¡°Hollywins¡±, sagrada patochada en la di¨®cesis de Alcal¨¢

Que sep¨¢is, queridos infantes adoctrinados, que este jueves pod¨¦is ir a celebrar Halloween al Patio de Armas del Palacio Arzobispal de Alcal¨¢ de Henares. Las ni?as pueden ir disfrazadas de Santa Luc¨ªa, con los ojos en las manos; y los ni?os, de San Sebasti¨¢n, cosidos a flechazos. De nada por la publicidad, obispo Reig. La patochada lo merece.

Un a?o m¨¢s, la di¨®cesis de Alcal¨¢ lucha con soberbia rabiosa contra la p¨¦rdida de inter¨¦s de una fiesta que creen exclusivamente suya. Pero, visto que tienen la guerra m¨¢s que perdida, han optado por organizar un pastiche c¨®mico al que llaman ¡°Hollywins¡±; palabro que traducen como ¡°la santidad vence¡± y que consiste en presionar a sus fans para que, ya que hay que disfrazar a los ni?os, que los vistan de santos. Los pueden llevar a las cinco de la tarde del 31 de octubre a jugar al Palacio Arzobispal. De nada otra vez, obispo.

No se puede ser m¨¢s chusco, pero est¨¢n en su derecho de ser creativos con su fiesta para retener a la clientela. Que celebren lo que quieran y como quieran¡­ y que lo disfruten. Toda celebraci¨®n siempre debe de ser bien recibida. Lo que les desacredita y lo que les lleva a hacer el rid¨ªculo es la ira que despliegan en querer acabar con la fiesta de los dem¨¢s.

La Iglesia lleva siglos aprovech¨¢ndose de la ignorancia de sus adeptos para colarles patra?as como que la celebraci¨®n de los muertos es un invento sagrado. Mentira cochina. Es una tradici¨®n milenaria que se celebraba mucho antes de que se publicara el novel¨®n b¨ªblico y, por supuesto, veinte siglos antes de que un papa decidiera colocar su fiesta justo encima de la que ya celebraban los dem¨¢s. No hab¨ªa calendario para imponerle al reba?o que rezara por los muertos el 7 de mayo o el 20 de febrero. No. Ten¨ªa que ser el 1 de noviembre. La Iglesia, si no est¨¢ incordiando, no encuentra su sitio.

Y, por favor, dejen de endosarle el m¨¦rito de Halloween a Estados Unidos. Los yanquis no han inventado nada, solo lo han mejorado y ampliado. Antes de que los colonos atravesaran en carreta el lejano oeste, nuestros ancestros gallegos, turolenses o zamoranos ya se defend¨ªan, con luminarias en nabos y melones vaciados, de los esp¨ªritus, los monstruos y dem¨¢s criaturas terror¨ªficas que regresaban a las aldeas la ¨²ltima noche de octubre. La noche de los muertos.

Tiene guasa que esa furia descontrolada que la Iglesia despliega contra Halloween les empuje a defenderse de nadie. Nadie les ataca. Nadie les recrimina que vayan a misas por sus difuntos ni que recen a sus 7.000 santos y beatos y sus tropecientas v¨ªrgenes y crucificados. Disfracen a los cr¨ªos de la desdentada santa Apolonia o del pecador papa Borgia, pero d¨¦jennos en paz con nuestras propias patochadas.

En su momento ganaron haciendo trampas. Ahora les toca saber perder. Buuuu¡­.