Crecer tras resistir
La Sociedad Filarm¨®nica Ferrolana celebra su 70? aniversario con un brillante concierto a cargo de David Grimal y la OSG
Este jueves Caranza ol¨ªa a fiesta; resultaba visible desde los aleda?os del Auditorio de Ferrol por la afluencia de p¨²blico que se acumulaba en su puerta de entrada. Que no todos los d¨ªas se cumplen 70 a?os y eso es algo que hay que celebrar. Especialmente cuando quien los cumple es un colectivo como la Sociedad Filarm¨®nica ferrolana. La ocasi¨®n lo merec¨ªa y la veterana asociaci¨®n -en una fase de gran crecimiento art¨ªstico tras su resistencia en los malos tiempos- lo ha hecho por todo lo alto.
El plato fuerte, un concierto de la Orquesta Sinf¨®nica de Galicia, lo que siempre supone un acontecimiento musical; y m¨¢s si se cuenta con David Grimal como solista y director art¨ªstico del evento. El del jueves fue un concierto especial, que cont¨® con una aportaci¨®n econ¨®mica de la Xunta y la asistencia de algunas personalidades invitadas y la habitual ausencia de otras. Entre las primeras, las del director xeral de Pol¨ªticas Culturais de la Xunta de Galicia, Anxo Lorenzo, o la del ex concejal de Cultura, Jes¨²s Basterrechea. En cuanto a las segundas, no asisti¨® al acto ning¨²n representante del Concello de Ferrol.
El concierto tuvo preludio conmemorativo y ep¨ªlogo festivo. En el primero, antes de comenzar la m¨²sica y con la orquesta formada en sus atriles, Flor Castro -vocal de la junta directiva siempre en funciones de relaciones p¨²blicas de la sociedad- pronunci¨® unas palabras de recuerdo y agradecimiento recordando la fundaci¨®n de la Filarm¨®nica en 1949 por 400 ferrolanos con el prop¨®sito de ¡°promocionar y divulgar la m¨²sica cl¨¢sica, mediante la organizaci¨®n de conciertos¡±.
No pod¨ªa faltar una alusi¨®n al primer concierto a cargo de la Orquesta Sinf¨®nica Municipal de La Coru?a, celebrado en el Teatro Jofre y el recuerdo de c¨®mo la historia de la sociedad se ha visto ligada a las vicisitudes de este y su declive arquitect¨®nico. Estas circunstancias trajeron la ca¨ªda del n¨²mero de socios desde su apogeo de 840 en 1974 a los poco m¨¢s de 200, cuya heroica resistencia fue capaz de mantener viva la sociedad.
Eran los a?os 80 y la Filarm¨®nica tuvo su particular ¡°traves¨ªa del desierto¡±, un peregrinaje por salas de la ciudad que pudieran albergar los conciertos de grupos de c¨¢mara. Para los de conjuntos mayores no hubo m¨¢s remedio que apelar al firme empe?o de los filarm¨®nicos ferrolanos, que asist¨ªan a los conciertos en un Jofre que se ca¨ªa a pedazos. Y a ¨¦l regresaron tambi¨¦n los conciertos de c¨¢mara cuando en 1994 el coliseo de la Plaza de Galicia fue adquirido por el Ayuntamiento ferrolano.
La restauraci¨®n de este y la posterior construcci¨®n del Auditorio de Ferrol han sido ocasi¨®n de un resurgimiento conducido por las distintas juntas directivas que se han sucedido. El agradecimiento al trabajo de estas -con especial menci¨®n al siempre discreto y tenaz ?ngel Cachaza-, gracias al cual la Filarm¨®nica Ferrolana est¨¢ experimentando un nuevo renacer, cerr¨® el tiempo de las palabras.
Y lleg¨® el de la m¨²sica. Sali¨® Grimal a escena y se plant¨® en su centro con esa sensaci¨®n de firmeza que siempre irradia. Se hizo el silencio y se pudo ver c¨®mo los profesores de la Sinf¨®nica alcanzaban ese punto especial de concentraci¨®n y autocontrol electrizante cuando tocan con Grimal. Las primeras notas del Concierto para viol¨ªn y orquesta en re mayor, op. 35 de Chaikovski, recordaron entonces la ¨²ltima raz¨®n de ser de una sociedad filarm¨®nica: la m¨²sica.
La de Chaikovski en manos de Grimal y los m¨²sicos de la OSG llen¨® cada rinc¨®n del auditorio. Un tiempo reposado y una din¨¢mica bien controlada dieron paso al viol¨ªn del maestro franc¨¦s y este desarroll¨® toda la magia contenida en la partitura del ruso. El sonido de su Stradivarius fue el mejor veh¨ªculo para una interpretaci¨®n al servicio de la m¨²sica, con fidelidad a su literalidad y esp¨ªritu.
Su t¨¦cnica, con perfecta afinaci¨®n, agilidades m¨¢s que sobradas y una forma de decir la m¨²sica que pone los pelos de punta (como en el canto de su viol¨ªn en el Andante central, que fue poes¨ªa en estado puro) llegaron a estremecer al auditorio. La ovaci¨®n, una de las m¨¢s fuertes que he o¨ªdo en el auditorio ferrolano. La Sinf¨®nica fue fiel acompa?ante, como ya ocurriera en ocasiones anteriores y su color, precisi¨®n y fraseo mostraron el mucho y buen trabajo de los ensayos y la enorme concentraci¨®n necesaria para llegar a tocar ¡°sin director¡±.
La Sinfon¨ªa n? 4 en si bemol mayor, op. 60 de Ludwig van Beethoven (1770 - 1827), es una de las que algunos a¨²n llaman ¡°sinfon¨ªas menores¡± del de Bonn (las pares excepto la Pastoral), cuando es una vuelta de Beethoven al clasicismo como grandiosa despedida del mismo. La suspensi¨®n sonora del Adagio de introducci¨®n del primer movimiento fue acentuada por el tempo muy quedo elegido por Grimal, perfecto para resaltar las oleadas de fuerza caracter¨ªstica tan caracter¨ªsticas del autor el inicio del Allegro. Estas tuvieron la presencia adecuada a lo largo de toda la obra, bien destacadas por la din¨¢mica elegida por el franc¨¦s.
Una buena distribuci¨®n de planos sonoros permiti¨® escuchar cada detalle de los cuatro movimientos de la obra. La claridad fue as¨ª norma y se uni¨® a los tempi elegidos, la calidad de sonido de las diferentes secciones y los espl¨¦ndidos solos de maderas (soberbia, Mar¨ªa Jos¨¦ Ortu?o) y de un timbal sobresaliente de color precisi¨®n e id¨®nea presencia (esos piano de Jos¨¦ Belmonte en el Allegro fueron magistrales). Esta interpretaci¨®n habr¨¢ permitido a muchos descubrir ¨Co como m¨ªnimo redescubrir- una obra que solo necesita un int¨¦rprete enamorado -como ya experiment¨® en anteriores ocasiones la Sinf¨®nica- para brillar como la grand¨ªsima sinfon¨ªa que es.
Y tras la grande y merecida ovaci¨®n final a m¨²sicos y director art¨ªstico del concierto, el ep¨ªlogo: lo que Flor Castro hab¨ªa definido como ¡°un picoteo¡± se convirti¨® en excelente ocasi¨®n para crear y acrecentar sentido de grupo. Los directivos de la Sociedad Filarm¨®nica Ferrolana ¨Ccon una Montse Dopico multiplicada en presencia y atenci¨®n y un radiante ?ngel Cachaza como memoria viva de los ¨²ltimos tiempos- fueron catalizadores de encuentros y renovaci¨®n de esp¨ªritu filarm¨®nico. Felicidades a los mel¨®manos ferrolanos y el deseo m¨¢s ferviente de que el actual resurgimiento de la sociedad se afirme y acreciente.
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