Cabellos de plata, historias de siempre
Luis Pastor abri¨® en el escenario de la catedral la ¨²ltima noche musical de la Merc¨¨ 2019
Si el viernes, primer d¨ªa de celebraciones, la fiesta arrancaba al ralent¨ª, el ambiente de este? lunes ya era inaprensible. Por el centro de la ciudad caminaban personas a¨²n con uniforme de trabajo y cara de velocidad o hast¨ªo que se cruzaban con aquellos que ya iniciaban la ¨²ltima noche de conciertos de la Merc¨¨ 2019. Cosas de una ciudad que por la ma?ana trabaja y por la noche se solaza en honor de su patrona. El arranque de esta ¨²ltima cita conduc¨ªa al escenario de la plaza de la catedral, donde un p¨²blico muy, pero que muy maduro, ya ocupaba todas las sillas frente al escenario m¨¢s de media hora antes, de manera que conseguir asiento era m¨¢s dif¨ªcil que comprar entradas para los conciertos de Rosal¨ªa. Y hablando de gente joven, era curioso que este p¨²blico, aunque por distintas razones, tenga un comportamiento similar al de los fans de One Direction, aunque no lleguen a dormir en tiendas de campa?a para conseguir una primera fila.
Una vez en la plaza, lo primero que llamaba la atenci¨®n, adem¨¢s de la imposibilidad de sentarse a no ser en el suelo, era ver a Luis Pastor departir amigablemente con unos j¨®venes amigos, casi mezclado con el p¨²blico. Pelo cano de plata vieja, tejanos y camiseta azul, exactamente la misma indumentaria que minutos despu¨¦s lucir¨ªa en el escenario, donde abri¨® con Mariposa de noviembre en honor de Violeta Parra. Poco m¨¢s tarde ya recordaba que en Barcelona le aceptaron a?os ha para grabar un disco que en Madrid no quer¨ªan, de la misma manera que ahora volv¨ªa a cantar en la misma ciudad porque en la que le acogi¨® como un vallecano m¨¢s no le dejan, dej¨® caer recordando la censura que sufri¨® recientemente por parte del ayuntamiento de la capital. Sabiendo lo que ten¨ªa delante, en Yo soy record¨® una Espa?a en blanco y negro, la Espa?a del cat¨®n y del Cara al Sol, y la menci¨®n a la Rep¨²blica ya condujo a la primera salva de aplausos. Hablando casi tanto como cantando, con un discurso genuino de cantautor cl¨¢sico, Luis Pastor record¨® una forma de hacer que ya no es ¨²nica.
Con un lenguaje m¨¢s contempor¨¢neo, y siempre sin perder la ra¨ªz, la v¨ªspera fue de Mar¨ªa Jos¨¦ Llergo. Esta joven cantaora, apenas 24 a?os, forma parte de la generaci¨®n que ha decidido, mejor dicho, no ha tenido m¨¢s remedio, que reinterpretar la m¨²sica que sus familias les han legado, pero esta herencia cultural ha sido tamizada por las vivencias de una juventud que ha crecido en un mundo sensiblemente diferente al de sus progenitores, por no remontarse al de sus abuelos. El reconsiderar los c¨¢nones no es pues un capricho, es una necesidad que proyecta al flamenco hacia el futuro porque parte del hoy. Con una voz poderosa, conocedora de los palos tradicionales y al mismo tiempo capaz de entreverarlos con bases electr¨®nicas y cortinillas de interferencias digitales, la cantaora se hizo con el p¨²blico que en gran n¨²mero ocupaba la plaza de los ?ngels. Mediante composiciones en clave feminista y otras de marcado contenido social, la cantaora dej¨® patente que su camino s¨®lo conduce a su despegue popular. Hay futuro, hay talento.
A¨²n con la lluvia amenazando con su presencia, la actuaci¨®n de la rapera sudafricana Yugen Blakrok comenz¨® con escasos minutos de retraso en la contigua plaza Joan Coromines. Y result¨® pasmoso como el vac¨ªo frente a su escenario, s¨®lo transitado por los vendedores ambulantes ofertando paraguas e impermeables, fue ocupado por un p¨²blico que actu¨® como los caracoles tras la lluvia, emergiendo de la nada en cantidad m¨¢s que apreciable. Su premio, hip-hop de contornos sombr¨ªos salpimentado con trompeta. M¨¢s tarde sigui¨® chispeando, pero entre la m¨²sica y sus usuarios s¨®lo se interpuso la cruda realidad de un inminente d¨ªa laborable.
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