El violinista que descubri¨® The Doors entre travestis
El virtuoso Ara Malikian alcanza este domingo en el WiZink de Madrid la gloria de las multitudes despu¨¦s de una vida de pel¨ªcula
La primera vez que Ara Malikian pis¨® los escenarios madrile?os fue, cr¨¦anselo, en el mism¨ªsimo Auditorio Nacional, templo sacrosanto de la m¨²sica culta. La cita m¨¢s inminente que le aguarda ahora tendr¨¢ lugar esta misma noche en el WiZink Center de Madrid, con 10.000 almas dispuestas a corroborar c¨®mo el violinista de los rizos enloquecidos se ha erigido en ¨ªdolo de masas. Entre medias acontecieron un millar largo de conciertos (no exageramos) y un vertiginoso carrusel de peripecias vitales. Porque no todo han sido oropeles ni multitudes en la trayectoria de un artista que no para de vivir, a toda prisa, una vida de pel¨ªcula.
Esta es la historia de un m¨²sico de 51 a?os nacido en Beirut, con sangre armenia y pasaporte europeo, que so?aba con alcanzar la gloria como concertista en los mejores auditorios del planeta. Rigurosamente cl¨¢sica fue su formaci¨®n musical, casi tan sujeta al canon como esa figura del padre severo y exigente, tambi¨¦n m¨²sico de Conservatorio, que apuntalaba la excelencia t¨¦cnica del hijo durante inagotables horas de estudio en el hogar familiar. Y esta es tambi¨¦n la historia de un chico algo rebelde que, llegado a un punto, quiso proseguir el camino por su cuenta. Y descubri¨® entonces que, m¨¢s all¨¢ de sinfon¨ªas o conciertos solistas, hab¨ªa que ganarse el sustento.
"De muy joven emigr¨¦ a Alemania para continuar con mi formaci¨®n cl¨¢sica. No pretend¨ªa entonces ser exc¨¦ntrico ni revolucionario, pero sucedi¨® que la vida me llev¨® por otros caminos", rememora en esta ma?ana extra?amente pl¨¢cida y sosegada desde su domicilio madrile?o. "Hab¨ªa que sobrevivir de alguna manera y solo encontr¨¦ la opci¨®n de tocar en bodas. Ah¨ª ten¨ªa que aprender un repertorio popular por cojones, pero, en vez de pensar que era un co?azo¡, acab¨¦ por disfrutarlo". Las cosas en Hannover se desmadrar¨ªan definitivamente en su siguiente empleo ocasional, amenizando los tiempos muertos para un espect¨¢culo de travestis. "Mi trabajo consist¨ªa en rellenar el hueco entre actuaci¨®n y actuaci¨®n, en esos momentos en que no te escucha casi nadie. Ten¨ªa 18 a?os y me sab¨ªa hasta la ¨²ltima nota de Bach, Mozart y Beethoven, pero los clientes se me acercaban a pedirme canciones de los Doors. Y yo pensaba: '?Qui¨¦n demonios ser¨¢n los Doors?'. As¨ª que me dispuse a descubrir un camino muy diferente al de un violinista convencional¡".
En 1995, todav¨ªa un c¨¢ndido veintea?ero, obtuvo el primer premio en el concurso internacional Pablo Sarasate de Pamplona: de ah¨ª aquella actuaci¨®n estelar en el Auditorio Nacional. Pero a Malikian le cost¨® un mundo hacerse hueco en la ciudad. "Llegu¨¦ a Madrid tras un gran triunfo, pero las cosas fueron empeorando a partir de entonces hasta llegar a la decadencia total", se carcajea con ese castellano desenfadado, casi un punto cheli, que ha aprendido en nuestras calles. "He tocado muchas noches en bares y locales muy, muy peque?os, ante un p¨²blico de menos de dos d¨ªgitos. Y luego llegar¨ªan docenas de actuaciones en La F¨ªdula y cerca de 100 en Clamores. En esas dos salas aprend¨ª a desarrollar ese gusto por la cercan¨ªa con el p¨²blico. Ahora es distinto, claro, pero tambi¨¦n me siento cerca del coraz¨®n de un espectador que est¨¢ a 50 metros".
La experiencia no solo le ha servido para labrarse una fama admirable, tan ins¨®lita en un instrumentista que creci¨® entre chaconas y sonatas. Tambi¨¦n le ha permitido limar algunos de los excesos que se cometen durante esas edades tempranas. Hoy no se encierra a ensayar entre ocho y nueve horas diarias, como en sus tiempos del premio Sarasate, "porque dos o tres bastan para mantenerse en buena forma". Y ha dejado de vivir obsesionado por el virtuosismo, el t¨¦rmino con el que m¨¢s se le asocia en cualquier art¨ªculo que rastreemos por las hemerotecas. "Ya no toco para demostrar nada. Al final aprendes que un aficionado hace el gran esfuerzo de pagar una entrada porque espera gozar, emocionarse y llevarse un recuerdo inolvidable, no comprobar que eres perfecto con cada nota".
Es esa misma veteran¨ªa la que le permite ahora disfrutar de los proleg¨®menos ante las grandes citas, cuando antes los nervios le abocaban irremediablemente al desasosiego y el insomnio. "Me ha costado sus buenos 20 a?os librarme de tanta tensi¨®n", recuenta, "pero ya no me pongo insoportable durante los d¨ªas previos. Supongo que tengo la enorme suerte de que mi vida sea emocionante. Ning¨²n d¨ªa es igual que otro y la actividad, siempre de aqu¨ª para all¨¢, me permite no pensar tanto¡".
Los asistentes de esta noche al WiZink descubrir¨¢n el repertorio de su m¨¢s reciente trabajo, Royal garage, un disco doble por el que desfilan colaboradores tan se?alados como Bunbury, Franco Battiato, Estrella Morente, Pablo Milan¨¦s, Andr¨¦s Calamaro y hasta el rapero Kase O. Ventajas de los paladares omn¨ªvoros, claro, aunque Malikian se lamenta de no disponer de tiempo suficiente para andar al tanto de las novedades discogr¨¢ficas. "Cada mes cambio de gustos, aunque ahora llevo una temporada en que he vuelto a obsesionarme completamente con Bach. ?Y me pongo muy pesado!".
A partir del 24 de octubre, adem¨¢s, desembarcar¨¢ en las salas de proyecciones el documental que su mujer, Nata Moreno, ha elaborado bajo el t¨ªtulo Ara Malikian, una vida entre las cuerdas. Ara, el violinista con una vida de cine, ya sabe que la perfecci¨®n no existe, pero ¨¦l no ceja del todo en su empe?o. "Soy perseverante, trabajador y muy, muy so?ador. Solo que ahora procuro tener sue?os un poco m¨¢s realistas".
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