La Barcelona que es, fue y pudo ser
El Archivo Hist¨®rico del COAC celebra 50 a?os con una exposici¨®n de 130 dibujos y planos de proyectos arquitect¨®nicos realizados y fallidos
En 1935, con el fin de convertir la parte baja de Montju?c, una de las zonas donde se hab¨ªa celebrado la Exposici¨®n Internacional de 1929, en un nuevo polo para la ciudad, se convoc¨® un concurso para urbanizar la avenida Maria Cristina. Se presentaron 53 equipos dirigidos por arquitectos como Nicol¨¢s Maria Rubi¨® i Tudur¨ª, Raimon Duran i Reynalds, Ramon Puig i Gairalt, Pere Benavent y Jaume Torres i Grau. Ninguno lleg¨® a materializarse ya que la Guerra Civil hizo que estos planes cayeran en el olvido y gran parte de los pabellones y edificios que albergaron la cita de 1929 han llegado hasta nosotros. Pero s¨ª se conservan los planos. Como el de Torres i Grau, en el que puede verse c¨®mo se eliminaban los pabellones y las torres venecianas, iconos de Barcelona durante d¨¦cadas, con la intenci¨®n de aprovechar de forma intensiva la avenida llen¨¢ndola de torres para oficinas y viviendas.
El proyecto es uno de los 130 planos y dibujos que pueden verse en la exposici¨®n 50 anys de l¡¯Arxiu Hist¨°ric que conmemora medio siglo del archivo del Colegio de Arquitectos de Catalunya (COAC) en la que es posible comprobar c¨®mo se ha construido, sobre todo, Barcelona, pero tambi¨¦n los edificios desaparecidos por los cambios urban¨ªsticos y algunos que han quedado en un caj¨®n. ¡°Son piezas emblem¨¢ticas del fondo del archivo que explican la historia de la arquitectura de nuestro pa¨ªs¡±, explica Assumpci¨® Puig, decana del COAC en la presentaci¨®n de la muestra.
Ninguno como el ambicioso Plan Maci¨¤ so?ado por Le Corbusier en 1934 y el hist¨®rico grupo de arquitectos del GATCPAC para transformar por completo Barcelona. Su idea era, conservando la ret¨ªcula de Cerd¨¤, crear una ciudad jard¨ªn abierta al mar, con un distrito administrativo que levantaba tras arrasar la parte antigua de la ciudad. A lado y lado de la ciudad, dos aeropuertos. Su proyecto, que por suerte fue desechado por las autoridades municipales, qued¨® dibujado en un enorme diorama de 6,5 metros de largo que tambi¨¦n puede verse en la exposici¨®n de la sede del COAC.
Pero en esta muestra conmemorativa hay muchos planos de edificios que pueden verse hoy d¨ªa en Barcelona. Como la fachada de la catedral que se construy¨® 400 a?os despu¨¦s del edificio g¨®tico, seg¨²n el plan de Josep Oriol Mestres que contaba con un cimborrio de 50 metros de August Font. Se impuso al de Joan Martorell, maestro de Gaud¨ª, que realiz¨® unas art¨ªsticas letras junto al dibujo. Pocos barceloneses y muchos menos turistas saben que estas obras neog¨®ticas son, en realidad, un trabajo del siglo XIX.
La exposici¨®n, una aut¨¦ntica fiesta para los amantes de la arquitectura, permite ver los planos del restaurante para la Exposici¨®n Universal de 1888 firmados por Dom¨¨nech i Montaner; el proyecto de Campos El¨ªseos de Carles Gauran, con hip¨®dromo y plaza de toros, para este enorme jard¨ªn que se levant¨® entre paseo de Gr¨¤cia, Pau Claris, Valencia y Mallorca, entre 1853 y 1873, del que solo queda una placa que los recuerda; las bellas fachadas esgrafiadas de las Escuelas Ramon Llull de Josep Goday; la fachada de las viviendas de Enric Sagnier conocidas como Porches Fontser¨¦; el dibujo de la monumental fuente de la plaza de Espanya de Josep Maria Jujol, la bella planta en perspectiva que dibujo Dom¨¨nech i Montaner para el Hospital de Sant Pau; un interior desconocido de la sala oval, como ¡°sala de fiestas¡± del actual MNAC realizado por Eugenio Cendoya, Enric Cat¨¤ i Cat¨¤ y Pere Dom¨¨nech i Roura. Tambi¨¦n, un impresionante mausoleo piramidal de autor desconocido; el dibujo de Villar Lozano para su intervenci¨®n en el Monasterio de Montserrat en el que se puede ver la intervenci¨®n de su disc¨ªpulo Gaud¨ª, o el de 1906 de Puig i Cadafalch para el Palacio de La Paz de La Haya, una especie de Westminster londinense, que no lleg¨® a construirse.
Tampoco vieron la luz dos de los proyectos m¨¢s innovadores que se iban a levantar en el mismo punto de la plaza Catalunya: dos rascacielos que habr¨ªan cambiado el aspecto de este punto neur¨¢lgico de la ciudad. El primero, de 130 metros de altura proyectado en 1918 por los americanos John Mead Howells y James Gamble Rogers a instancias de Ramon Selles Mir¨® para albergar oficinas, un hotel, galer¨ªas comerciales y una estaci¨®n de ferrocarril, tal y como puede verse en una espectacular maqueta en la exposici¨®n del que habr¨ªa sido el primer edificio moderno del viejo continente. El segundo, un enorme edificio de Josep Maria Bosch i Aymerich de 1961 para un hotel de 140 metros y 40 pisos de altura en la misma esquina, que tampoco vio la luz. Otros planos sorprenden justo, por lo contrario, hablan de edificios que s¨ª se construyeron, pero hoy no se han conservado, como el pabell¨®n de Estados Unidos firmado por Peter Harnden y Lanfranco Bombelli para vender las bondades del Plan Marshall que se levant¨® junto a la fuente de colores de Carles Bu?gas, delante del actual MNAC.
Desde 1969 el archivo hist¨®rico del COAC conserva el patrimonio documental generado por casi dos centenares de arquitectos; en total dos millones de documentos, fotograf¨ªas, planos y bocetos que lo convierten en un referente obligado de la arquitectura contempor¨¢nea.
Referente de la arquitectura
Desde el 1969, el Archivo Hist¨®rico del COAC se ha encargado de conservar el patrimonio documental generado por arquitectos, sobre todo, catalanes. Custodia los fondos de m¨¢s de 180 de ellos, casi todos donados, convirti¨¦ndolo en uno de los centros de documentaci¨®n m¨¢s importantes de Europa y es m¨¢s importante de la pen¨ªnsula ib¨¦rica, con m¨¢s de 2.000.000 de documentos entre planos, cartograf¨ªa, bocetos, dibujos, publicaciones, fotograf¨ªas, correspondencia y archivos audiovisuales. El COAC le dedica un presupuesto anual de 1,2 millones de euros (el 10% de la instituci¨®n), seg¨²n el arquitecto y director del archivo, Antoni Marz¨¢.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.