect¨¢culos de Madrid y amigo de Pedro Almod¨®var. La zarzuela experimental se lleva a cabo gracias a que la mujer del director es la sobrina del consejero de Agricultura de la Generalitat, que les riega con subvenciones. C¨¨lia pregunta por qu¨¦ no reciben dinero del Departamento de Cultura, a lo que la sobrina del pol¨ªtico responde que el consejero de Cultura solo reparte entre sus amigos. La guasa sobre el mundo del teatro y su precariedad es recurrente. La maniqu¨ª Berta consigue un trabajo de camarera en un bar de mala muerte, y un cliente le propone participar en una obra para, de paso, lig¨¢rsela:

-?No has estado nunca en grupo de teatro?

-Una vez hice los Pastorets.

-Deb¨ªas hacer de ¨¢ngel.

-No, de San Jos¨¦.

-?Quieres trabajar en la obra que estamos preparando? Actuamos sin subvenciones.

-?Sin subvenciones? Poco teatro ten¨¦is que hacer. Y yo, ?qu¨¦ har¨ªa en esta obra?

-De Libertad, saldr¨ªas desnuda, con una metralleta y escupiendo al suelo como una desesperada.

-Qu¨¦ bonito. Siempre he so?ado en salir a un escenario escupiendo al suelo.

Judes Xanguet i les maniquins, como otras creaciones televisivas de la ¨¦poca, estaba marcada por el amateurismo y por la experimentaci¨®n a partir de lo local. En mi cap¨ªtulo favorito, las maniquins descubren que tienen como vecino a un vampiro que se llama Evarist Maria Dalmau y que es oriundo de Igualada. Dalmau viste todo de cuero, como si fuera un guitarrista de Alaska y Dinarama, y su nem¨¦sis es Van Helsing, un turista cazador de vampiros que dedica las noches a ligar en tugurios de la ciudad.

Le¨ª hace unos d¨ªas a un usuario de Twitter que criticaba las series infantiles de los ochenta porque, seg¨²n ¨¦l, no estaban pensadas para los ni?os sino para adultos. Puede ser que tenga raz¨®n, pero creaciones como Judes Xanguet i les maniquins nos preparaban para el futuro y, lo m¨¢s importante, educaban nuestra imaginaci¨®n: todos aquellos objetos y personas que encontr¨¢bamos en nuestra cotidianidad de Barcelona pod¨ªan ser interesantes, enigm¨¢ticos y divertidos. Como si Quim Monz¨® hubiera escrito sus relatos para los m¨¢s peque?os de la casa.