Torquemada estrena Monasterio
Hace cinco siglos, a Torquemada le obsesionaban los jud¨ªos, pero ahora tiene otra fijaci¨®n, sostiene la autora
Torquemada ha vuelto y ha estrenado Monasterio gracias a la mano de obra barata que le ha ayudado a construirlo en el eje Sol-Cibeles. El inquisidor castellano y patriota que consigui¨® que hasta los Reyes Cat¨®licos acabaran de ¨¦l hasta la peineta, ahora tiene voz heladora, de aut¨®mata, y ojos tenebrosamente fr¨ªos. Ha cambiado la austeridad del h¨¢bito por americanas blancas ordinariamente remangadas; un horror de estilismo. Y la tonsura la oculta una larga cabellera oscura. Hace cinco siglos, a Torquemada le obsesionaban los jud¨ªos, pero ahora tiene una fijaci¨®n con el adoctrinamiento de ni?os para que practiquen la zoofilia y el exterminio eugen¨¦sico de cr¨ªos con s¨ªndrome de Down. En su mente calenturienta ve aberraciones sexuales por todas partes. En sue?os, en los paseos con su perra, en las aulas y los libros¡
Y as¨ª como los adoradores del inquisidor creen que la violencia no tiene g¨¦nero, Torquemada tampoco lo tiene. Muta f¨¢cilmente de mujer a hombre y de hombre a mujer. Como los ¨¢ngeles, incluidos los ca¨ªdos, que no tienen sexo. Torquemada es un ¨¢ngel ca¨ªdo sin g¨¦nero al que solo hay que aplicarle lo que dijo san Agust¨ªn: Satan¨¢s es un perro encadenado que puede ladrar violentamente, pero solo consigue morder a quien se le acerca.
El ¨²ltimo mordisco se lo llev¨® el jueves pasado el alcalde, porque no se puede ser m¨¢s simple. Torpe, tambi¨¦n. Mucho. Pero simple, un rato largo. Hasta cuando cree estar haciendo las cosas bien, manifest¨¢ndose por las mujeres asesinadas (que a Torquemada siempre se le hacen pocas), la caga en cuanto abre la boca. Ten¨ªa clavadas miradas que le gritaban: ¡°??Qu¨¦?! ??No vas a decirles nada a esos cuatro pelagatos y al Torquemada de la pancarta verde moco?! ?Que te est¨¢n contraprogramando, leches!¡±. Esto es lo que les pas¨® por la cabeza a muchos de los presentes durante aquel minuto de silencio, pero solo Mercedes Gonz¨¢lez, la portavoz socialista en el Ayuntamiento, le recrimin¨® su inacci¨®n. ¡°Vale¡ Voy¡±.
Y el alcalde lleg¨® hasta la pancarta verde moco que sujetaba Torquemada y sus asistentes y, en vez de mantener la distancia que recomienda san Agust¨ªn, se acerc¨® de m¨¢s, salud¨® cort¨¦smente¡ y la pifi¨®. Porque Satan¨¢s solo muerde si te acercas. Y as¨ª fue como pudimos ver todos, en todos los informativos de toda Espa?a, c¨®mo un arrugadito alcalde, mirando medio metro hacia arriba, le dec¨ªa a Torquemada eso de ¡°si yo estoy de acuerdo contigo¡ contra la ideolog¨ªa de g¨¦nero y el feminismo del 8- M¡¡±. Se retrat¨®. Porque de Torquemada nadie espera nada salvo escupitajos, pero de ¨¦l puede que alguien esperara algo m¨¢s inteligente que hablar del D¨ªa Internacional de la Mujer, instituido por Naciones Unidas, con ese desprecio. Y justo en la semana en la que han sido asesinadas cuatro mujeres. Lo que no puede ser, no puede ser. Y adem¨¢s es imposible.
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