De la inseguridad y de la mala fe
Frenar la penetraci¨®n del narcotr¨¢fico pasa por una estrategia de Estado y la degradaci¨®n de determinados barrios no concierne solo a los cuerpos de seguridad; requiere pol¨ªticas sociales, de vivienda y de empleo
El miedo es el sentimiento m¨¢s extendido entre los humanos; no en vano, el car¨¢cter contingente define nuestra condici¨®n. Por eso la seguridad es el primer recurso de los demagogos en pol¨ªtica, que solo buscan asustar al personal y regalarle los o¨ªdos con una gama de soluciones siempre en el registro de la represi¨®n. Hemos visto todo tipo de excesos verbales sobre una cuesti¨®n que ha alimentado el cuerpo ideol¨®gico de la extrema derecha, en su pretensi¨®n de reconquistar Europa vinculando inseguridad e inmigraci¨®n. Pero es dif¨ªcil superar el nivel de desprop¨®sito del l¨ªder del PP, Pablo Casado: ¡°Tenemos que reclamar que se pueda ir por Barcelona sin que te acuchillen por la calle y la alcaldesa no haga nada para evitarlo¡±. Simplemente, un ejercicio de mala fe: una acusaci¨®n montada sobre una falsedad evidente, que solo pretende aumentar el p¨¢nico de la ciudadan¨ªa, porque as¨ª cree que debilita a sus adversarios, con lo que agrava el problema cuando su responsabilidad como pol¨ªtico es contribuir a resolverlo.
Afortunadamente, el disparate de Casado ha sido tan monumental que no ha tenido el eco que pretend¨ªa. Porque en el caso de los problemas de seguridad surgidos en Barcelona, despu¨¦s de un tiempo de acumulaci¨®n de choques y demagogias, parece que empiezan a darse se?ales de buen sentido. Y que el hecho de que algunos agentes sociales ¡ªla patronal entre ellos¡ª hayan arrimado el hombro para buscar soluciones en vez de alimentar la demagogia ha contribuido a ello. Con efectos en los medios de comunicaci¨®n.
Si lamentable es el uso de la seguridad como arma arrojadiza en pol¨ªtica, tampoco en negar el problema est¨¢ la soluci¨®n. La cuesti¨®n es encontrar el punto justo entre la realidad y lo que se dice de ella. Y parece que poco a poco se va avanzando en esta direcci¨®n. Quiz¨¢s porque muchas van entendiendo que la propagaci¨®n del falso mensaje de una Barcelona Bronx perjudica a todos. Para afrontarlo, lo primero que hay que hacer es esclarecer que pasa. Y Barcelona en este momento tiene principalmente tres focos de riesgo en materia de seguridad: el narcotr¨¢fico, los robos y asaltos en las zonas de turismo masivo y la violencia de la marginalidad y la miseria.
<TB><TB><TB>Hace tiempo que se viene advirtiendo de la penetraci¨®n del narcotr¨¢fico en Espa?a. Y el puerto de Barcelona es una de estas v¨ªas. De todos es conocido el poder de corrupci¨®n y de destrucci¨®n del tejido social que tienen las tramas de la droga. La negligencia en este campo se puede acabar pagando muy cara si no se act¨²a con decisi¨®n ante un problema que empieza gangrenar diversas zonas del litoral espa?ol. Por tanto esta cuesti¨®n deber¨ªa ser una prioridad del Estado: no nos dejemos penetrar por quienes contaminan todo lo que tocan. A esta esfera pertenecen la mayor¨ªa de los homicidios que se producen en Barcelona, ajustes de cuentas entre traficantes, que generan desasosiego en algunos barrios.
La masificaci¨®n tur¨ªstica ¡ªaumentada en los ¨²ltimos a?os por las crisis de varios pa¨ªses que eran foco de atracci¨®n tur¨ªstica en el Mediterr¨¢neo¡ª ha llevado a cierta concentraci¨®n de bandas de carteristas que act¨²an con una agresividad cada vez mayor. La zona discotequera del Port Ol¨ªmpic se ha convertido en un punto de manifiesta tensi¨®n.
La concentraci¨®n de bolsas de miseria y marginaci¨®n en algunas calles, genera ocupaciones y conflictos en edificios degradados y violencia callejera de borracheras y peleas que est¨¢ alterando la vida de barrios como el Raval y que tiene efectos degradadores sobre el ambiente y la convivencia.
Despu¨¦s de un tiempo de desencuentros, parece como si las interpelaciones de la alcaldesa Ada Colau hubiesen llevado a las dem¨¢s instituciones a comprender que nadie saldr¨ªa beneficiado de desatenderse de la cuesti¨®n y se?alar a una sola culpable. Sin embargo, el simplismo del debate lleva siempre al simplismo en las soluciones. Y la primera cuesti¨®n en que se ponen todos de acuerdo es en endurecer el c¨®digo penal, especialmente en las cuestiones de reincidencia. Los problemas descritos exigen mucho m¨¢s que mano dura contra el robo callejero. Frenar la penetraci¨®n del narcotr¨¢fico en Espa?a pasa por una estrategia de Estado y la degradaci¨®n de determinados barrios no concierne solo a los cuerpos de seguridad, requiere pol¨ªticas sociales, de vivienda y de empleo eficientes. La inseguridad no tiene un solo vector: es una suma de disfunciones.
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