Duelo de alto ¡®standing¡¯ por un convento de Madrid
La parcela de las damas apost¨®licas en el paseo de la Habana enfrenta a vecinos con la promotora que compr¨® el terreno para construir una residencia de estudiantes
La hermana Dioni vive relativamente tranquila fuera de Madrid, en un convento de Granada. Ella es una de las cinco monjas que habitaban en el de las damas apost¨®licas, en el n¨²mero 198 del madrile?o paseo de La Habana, hasta que ya no pudieron m¨¢s y, en 2006, acuciadas por la crisis, decidieron venderlo. Lo que en su momento hab¨ªa sido una casa de espiritualidad se convirti¨® con los a?os en una residencia de 5.000 metros cuadrados para cinco personas que, con una edad que rondaba los 80 a?os, cuidaban adem¨¢s de un terreno de 17.000 metros cuadrados. All¨ª construyeron, tres a?os antes, un jard¨ªn inmenso, con m¨¢s de 450 ¨¢rboles, algo extravagante en su composici¨®n, que les supon¨ªa un gasto y un esfuerzo con el que no hab¨ªan contado.
En 2009, decidieron mudarse dej¨¢ndolo intacto y, tras varios a?os de sequ¨ªa, en 2017, consiguieron traspasarlo a la promotora Global Alchiba, que vio la oportunidad para construir ah¨ª una residencia de estudiantes. Pero ni las monjas, ni los compradores contaban con la oposici¨®n frontal de los vecinos, que se erigieron en defensores del edificio neomud¨¦jar de 1929 y de todo el jard¨ªn que lo rodea. Ese es el comienzo de un conflicto de alto standing que sigue bloqueado.
¡°Todo empez¨® a las seis de la ma?ana del 21 de julio del a?o pasado. Nos despertamos con los golpes, lo hicieron con nocturnidad y alevos¨ªa y los vecinos nos movimos lo m¨¢s r¨¢pido posible para evitar la demolici¨®n¡±, cuenta Paulino Baena, vecino y portavoz de la asociaci¨®n Defensa del Patrimonio de Chamart¨ªn de la Rosa. Ah¨ª aparece la primera contradicci¨®n en una historia con dos narrativas. Mariano L¨®pez, portavoz de la promotora inmobiliaria, asegura que la demolici¨®n no comenz¨® hasta las ocho de la ma?ana. ¡°Es absurdo, hay una normativa muy estricta sobre eso¡±, zanja. A una hora u otra, lo cierto es que a golpe de tuits y llamadas directas a altos cargos de la Comunidad, los vecinos consiguieron detener los golpes de las m¨¢quinas.
Paloma Sobrini, directora general de Patrimonio de la Comunidad de Madrid, mand¨® paralizar el derribo y comprob¨® que exist¨ªa otra contradicci¨®n. El convento estaba protegido por ley al ser anterior a 1936, pero no constaba como tal en el cat¨¢logo donde deben figurar todos los edificios protegidos, una tarea de actualizaci¨®n que corresponde al Ayuntamiento. Los promotores hab¨ªan pedido la autorizaci¨®n del derribo mediante una declaraci¨®n responsable y se lo hab¨ªan concedido.
¡°Es la primera vez que pasa esto, que habiendo dado permiso de demolici¨®n, de repente a posteriori protejan un edificio. Pero dentro del encontronazo que supone que el Ayuntamiento permita demolerlo y la Comunidad lo pare, nuestra intenci¨®n es sacar adelante el proyecto¡±, explica L¨®pez. De esta manera, Global Alchiba se comprometi¨® a cumplir el dictamen de Sobrini y reconstruir lo derribado, un tercio del edificio, para seguir adelante con su plan. ¡°Nosotros no especulamos con vivienda, somos una promotora peque?a que con la crisis se tuvo que reinventar. Antes nos dedic¨¢bamos a hacer oficinas y ahora hemos puesto el foco en las residencias de estudiantes, adem¨¢s de por el negocio en s¨ª, porque es una necesidad cada vez mayor en Espa?a y en Madrid en particular. Tenemos cada vez m¨¢s estudiantes que vienen de fuera, y muchos no se pueden pagar un alquiler con los precios del mercado. Hemos hecho esto en Bilbao, Salamanca, Barcelona¡ y en todos los sitios nos reciben con los brazos abiertos¡±.
A Global Alchiba el boom informativo que provoc¨® el derribo le vino grande. Decidieron no hablar con la prensa, mantenerse al margen y esperar al dictamen de Sobrini. ¡°No estamos acostumbrados a esto, nos pintaron como los malos de la pel¨ªcula y la realidad es que solo vimos la opci¨®n de negocio en un sitio privado, lo compramos e intentamos sacar adelante un proyecto¡±. Este, tras la decisi¨®n de la Comunidad, se modific¨® y la promotora plane¨® construir otro edificio junto al convento para alojar, entre los dos espacios, a 850 estudiantes.
Al otro lado del conflicto, los vecinos del barrio de Nueva Espa?a, uno de los m¨¢s adinerados de Madrid. ¡°No somos los t¨ªpicos que se ponen con pancartas a protestar delante de una puerta. La verdad es que nos organizamos bien, sabemos qu¨¦ hacer. Somos un grupo de personas donde hay abogados, arquitectos, periodistas... y estamos dispuestos a ir hasta el Supremo para proteger lo que consideramos que hay que proteger¡±, dice Baena. As¨ª que, tras conseguir salvar el convento, los vecinos pusieron el foco en el jard¨ªn. ¡°Es el segundo pulm¨®n verde del distrito. Hay que mantenerlo. Adem¨¢s, no tiene sentido salvar el edificio y que permitan luego construir alrededor¡±.
Al entrar a la parcela, a la derecha, te recibe una edificaci¨®n de unos 100 metros cuadrados, tambi¨¦n protegida, donde antiguamente resid¨ªa un cura y, posteriormente, el guard¨¦s. El convento semiderruido, en el centro del terreno, est¨¢ rodeado de 450 ejemplares de ¨¢rboles, entre los que hay 42 especies, 12 aut¨®ctonas y 30 al¨®ctonas, de los que 27 est¨¢n muertos. Entre las especies se cuentan mimosas, arces negundos, casta?os de Indias, cedros del Himalaya, cipreses de Arizona, palmeras, una chumbera, n¨ªsperos de Jap¨®n o eucaliptos rojos. ¡°Es una locura de jard¨ªn. Adem¨¢s, es car¨ªsimo de mantener y no tiene nada de especial¡±, cuenta Francisco Carcedo, el jardinero que lo ha cuidado desde el principio, contratado primero por las monjas y despu¨¦s por la promotora. ¡°Ellas ahora est¨¢n arrepentidas de haberlo hecho as¨ª. Y se sienten mal por la situaci¨®n, no entienden el conflicto¡±, cuenta.
La construcci¨®n de la residencia de estudiantes afectar¨ªa a 200 ¨¢rboles, seg¨²n analiza en un exhaustivo informe ¡ªencargado por la promotora¡ª el catedr¨¢tico Antonio Prieto. ¡°La intenci¨®n es mantener el mismo n¨²mero en el terreno cuando edifiquemos. Pero tenemos que distribuirlos de otra forma, los replantaremos o plantaremos nuevos¡±, explica L¨®pez. Pero los vecinos, insisten, se oponen en bloque.
¡°Sobrini intent¨® arbitrar una soluci¨®n salom¨®nica, colgarse la medalla por proteger el convento, pero seguir beneficiando al inversor. Nosotros hemos interpuesto el recurso ante el tribunal superior de justicia porque creemos que ese decreto est¨¢ fundamentado en una serie de informes hechos ad hoc para justificar que lo hacen bas¨¢ndose en criterios de singularidad bot¨¢nica, cuando esta no es una discusi¨®n sobre especies protegidas, es sobre la conveniencia de proteger, desde un punto de vista de desarrollo urbano sostenible, un conjunto conventual m¨¢s su jard¨ªn, que forman una unidad, en una zona adem¨¢s carente de suelo verde¡±, argumenta el portavoz vecinal.
La pelota, por tanto, se encuentra en el tejado del Ayuntamiento, que todav¨ªa no ha tomado la decisi¨®n de conceder la licencia necesaria para que se empiece a construir o proteger todo el jard¨ªn. ¡°Nosotros no vamos a ir en contra de la Comisi¨®n de Patrimonio de la Comunidad. Esto es un acto reglado, tiene poco de discrecional. Es verdad que el expediente est¨¢ abierto todav¨ªa, pero est¨¢ en tramitaci¨®n. Si la Comunidad decide proteger el convento y s¨®lo parte del jard¨ªn, nosotros lo apoyaremos¡±, aseguran fuentes del ¨¢rea de urbanismo del Consistorio.
¡ª¡°Si talan toda esa parte y edifican una mole alrededor del convento, ?qu¨¦ sentido tiene proteger un edificio cuando lo vas a encapsular y va a perder cualquier significaci¨®n hist¨®rica art¨ªstica?¡±, insiste Baena.
¡ª¡°Yo entiendo que los vecinos quieren asomarse por la ventana y ver un espacio verde. Pero nosotros queremos que se desbloquee esto. Que alguien tome una decisi¨®n ya, en este caso el Ayuntamiento. Y si no nos dejan edificar, pediremos una indemnizaci¨®n", avisa L¨®pez. "Esto es una propiedad privada, una parcela que tiene un uso dotacional, es decir, para dar dotaciones de servicios. Llevamos gastado, entre la compraventa y lo que hemos invertido, unos 38 millones de euros. Un dineral, una locura para tener esto parado¡±.
Una licencia sujeta a un marco jur¨ªdico formalista
La tradici¨®n del marco legislativo del urbanismo espa?ol desde la ley que marca su punto de partida ¡ªla de 1956¡ª es muy formalista, seg¨²n varios juristas, lo que quiere decir que en ella todo est¨¢ muy reglado para que las leyes de suelo y urbanismo den soluciones autom¨¢ticas a trav¨¦s de sus complejos mecanismos, los planes y sus instrumentos de desarrollo, de los que resulta la licencia para edificar.
Este planteamiento hace muy dif¨ªcil para las Administraciones introducir con eficacia las nuevas estrategias de desarrollo urbano sostenible como son las de adaptaci¨®n al cambio clim¨¢tico, la rehabilitaci¨®n integral energ¨¦tica de edificios o la renaturalizaci¨®n urbana. El marco regulatorio del urbanismo en Reino Unido, por ejemplo, es mucho menos r¨ªgido y formalista y da m¨¢s juego a la introducci¨®n de estrategias urbanas. Los responsables t¨¦cnicos p¨²blicos tienen la posibilidad de hacerlas valer en procesos m¨¢s dialogados.
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