Cayetana y Puig Antich
La diputada del PP asisti¨® a un debate en que la mayor¨ªa se dedic¨® a subir el list¨®n de las comparaciones forzadas y extempor¨¢neas
El debate de Pol¨ªtica General del Parlament tuvo como espectadora a Cayetana ?lvarez de Toledo. La acomodaron en la zona noble de los invitados, algo as¨ª como la silla de pista de Jack Nicholson en la cancha de Los Angeles Lakers. Muy cerca, se sentaba Laura Borr¨¤s, jefa de filas de Junts per Catalunya en Madrid. No pill¨¦ ning¨²n gesto de complicidad entre colegas diputadas, ni un saludo, a pesar de que han compartido horas de acritud en el Congreso. ?lvarez de Toledo, aislada, mantuvo una aparente atenci¨®n al debate, de manera heroica, teniendo en cuenta que solo dos diputados hablaron en castellano. Ella manten¨ªa fijo ese rictus que ponemos en las fiestas cuando no conocemos a nadie pero no queremos evidenciar nuestra incomodidad. Ya saben, en esos casos aguantamos el vaso y damos sorbos para llenar el vac¨ªo que nos rodea y nos ocupa, pero sonre¨ªmos como diciendo: ¡°Eh, no es lo que parece, parezco un pulpo en un garaje pero estoy super comod¨ªsimo. ?Qu¨¦ pasa?¡± ?lvarez sabe mantener esa sonrisa con una gran seguridad; aun m¨¢s, le da a la expresi¨®n un aire tal que consigue que el inc¨®modo acabe siendo el que est¨¢ delante de ella. Solo modific¨® un poco esa expresi¨®n cuando oy¨® decir ¡ªe imagino que entendi¨®¡ª, ¡°presos pol¨ªtics¡±. En cambio, no me pareci¨® que la intervenci¨®n de su correligionario, Alejandro Fern¨¢ndez, le despertara m¨¢s atenci¨®n que el resto. Pese a que Fern¨¢ndez sabe c¨®mo sacar al hemiciclo de su sopor habitual.
?lvarez de Toledo asisti¨® a un debate en que, m¨¢s que hablar de pol¨ªtica general, oh sorpresa, la mayor¨ªa se dedic¨® a subir el list¨®n de las comparaciones forzadas y extempor¨¢neas (algo que le ha de resultar familiar, por otro lado, a la portavoz parlamentaria de Casado). La operaci¨®n policial contra los CDR del lunes facilit¨® que PP y Ciudadanos abrieran la puerta del hemiciclo al fantasma de ETA, y la exhumaci¨®n inminente ¡ªtal vez¡ª de Franco abon¨® el terreno a las met¨¢foras de los independentistas.
La portavoz de C¡¯s, Lorena Rold¨¢n, hizo una apuesta arriesgada: lucir la foto del atentado de ETA de 1991 en el cuartel de Vic, como augurio terrible de lo que nos espera si seguimos en esa pendiente por culpa del independentismo. Defini¨® a Quim Torra como l¨ªder de comandos y la llamaron al orden. Iba para protagonista, aunque en aquel instante el diputado Daniel Serrano del PP le rob¨® el momento con un ¡°?Viva la Guardia Civil!¡± que casi tumba a las nuevas estatuas instaladas en el Sal¨®n de Pasos Perdidos. Algo as¨ª no se hab¨ªa atrevido a decirlo ni Blas Pi?ar en el Congreso de los Diputados el 23F.
Parec¨ªa lo m¨¢s fuerte posible. Pero no, poco m¨¢s tarde, Albert Batet, de JxCat, compar¨® sin despeinarse a Salvador Puig Antich, el anarquista que fue la ¨²ltima v¨ªctima del garrote vil franquista, en 1974, con la CDR Tamara Carrasco, detenida, acusada de terrorismo y finalmente eximida m¨¢s de un a?o m¨¢s tarde. Puso la ejecuci¨®n del militante anarquista como ejemplo de la justicia espa?ola¡?actual!, y remat¨® con un error hist¨®rico como para echarlo de Saber y Ganar: afirm¨® que Puig Antich era la ¨²ltima pena de muerte de Franco, olvidando a los cinco ¨²ltimos fusilados de septiembre de 1975, dos etarras y tres miembros del FRAP, un grupo marxista violento. El dictador firm¨® las sentencias apenas dos meses antes de morir, y m¨¢s de un a?o m¨¢s tarde de haber ordenado la muerte del activista catal¨¢n y de un delincuente com¨²n desvariado.
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