Un repente redondo
Jos¨¦ Trigueros hace una brillante D¨¦cima de Shostak¨®vich y un gran acompa?amiento a Varvara en el Concierto n? 2 de Prok¨®fiev
Es la vieja historia de las sustituciones de ¨²ltima hora. O, para ser exactos, de algunas sustituciones; lo que en los ambientes musicales de los sesenta se llamaba ¡°un repente¡±. Pero es sobre todo la de un m¨²sico valiente con mucho trabajo bien hecho, sustituyendo sin apenas tiempo a un veterano director ruso, Vlad¨ªmir Fedoseyev (n. 1932), que cancel¨® su actuaci¨®n a ¨²ltima hora por enfermedad. Y que lo ha hecho adem¨¢s manteniendo el dif¨ªcil repertorio programado: el Concierto para piano n? 2 de Sergu¨¦i Prok¨®fiev (1891 - 1953) y la Sinfon¨ªa n? 10 en mi menor, op, 93 de Dmitri Shostak¨®vich (1906 - 1975). Nada menos.
Jos¨¦ Trigueros (Castell¨®n, 1979) es percusionista de la Orquesta Sinf¨®nica de Galicia y esta temporada ha debutado como su director asociado. Pero la m¨²sica es una carrera de fondo y nada surge en ella por generaci¨®n espont¨¢nea; sus estudios de direcci¨®n con Bruno Aprea y Patrick Davin han sido la base de una s¨®lida formaci¨®n como director. La direcci¨®n es un oficio musical en el que tambi¨¦n se necesita un instrumento con el que practicar y Trigueros lleva a?os haci¨¦ndolo en orquestas de toda Espa?a.
En su intervenci¨®n de 2011 en Alicante al frente de la Academia de M¨²sica Contempor¨¢nea de la JONDE, en el desaparecido Festival de Musica Contempor¨¢nea, ya demostr¨® en concierto su minucioso trabajo en los ensayos previos a este. Apariciones anteriores en el podio, como su direcci¨®n de La ardilla astuta en el Festival Mozart de 2009 o m¨¢s recientes, como su debut en concierto de abono de la OSG, han venido a confirmar su calidad como director.
Esta se mostr¨® de inicio en el acompa?amiento del concierto de Prok¨®fiev, en el que Trigueros y la Sinf¨®nica dieron r¨¦plica y compa?¨ªa id¨®neas a Varvara. Esta, por su parte, brind¨® a los abonados de la OSG una versi¨®n llena de toda la fuerza interior y exterior de uno de los m¨¢s dif¨ªciles conciertos del repertorio pian¨ªstico. Todo el poder¨ªo ¨Cno solo de potencia sonora, que tambi¨¦n- de su fraseo tiene tal capacidad de transmisi¨®n que impregna de ¨¦l a orquesta y auditorio.
La enloquecedora escritura del Scherzo fue reflejada por Varvara, Trigueros y la OSG casi al l¨ªmite de lo posible. Evidenci¨® la iron¨ªa ¨CProk¨®fiev en estado puro, vamos- del Intermezzo y la cadenza del Allegro tempestuoso tuvo una enorme tensi¨®n expresiva interna que desemboc¨® en la intens¨ªsima fuerza interior de su final. Una propina m¨¢s que adecuada ¨Cel Preludio n? 7 en do mayor, op. 12 del propio Prok¨®fiev- puso punto final a una gran primera parte.
Muchos en el descanso se preguntaban si no ser¨ªa este el punto culminante del concierto. La respuesta, fuerte y clara, la dieron la Sinf¨®nica y Trigueros con el sonido empastado de las cuerdas al inicio del Moderato inicial de la D¨¦cima, su opulencia y color y el sonido seco de unas violas que desprend¨ªan aromas como de cedro. Pero tambi¨¦n con las trompas y metales de reflejos solares, el brillo acerado del un¨ªsono de las maderas o el afilado d¨²o de flautines.
La gran expresi¨®n de la dureza shostakovichiana alcanzada en el Allegro y la fuerza de sus tutti dieron paso al sarcasmo del Allegretto y la brillantez lograda en el Allegro final. La fuerza y duraci¨®n de los aplausos y gritos de bravo del p¨²blico y del aplauso de los habituales compa?eros de atril de Trigueros no le anduvieron a la zaga. Y con toda la raz¨®n; porque a veces, aunque sea solo a veces, los cuentos m¨¢s hermosos se hacen realidad.
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