La residencia se llev¨® el piso de la abuela
El precio medio de un geri¨¢trico en Madrid roza los 1.900 euros al mes, una carga que casi ninguna familia puede cubrir solo con las pensiones o las ayudas p¨²blicas a la dependencia
Hab¨ªa sido el piso familiar durante 60 a?os. Un apartamento de dos habitaciones y una terraza amplia junto a la vieja plaza de toros de Vista Alegre que?Carmen Santamar¨ªa y Sabas Carretero compraron en 1954. All¨ª, en Carabanchel Bajo, criaron a sus siete hijos con el sueldo de ¨¦l como dependiente en una tienda de confecci¨®n. Era el ¨²nico patrimonio que les iban a legar, pero al final de sus d¨ªas el plan se torci¨®. Ella, viuda, contrajo alzh¨¦imer y en 2014 su estado se hab¨ªa deteriorado tanto que sus hijos decidieron internarla de urgencia en una residencia. Para poder afrontar la mensualidad malvendieron la propiedad por algo m¨¢s de 70.000 euros. Su hija Pilar Carretero, de 56 a?os, dice que no ten¨ªan otra alternativa que desprenderse r¨¢pido del hogar que guardaba sus recuerdos: "Mi madre ni se enter¨®".
Su madre vive en una de las residencias m¨¢s asequibles de Madrid, en El ?lamo, 41 kil¨®metros al suroeste de la capital. Paga cerca de 1.800 euros al mes. De media, el precio de las residencias en la Comunidad de Madrid roza los 1.900 euros al mes seg¨²n el portal de Internet m¨¢s usado, Inforesidencias.com. Es una carga tan onerosa para las familias que muchas acaban vendiendo un patrimonio y unos ahorros conseguidos tras d¨¦cadas de esfuerzo.?
Como a la mayor¨ªa de madrile?os con familiares en residencias, Carretero no puede cubrir la mensualidad con la pensi¨®n de su madre m¨¢s las ayudas p¨²blicas. Percibe poco m¨¢s de 600 euros por viudedad y algo m¨¢s de 700 euros por la ayuda a la dependencia, una de las m¨¢s altas en la Comunidad de Madrid.
Los ahorros por la venta del piso son el complemento que le permite llegar a fin de mes, un fondo que se va secando poco a poco.?
Las historias de angustia econ¨®mica son frecuentes en las residencias de ancianos de Madrid. Es un sentimiento que consume a muchos internos que se sienten una carga. "Hablo con otros residentes que no quieren seguir viviendo porque se est¨¢n arruinando", dice Carretero.?
Los precios de las residencias han crecido en los ¨²ltimos a?os m¨¢s r¨¢pido que las pensiones o las ayudas p¨²blicas a la dependencia. En Madrid, el sector experimenta una r¨¢pida expansi¨®n basada sobre todo en el sector privado, que ve el envejecimiento poblacional como una buena oportunidad de negocio.?
La oposici¨®n, las familias y el Defensor del Pueblo han pedido m¨¢s recursos p¨²blicos para responder a un drama que se agudiza. "Las residencias se han convertido en un negocio fuera de control", dice Miguel V¨¢zquez, un portavoz de Pladigmare, una asociaci¨®n de familiares de residencias. "Pedimos un reequilibrio entre la oferta p¨²blica y la privada".
Los precios, previsiblemente, subir¨¢n tras un aumento de los salarios mileuristas de los cuidadores, una demanda de los sindicatos en la actual negociaci¨®n del convenio colectivo nacional.
Pagar la residencia es un sacrificio econ¨®mico que muchos familiares hacen con tal de que su ser querido tenga el mejor trato al final de sus d¨ªas, a veces desembolsando cantidades por encima de sus posibilidades.
Carmen Ord¨®?ez, una periodista de 63 a?os, cuenta que ella y sus hermanos buscaron una residencia excelente para su madre, Amparo, enferma de alzh¨¦imer y p¨¢rkinson. Pronto se dieron cuenta de que en un sector plagado de quejas por mala atenci¨®n, solo tendr¨ªan lo que buscaban pagando un precio "cinco estrellas".?
Durante 12 a?os, Amparo vivi¨® en la residencia Ballesol Pr¨ªncipe de Vergara, que muestra cinco estrellas en su logotipo. Sus familiares pagaron los 4.000 euros de mensualidad por una habitaci¨®n individual m¨¢s el coste a?adido de una cuidadora particular, unos 1.000 euros m¨¢s. Ord¨®?ez calcula que les cost¨® medio mill¨®n de euros, que financiaron con la venta de la vivienda familiar en Madrid y otra en la sierra.
La familia identific¨® dos residencias p¨²blicas de Madrid especializadas en alzh¨¦imer, pero para acceder a ellas deb¨ªan aceptar la propuesta de la Comunidad de Madrid, en otro centro en Parla, y aguardar a un largo proceso de traslado.
Amparo muri¨® el 22 de agosto a los 95 a?os. Su hija dice que la ¨²ltima factura incluye el uso de la habitaci¨®n por dos d¨ªas de m¨¢s, en los que ella ya no estaba, y un electrocardiograma hecho tras la muerte, que seg¨²n le explicaron es parte del protocolo.
"Es un negocio. Quieren sacar beneficios como sea", se queja Ord¨®?ez. El centro no respondi¨® a una solicitud de este peri¨®dico.
La venta del hogar familiar es muchas veces una soluci¨®n r¨¢pida para una urgencia de liquidez. Es com¨²n que las familias recurran a las residencias tras una hospitalizaci¨®n.
Hay opciones para no vender la casa familiar como el alquiler o productos bancarios m¨¢s complejos, como hipotecas inversas, que generan una carga sobre la propiedad que deber¨¢n pagar los herederos. Pero, en la pr¨¢ctica, esta soluci¨®n no sirve a muchas familias con pisos en lugares de baja demanda.?Empresas especializadas como Pensium, que garantiza una renta de alquiler desde el primer d¨ªa, solo contratan con clientes tras un "estudio de alquilabilidad".
"Al final, si no tienes un piso que valga, ninguna de estas opciones te sirve de nada", valora Josep de Mart¨ª, director del portal?Inforesidencias.com.?
Es lo que les pasa a muchos madrile?os hijos de inmigrantes, que tienen casas en la Espa?a del interior. Los hijos de la cordobesa Josefa L¨®pez Flores, de 95 a?os, estuvieron "a un tris" de vender la casa de Puente Genil. La cuota de 2.350 euros al mes por una residencia privada en Getafe estaba dilapidando los ahorros de Josefa. Estuvo en lista de espera para una plaza subvencionada tres a?os y medio, cuenta su hijo Jos¨¦ Ruiz, de 70 a?os.
Por suerte, en mayo le concedieron una plaza concertada despu¨¦s de que los hijos pidieran una revisi¨®n advirtiendo de que su situaci¨®n econ¨®mica hab¨ªa empeorado. Ahora reside en un centro de Boadilla del Monte. Ruiz se considera afortunado porque no han tenido que esperar tanto como otros. "Hay gente que se muere esperando. Nos podemos dar con un canto en los dientes".
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