La salud mental no es moda
?Cu¨¢ntas veces, por ejemplo, hemos utilizado la palabra bipolar en situaciones donde un amigo cambia de decisi¨®n repentinamente?
Todav¨ªa no me acostumbro a mi casa nueva y, como resultado, suelo encontrarme a m¨ª mismo trabajando fuera en cafeter¨ªas madrile?as crey¨¦ndome una Carrie Bradshaw precaria, que en vez de llevar Manolo Blahniks, come Manolo Bakes. De fondo suena ¡°m¨²sica jazz de Starbucks¡±, como dir¨ªa el profesor Terence Fletcher de la pel¨ªcula Whiplash. Abro Instagram y encuentro un post de? Ayesha Tan Jones, artista y modelo. Un pie de foto largo acompa?a su imagen en la pasarela de Gucci Primavera Verano 2020 con la frase ¡°La salud mental no es moda¡±, escrita en las palmas de sus manos.
Pensando que esta acci¨®n formaba parte del show, no le di gran importancia hasta que empec¨¦ a leer los comentarios. Fue una protesta no solamente por la aparente inspiraci¨®n de Gucci por las camisas de fuerza sacando a modelos vestidos con hebillas y correas opresivas, sino la estigmatizaci¨®n de la discapacidad y/o la neurodivergencia. En su post, escribi¨®: ¡°Como artista y modelo que ha tenido que luchar con su propia salud mental, as¨ª como miembros de mi familia y seres queridos con depresi¨®n, ansiedad, bipolaridad y esquizofrenia, es doloroso e insensible que una casa de moda tan importante como Gucci utilice estas im¨¢genes como concepto para hacer una declaraci¨®n de moda¡±.
Durante la semana de la moda de Par¨ªs, ocurri¨® un caso parecido con la marca Kimhekim, sacando a modelos a desfilar con un portasueros. El objetivo de llamar la atenci¨®n les funcion¨®, pero no de la manera que esperaban. Un portavoz de la marca cont¨® a Teen Vogue que se hab¨ªan inspirado en la relaci¨®n del dise?ador con las redes sociales y nuestra tendencia a llamar siempre la atenci¨®n, llegando a tales extremos, como la de falsear enfermedades.
La discapacidad y la neurodivergencia no deber¨ªa utilizarse como una declaraci¨®n de moda. Pero m¨¢s all¨¢ de las pasarelas, el capacitismo ¡ªuna forma de discriminaci¨®n o prejuicio social contra las discapacitadas¡ª est¨¢ tan arraigado que est¨¢ presente hasta en el lenguaje. ?Cu¨¢ntas veces, por ejemplo, hemos utilizado la palabra bipolar en situaciones donde un amigo cambia de decisi¨®n repentinamente? ?O cu¨¢ntas veces hemos expresado descontento con alguien llam¨¢ndole ¡°subnormal¡±, o librado de situaciones inc¨®modas en c¨ªrculos sociales con un ¡°soy autista¡±? Desde el uso de la discapacidad en las pasarelas hasta algo tan cotidiano como las expresiones y el lenguaje que utilizamos, es hora de que revisemos el capacitismo interiorizado que llevamos dentro.
Tan Jones termina agradeciendo el apoyo con este mensaje: ¡°Este tipo de valent¨ªa es solo un simple gesto en comparaci¨®n con la valent¨ªa que muestran las personas discapacitadas y neurodivergentes todos los d¨ªas. Tener la valent¨ªa de salir de la cama, saludar el d¨ªa y vivir sus vidas es un acto de fortaleza, y quiero agradecerles por estar aqu¨ª y ser ustedes¡±.
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