El obispo auxiliar arropa el homenaje de los falangistas a Ramiro Ledesma
M¨¢s de un centenar de personas se re¨²nen en un barrio al norte de Madrid donde unas 800 personas fueron fusiladas durante la Guerra Civil
M¨¢s de un centenar de falangistas se hicieron ver ayer por Aravaca, un barrio al oeste de Madrid. Estaban citados a mediod¨ªa, como cada primero de noviembre, en el cementerio de los m¨¢rtires de Aravaca, de titularidad municipal y al que el Comisionado de la Memoria Hist¨®rica propuso renombrar. El homenaje a Ramiro Ledesma, fundador de las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista (JONS), se celebra desde los primeros a?os del franquismo en el lugar donde este y otras 800 personas fueron fusiladas durante la Guerra Civil. Sus seguidores entonaron all¨ª el Cara al Sol.
Al fondo, en la pared del cementerio, se erige un escudo de la Espa?a franquista, con su ¨¢guila de San Juan; otro con el yugo y las flechas, s¨ªmbolo de La Falange; y un mensaje sobre granito que reza: ¡°Por Dios y por la patria, ?presentes!¡±. Las mismas palabras con las que Carlos Batres, de la vieja guardia falangista, dio por terminado un acto que se demor¨® por culpa de una misa previa. El Comisionado de la Memoria aconsej¨® eliminar estos s¨ªmbolos en septiembre de 2018. Sin embargo, el ¨®rgano de asesoramiento del Ayuntamiento concluy¨® su actividad sin conseguirlo. Las placas han servido como atrezo para exaltar la figura de los ca¨ªdos del bando sublevado, muchos de ellos religiosos a los que se ha ensalzado en la ceremonia religiosa por el D¨ªa de Todos los Santos que, seg¨²n los organizadores, la Asociaci¨®n familiar pro-m¨¢rtires de Aravaca, no guarda relaci¨®n con el acto falangista.
Unos voluntarios colocaban sillas de madera desde primera hora de la ma?ana en una carpa instalada en el cementerio de los m¨¢rtires, un recinto cerrado anexo al cementerio civil. Otros operarios acarreaban enseres desde la cercana parroquia de San Jos¨¦ Mar¨ªa Escriv¨¢ y algunas personas dejaban ramos de flores sobre los enterramientos, entre ellas Ram¨®n Serrano Su?er, hijo de un ministro franquista al que asesinaron dos t¨ªos paternos en este lugar. Las fosas rodean un recinto de abetos y suelo empedrado repleto de musgo. Juan Antonio Mart¨ªnez Camino, obispo auxiliar de la archidi¨®cesis de Madrid, apareci¨® rodeado de boato poco antes del mediod¨ªa. El antiguo portavoz de la Conferencia Episcopal ofici¨® una misa en la que encumbr¨® a 24 beatos. Los catalog¨® como ¡°m¨¢rtires de la persecuci¨®n que sufri¨® Espa?a en los a?os 30¡±. Insisti¨® en su herencia, ¡°no como revancha, sino para fortalecer la fe¡±.
Destruir Espa?a
La mayor¨ªa de los falangistas esperaban el fin de la ceremonia religiosa en la puerta del cementerio. El onubense V¨ªctor Manuel lleva casi una d¨¦cada viviendo en Fuenlabrada, pero era la primera vez que acud¨ªa al acto. Lo hac¨ªa con su camisa azul porque ¡°roja solo tengo la sangre¡±. Est¨¢ furioso por la exhumaci¨®n de Franco, pero asegura que nadie podr¨¢ con aquellos que quieren defender la patria. ¡°La Guerra Civil estaba ya olvidada, pero ahora los socialistas vuelven a abrir heridas para ara?ar unos votos¡±. A su lado est¨¢ su esposa, Elisa, una vigilante de seguridad que asegura que ¡°Franco lo hizo todo bien¡±.
El primero en tomar la palabra es Manuel Andrino, jefe nacional de la organizaci¨®n. ¡°Los m¨¢rtires fueron barridos por el odio de la izquierda revolucionaria que pretend¨ªa acabar con la sagrada unidad de Espa?a, su historia, su tradici¨®n y su cultura¡±. Luego presenta a su invitado, Tom¨¢s Lorenzo, sobrino nieto de Ramiro Ledesma, que agradece el compromiso de los presentes: ¡°Debemos mantener este rescoldo vivo para que un d¨ªa vuelva a florecer la llama y Espa?a vuelva a ser lo que fue¡±.
El m¨¢s extenso en el uso de la palabra fue Fernando Maqueda, jefe nacional de juventudes y descendiente de falangistas: ¡°El honor se tiene que defender con la vida. Uno debe morir por sus ideas. Somos parte de una selecta minor¨ªa¡±. Fue cr¨ªtico con Vox (¡°se vende a los mercados¡±) y acab¨®: ¡°Queremos ir al Parlamento a romperlo. Vamos a dejarnos de Constituci¨®n y de tonter¨ªas¡±.
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