Una humareda en expasi¨®n
La cultura de la cachimba se extiende por la capital de Espa?a gracias a su popularidad entre los j¨®venes, muchos desinformados sobre el peligro para la salud

Abrir la puerta y adentrarse en alguno de los locales de moda de Madrid traslada en ocasiones a los clientes a un espacio envuelto en una cortina de humo. No proviene de los cigarrillos, prohibidos desde a?os en espacios p¨²blicos cerrados. La esencia arom¨¢tica que impregna el ambiente y esas inmensas nubes blanquecinas proceden de pipas de agua, conocidas como shishas o cachimbas. Se han convertido en uno de los productos estrella de multitud de establecimientos de todos los ¨¢mbitos: de las habituales teter¨ªas ¨¢rabes a restaurantes, pasando por discotecas o bares de copas.
Los datos oficiales sobre el mercado de tabacos confirman el crecimiento y el afianzamiento de lasshishas. En 2014, se vendieron unos 144.500 kilos por un valor aproximado de siete millones y medio de euros; el a?o pasado se registraron en torno a 450.000 kilos vendidos y unos ingresos de m¨¢s de 25 millones. Este a?o el crecimiento se mantiene: en julio se hab¨ªan superado los 420.000 kilos y las ventas en euros alcanzaban ya los 25 millones de todo el a?o anterior, seg¨²n el informe de Estad¨ªsticas del Mercado de Tabacos del Ministerio de Hacienda.
La OMS pide campa?as de informaci¨®n y controles
Hay consumidores de cachimbas que creen err¨®neamente que son poco perjudiciales. Debido a este malentendido, la Organizaci¨®n Mundial de la Salud ha pedido m¨¢s campa?as de informaci¨®n y regulaci¨®n contundente contra el agua de pipa en tabaco, entre ellas impuestos, protecci¨®n contra la exposici¨®n al humo, y advertencias sanitarias como las de cajetillas de tabaco.
La OMS ha advertido que el consumo de tabaco en pipa est¨¢ asociado a m¨²ltiples consecuencias adversas para la salud a largo plazo. Investigaciones apuntan a una asociaci¨®n importante entre su consumo y el c¨¢ncer de pulm¨®n, el bajo peso al nacer y enfermedades dentales. Datos recientes muestran una posible relaci¨®n con el c¨¢ncer de boca, de es¨®fago, de est¨®mago y de vejiga, as¨ª como neumopat¨ªa obstructiva cr¨®nica, enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares, la rinitis cr¨®nica, la infertilidad masculina y el deterioro de la salud mental.
La popularidad de las cachimbas se debe a la introducci¨®n en los 90 del tabaco dulce aromatizado para pipa de agua, el maasel. Antes, los fumadores en pipa sol¨ªan consumir tabaco crudo. Su consumo en bares o cafeter¨ªas ha favorecido su aceptaci¨®n social, particularmente entre los j¨®venes.
¡°A nosotros nos salv¨® la cachimba. ?ltimamente si no es por esto...Los findes la mayor¨ªa de p¨²blico es de este sector¡±, dice Mar¨ªa Jos¨¦ Revuelta, una de las regidoras del Estanco de Chueca, ubicado en la calle Pelayo. Llevan seis a?os vendiendo shishas y sus productos, pero asegura que el boom lleg¨® hace dos. ¡°Ahora hay tantas marcas que no podemos traer todas ?No nos caben!¡±, afirma mientras se?ala todo un estante repleto de este tabaco, de infinidad de sabores y elaborado en m¨²ltiples pa¨ªses: Espa?a, Turqu¨ªa, Alemania, Estados Unidos o Emiratos ?rabes. El precio medio de una cajetilla de 50 gramos se sit¨²a en unos tres euros y la venta de los que contienen nicotina est¨¢ prohibida a los menores de edad.
Pocos son los estancos en Madrid que no incluyen entre su cat¨¢logo este tipo de productos. Aitor Amatos, que lleva uno min¨²sculo en la glorieta de Santa Mar¨ªa de la Cabeza, los incorpor¨® cuando se dispar¨® el consumo. ¡°Hay muchos picos en las ventas, pero cuando empezamos aumentaron en un 10%¡±, se?ala, y asegura que hay que estar muy vigilante con la edad de los clientes: ¡°Est¨¢ muy de moda entre la gente joven y eso incluye tambi¨¦n a muchos menores que vienen busc¨¢ndolos¡±.
Este estanquero considera que hay clientes que han optado? por este producto creyendo que es menos nocivo.? ¡°Es un tipo de tabaco totalmente diferente al habitual. No lleva ning¨²n tipo de alquitr¨¢n, tan solo lleva glicerina, colorantes y un porcentaje de nicotina¡±, dice Amatos. ¡°Se supone que no es tan perjudicial como el convencional¡±, dice Mar¨ªa Jos¨¦. Sin embargo, la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS)? contradice estas creencias y advierte que el tabaco de cachimba contiene sustancias carcin¨®genas y t¨®xicas peligrosas para el sistema respiratorio y cardiovascular.
En las cercan¨ªas del estanco de Mar¨ªa Jos¨¦, los negocios de shishas se han multiplicado en los ¨²ltimos a?os. En un radio de un kil¨®metro, entre Tribunal y Gran V¨ªa, hay cuatro locales en los que las cachimbas son su producto principal: Shambala Lounge Caf¨¦ y Ben Barek, dos pubs regentados por j¨®venes espa?oles, y el Sultan Palast, un caf¨¦-restaurante turco con dos establecimientos junto a la plaza Pedro Zerolo. Adem¨¢s, restaurantes como la Nueva Troje, en la calle Desenga?o, la terraza Gymage, en la conocida como plaza Luna, o diversos garitos de Malasa?a tambi¨¦n las ofrecen en su carta. En la zona centro, el n¨²mero de locales con cachimbas supera la centena.
Todos se aprovechan de un vac¨ªo legal para explotarlas. La triqui?uela consiste en enmascarar el tabaco que en realidad sirven con alternativas libres de nicotina. Estas marcas son las que muestran a los inspectores de Sanidad, pero nunca se sirven; nadie las reclama. Las otras las retiran de sus embalajes originales y las almacenan en tuppers para no dejar rastro. ¡°Si esto se regula el negocio de las cachimbas se acab¨®¡±, reconoce Alan Kaderri, uno de los propietarios de Shambala.
¡°Es un producto que se consume mucho y tiene un rentabilidad muy, muy alta. Es una moda que se va a quedar bastante tiempo¡±, dice Kaderri, que estima una ganancia de unos 13 euros por cada shisha. Ellos las venden a 15 y disponen de las pipas de agua m¨¢s exclusivas del mercado, cuyo precio pueden alcanzar los 300 euros. De lunes a jueves sacan entre 10 y 15 por d¨ªa; entre el viernes y el domingo la cifra se dispara a 20-25. En total, unas ganancias semanales netas de m¨¢s de 1.500 euros. ¡°El coste no llega a dos euros¡±, comenta. Nada le da m¨¢s rentabilidad. ¡°Nos da m¨¢s beneficio que las copas o los c¨®cteles¡±, afirma.
Popular en las discotecas
Mesut Dogan, encargado de uno de los dos Sult¨¢n Palast, las cobra a 13,90 euros. Ellos abrieron hace unos cuatro a?os, y ya cuentan con una clientela fija, especialmente ¨¢rabe. Sus ventas multiplican a las de Shambala y las shishas son tambi¨¦n su principal fuente de ingresos, por delante de las bebidas o la comida que preparan cada d¨ªa hasta las tres de la ma?ana. ¡°Los findes de semana podemos llegar a hacer hasta 80, entre diario unas 40¡±, dice Mesut, que sirve en su local las shishas tradicionales de Turqu¨ªa, de donde las importan.
Unos de los pioneros e introductores de esta moda en Madrid fue Jalo, tambi¨¦n turco. En el a?o 2010 abri¨® un restaurante de comida en el n¨²mero 116 de la calle Atocha. Fue un ¨¦xito. ¡°La gente entonces no conoc¨ªa las shishas, pero a partir de 2015 empezaron a abrir muchos locales. En cada esquina hay uno, est¨¢n en todos los sitios y en todos los pueblos¡±, explica Jalo. Hace a?os, madrile?os de cualquier rinc¨®n de la Comunidad acud¨ªan a su local a probarlas; hoy ve como en la calle en la que introdujo un producto desconocido ya hay otros cuatro locales que se dedican a ello.
Enfrente del restaurante Jalo se ubica una de las discotecas de referencia de Madrid, Teatro Kapital. La moda de las shishas tambi¨¦n les alcanz¨® hace a?os. A ellos, y a la mayor¨ªa de clubes nocturnos de la ciudad, donde las ofrecen en sus zonas VIP a unos precios que multiplican los de las teter¨ªas o bares de copas. El coste medio es de 50 euros, aunque en algunos casos, como en la sala Shoko de la calle Toledo, puede dispararse a 120 euros.
Teatro Kapital. La moda de las shishas tambi¨¦n les alcanz¨® hace a?os. A ellos, y a la mayor¨ªa de clubes nocturnos de la ciudad, donde las ofrecen en sus zonas VIP a unos precios que multiplican los de las teter¨ªas o bares de copas. El coste medio es de 50 euros, aunque en algunos casos, como en la sala Shoko de la calle Toledo, puede dispararse a 120 euros.
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