Un rape entre compresas y un jurel en un vaso de yogurt
Los pescadores de Barcelona faenan en la segunda regi¨®n urbana que vierte m¨¢s pl¨¢stico a las aguas del Mediterr¨¢neo
El pesquero Bona Mar 2 huele a primera hora de la ma?ana a h¨ªgado de cordero frito y cebolla. Es el desayuno que prepara Ousmane Tehior, de 49 a?os, lobo de mar que ya pescaba siendo un ni?o a bordo de su cayuco en Senegal. La oscuridad a¨²n envuelve el puerto de Barcelona y en el puente de mando, Carlos Mart¨ªn, patr¨®n del barco, ilumina con el m¨®vil el ¨²ltimo tesoro extra¨ªdo del fondo del mar: la chapa de un Seat 750, una versi¨®n de hace sesenta a?os del m¨ªtico 600. Mart¨ªn tambi¨¦n guarda en casa un calendario de 1956 tra¨ªdo por las corrientes. El mar devuelve al ser humano sus desechos, incluso los de hace siglos, como el ¨¢nfora rota que llevan en el Bona Mar 2. Pero la mayor¨ªa de estos objetos no son tan especiales: la mayor¨ªa es basura.
El ¨¢rea metropolitana de Barcelona es la segunda en verter m¨¢s pl¨¢stico en el Mediterr¨¢neo, seg¨²n un informe de 2019 de la organizaci¨®n ecologista WWF. Solo la supera la costa de Cilicia, en Turqu¨ªa. Investigadores del Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC) concluyeron en otro informe que entre Barcelona y Vilanova y la Geltr¨², un 38% de lo que capturan los barcos de pesca es basura. Tambi¨¦n analizaron el ¨ªndice de residuos en el delta del Ebro: solo un 5% eran desechos. Mart¨ªn y el armador del Bona Mar 2, Llu¨ªs Tall¨®, no creen que este 38% sea correcto: aseguran que es mucho menos.
La Cofrad¨ªa de Pescadores de Barcelona ¡ªuna docena de embarcaciones¡ª se comprometi¨® en 2015 a retornar a puerto los residuos que caigan en sus redes. Este diario acompa?¨® al Bona Mar 2 en su jornada de pesca del 20 de septiembre: volvieron a puerto con unos 350 kilos de pescado y 20 kilos de basura. Los desechos capturados, en realidad, fueron m¨¢s, pero los fragmentos m¨¢s peque?os eran devueltos al mar junto a sedimentos, algas y especies animales rechazadas. ¡°Incluso tras un temporal fuerte, con todo lo que baja por los r¨ªos Bes¨°s y el Llobregat, como mucho recogemos 30 kilos; no es ni un 10% de lo que pescamos¡±, afirma Mart¨ªn.
La experiencia del patr¨®n s¨ª corrobora otros datos cient¨ªficos: la suciedad procede de tierra firme ¡ªun 80%, seg¨²n la Comisi¨®n Europea¡ª, y el Llobregat y el Bes¨°s son las principales autopistas de salida al mar de la basura. El estudio del ICM-CSIC destaca que estos desperdicios ¡°pueden da?ar el equipo de pesca, reducir las capturas y requerir tiempo para reparar o limpiar las redes¡±. Mart¨ªn, con 30 a?os como pescador a sus espaldas, subraya que hoy recogen menos desechos que antes, excepto por un fen¨®meno nuevo desde hace cuatro a?os: las toallitas higi¨¦nicas de celulosa. ¡°Son un quebradero de cabeza, se enredan en las redes y cuesta mucho limpiarlas¡±.
La primera recogida de las redes, tras casi dos horas de pesca de arrastre, se produce a seis millas frente a Sitges. De las tres tandas de arrastre durante 12 horas navegando, la primera es la que menos desperdicios subir¨¢ al barco porque es la que se da m¨¢s lejos de Barcelona, dice Mart¨ªn. La red se abre a bordo y cae una monta?a de fango, calamares, peces, estrellas de mar y otros objetos, como cinta adhesiva industrial para precintar cajas y algas entrelazadas con toallitas de celulosa en descomposici¨®n. La segunda recogida del aparejo se realiza a la altura del aeropuerto del Prat, en un horizonte salteado por cargueros mercantes y cruceros: destacan la cantidad de botellas de pl¨¢stico, algunas compresas hinchadas y envoltorios de preservativos que la tripulaci¨®n acumula junto una bandeja llena de rapes.
Las redes traen a la superficie productos industriales de hace d¨¦cadas: un jurel se queda atrapado dentro de un vaso de pl¨¢stico de yogur de pi?a de Danone de 1977; aparece una peque?a bolsa de champ¨² de una antigua marca, Lafich, con el precio todav¨ªa visible (seis pesetas); y surge tambi¨¦n la tapa de una caja de pastillas de jab¨®n Quesin, marca hoy desaparecida. Hay, adem¨¢s, objetos que proceden de cruceros, desde un cenicero de pl¨¢stico de la naviera Grimaldi a un envoltorio de productos de belleza de una marca de G¨¦nova.
Basura de los setenta
La tercera y ¨²ltima tanda de capturas es la m¨¢s prol¨ªfica en basura y la que se encuentra a mayor profundidad, a 90 metros, entre el delta del Llobregat y el del Bes¨°s: plantillas de zapato, bolsas de pipas y de patatas fritas, una lata de cerveza, una bolsita de 90 gramos de detergente concentrado Mistol de los a?os setenta, un mu?eco de Playmobil, varias botellas de cristal y m¨¢s toallitas higi¨¦nicas. ¡°Desde el barco vemos la evoluci¨®n de las marcas¡±, afirma Jordi Tom¨¢s Hierro, maquinista del Bona Mar 2: ¡°Cada vez encontramos menos bolsas del Pryca o botellas de cristal de Coca-Cola; antes hab¨ªa un mont¨®n¡±.
Mart¨ªn y Tall¨® insisten en que en el mar han detectado la mejor eficiencia en la recogida de basura. ¡°La gente est¨¢ cada vez m¨¢s concienciada. Este problema se soluciona con educaci¨®n¡±, dice Mart¨ªn, evocando su infancia, cuando en la playa de su barrio, la Barceloneta, ten¨ªan que cruzar una perenne barrera de basura flotante para poder ba?arse en el mar.
Micropl¨¢sticos y residuos de carb¨®n
No todos los residuos en el mar son identificables a simple vista. Cient¨ªficos de la Universidad de Barcelona detectaron en el litoral mediterr¨¢neo una media de 100.000 micropl¨¢sticos (inferiores a cinco mil¨ªmetros de di¨¢metro) por kil¨®metro cuadrado. El informe alertaba de que el pl¨¢stico es ingerido por la fauna marina, incluso por el plancton, y que el 65% de los micropl¨¢sticos detectados eran compuestos del polietileno.
Una investigaci¨®n del Instituto de Ciencias del Mar a?ad¨ªa otro contaminante escondido que representa el mayor porcentaje ¡ª28%¡ª entre los residuos analizados en la costa catalana: el clinker, la escoria del carb¨®n consumido durante 150 a?os para la navegaci¨®n mar¨ªtima.
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