Una jornada de tregua en Catalu?a
Las voces agoreras que alertaban de un d¨ªa de elecciones caliente en Catalu?a quedaron en nada
Las elecciones generales fueron ayer en Catalu?a como una tregua entre los altercados de las ¨²ltimas semanas y las pr¨®ximas acciones que ha anunciado el Tsunami Democr¨¤tic, el nuevo protagonista an¨®nimo del independentismo. Solo In¨¦s Arrimadas, la portavoz de Ciudadanos, tuvo que sufrir un escrache en su colegio electoral entre gritos de ¡°fascista¡± o ¡°fuera, vete a Madrid¡±.
Esta pausa de concordia quedaba patente a ¨²ltima hora de la tarde, en el colegio electoral de la calle Calabria esquina con Par¨ªs. Todos los apoderados, del PP a la CUP, depart¨ªan amigablemente. Los apoderados de los comunes bromeaban con los anticapitalistas; los de ERC lo hac¨ªan con los del PSC. Los ¨²nicos que estuvieron ausentes, por primera vez en muchos a?os, eran los de Ciudadanos. Durante el d¨ªa solo apareci¨® un miembro de Vox, pero su visita fue rel¨¢mpago, coincid¨ªa el grupo de rivales y colegas.
El d¨ªa transcurri¨® con normalidad, algo que en este oto?o es una anomal¨ªa. Parec¨ªa como si quedara lejos el vandalismo en las calles a ra¨ªz de la sentencia del Tribunal Supremo contra los l¨ªderes independentistas. Del cambio de ¨¢nimos se beneficiaron la pareja de Mossos d¡¯Esquadra apostada en el Instituto Maragall, en el Eixample de Barcelona. Los dos polic¨ªas tuvieron una jornada intensa, pero ayudando a los ancianos con problemas de movilidad que acud¨ªan a votar. Una se?ora, como muestra de agradecimiento, dio a uno de los agentes unos caramelos mentolados. El polic¨ªa los rechazaba con cortes¨ªa, pero la mujer insist¨ªa como si fuera su nieto.
A uno y otro lado del instituto Maragall todav¨ªa se distingu¨ªa el asfalto fundido bajo las barricadas incendiadas. ¡°Ya no tenemos sonrisas¡±, reza una pintada en la terraza del restaurante Kame House, a escasos metros del colegio electoral en el centro social Maria Aurelia Capmany. El lema hace referencia cr¨ªtica al eslogan con el que los partidos y entidades separatistas bautizaron el proceso de independencia: ¡°La revoluci¨®n de las sonrisas¡±. Aquel punto neur¨¢lgico de la ciudad, en la calle Enric Granados, era un hormigueo de grupos de turistas que se mezclaban con los votantes, algunos abandonando su piso de Airbnb, otros haciendo cola para comer en un popular local de brunch, que es la manera moderna de desayunar a las tantas.
Frente al edificio de la Universidad de Barcelona, donde se ubica uno de los colegios electorales m¨¢s grandes de la capital catalana, continuaba la acampada de protesta contra la sentencia del juicio del proc¨¦s. Aguantaban en el campamento bastantes menos participantes tras el reciente abandono de la movilizaci¨®n por parte de las juventudes de ERC y de la CUP. Alg¨²n votante se acercaba para dar ¨¢nimos a los que resist¨ªan entre banderas y tiendas de campa?a. Tres j¨®venes tomaban el sol escuchando la Bitter Sweet Symphony, aquella canci¨®n en la que el cantante de The Verve se abre paso a empujones por la calle mientras canta que ¡°la vida es una sinfon¨ªa agridulce¡±: ¡°Intentas llegar a final de mes / eres un esclavo del dinero / y terminas por morir¡±.
Solo In¨¦s Arrimadas, la portavoz de Ciudadanos, tuvo que sufrir un escrache en su colegio electoral
Fueron ERC y CUP las vencedoras de la noche catalana. Los republicanos volvieron a imponerse por los pelos al PSC. La sede electoral se llen¨® de afiliados antes que en el resto de partidos. ¡°Los catalanes amamos a las urnas [SIC.]¡±, dijo Marta Vilalta, la portavoz de ERC, en su primera intervenci¨®n ante la prensa. Vilalta anunci¨® que su l¨ªder, Oriol Junqueras, ya hab¨ªa llamado desde prisi¨®n para informales que estaba ¡°expectando [SIC.]¡± ¡ªes decir, que estaba siguiendo el recuento con expectaci¨®n¡ª.
La CUP, que se estrenar¨¢ en el Congreso con la intenci¨®n de exportar su pol¨ªtica de choque, mont¨® un g¨¦lido escenario al aire libre en la calle de su sede. G¨¦lido por el fr¨ªo y por la humedad que ca¨ªa en Barcelona, pero tambi¨¦n por la austeridad del decorado: si en ERC el escenario era de formaci¨®n grande y con poder, los anticapitalistas instalaron unas sillas de pl¨¢stico entorno a mesitas estilo Ikea donde la militancia consum¨ªa cervezas servidas en una carpa de fiesta mayor.
La m¨²sica ska sonaba por los altavoces de la CUP mientras un autocar de Alsa procedente de Cardona se quedaba bloqueado en la calle cortada. Los pocos pasajeros que transportaba tuvieron que bajarse del veh¨ªculo cargando las maletas mientras retronaba la megafon¨ªa de la CUP. Bloqueo y ciudadanos apeados en un destino inesperado, como la Espa?a que dejan las elecciones generales.
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