La censura como tic nervioso
Si el arte fuera un gato, la pol¨ªtica ser¨ªa el perro. Juntarlos no es del todo recomendable
La censura pol¨ªtica es una aberraci¨®n democr¨¢tica. Podr¨ªa volver a escribirlo o hacerlo con may¨²sculas pero creo que la idea queda bastante clara. Cuando la pol¨ªtica hipertrofia su ideolog¨ªa, se convierte en religi¨®n. Y donde hay dogmas no hay raz¨®n. Si el arte fuera un gato, la pol¨ªtica ser¨ªa el perro. Juntarlos no es del todo recomendable. Los gatos son muy especiales y la pol¨ªtica puede alcanzar grados muy peligrosos.
El arte supone uno de los mayores tesoros que tenemos. Un tesoro que, por cierto, anda escondido. S¨®lo unos pocos son capaces de desplegar el mapa del talento, s¨®lo unos pocos son capaces de ir encontrando joyas ocultas en forma de composici¨®n musical, de poema, de danza, de escultura¡
Nadie tiene garantizado el derecho a ser artista, que no es lo mismo a que los artistas no tengan derechos. No existe el derecho a ser capaz de crear. Es mentira que Einstein dijera ¡°todo el mundo es un genio¡±. Seamos serios a la hora de tildar a alguien como artista o a algo como art¨ªstico. Y lo mismo digo con los pol¨ªticos y la pol¨ªtica. No todo vale. Hay por ah¨ª demasiado lat¨®n pretendiendo ser oro.
De siempre los ayuntamientos han contratado a m¨²sicos para sus fiestas municipales, de distrito, de barrio. Este mecenazgo p¨²blico resulta esencial pues permite a los ciudadanos acceder a conciertos de manera asequible. Recuerden que por cada artista contratado hay cien que se quedan fuera. El problema estriba en plantearse la selecci¨®n o el rechazo en funci¨®n de un manual de simpat¨ªas/antipat¨ªas morales. Cuando la pol¨ªtica entra hasta la cocina del arte, el sufl¨¦ creativo se pincha y la monocrom¨ªa lo inunda todo.
Creo sinceramente que no hay mejor apuesta desde la pol¨ªtica local que buscar la concordia a la hora de contratar m¨²sicos para las fiestas. No veo mayor problema en este asunto salvo que se quiera imponer a la poblaci¨®n un modelo art¨ªstico-ideol¨®gico af¨ªn al de quienes gestionan el poder. Resulta parad¨®jico que aquellos que se rasgan las vestiduras con determinados cantantes suelen luego lavarse las manos con otros.
El pol¨ªtico que juega a sacerdote debe hacerlo hasta las ¨²ltimas consecuencias. No se pueden poner vallas morales a un lado de la correcci¨®n y dejar la zona contraria sin controles. A m¨ª, por ejemplo, tanto asco me dan los que construyen odas al machismo en la letra de sus canciones como los que ensalzan a los terroristas de ETA. Seleccionar no es censurar. Don't become a monster to defeat a monster, que dir¨ªa Bono. Todo con moderaci¨®n, hasta la moderaci¨®n. Hablamos de fiestas locales, pensemos en la gente. Pas¨¢rselo bien no es un derecho, pero casi.
Mar Espinar es concejala socialista de Cultura del Ayuntamiento de Madrid
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