Joe Lovano huye de los cors¨¦s del jazz en un concierto en el Conservatorio del Liceo
El saxofonista graba disco con el bateria Carmen Castaldi y la pianista Marilyn Crispell
Sobre el papel era uno de los conciertos m¨¢s atractivos de la apretada programaci¨®n del festival de jazz barcelon¨¦s. En la pr¨¢ctica no solo confirm¨® todas las expectativas, que eran muchas. Hoy por hoy fue una de esas escasas ocasiones en las que el t¨¦rmino apasionante se queda corto y sirve para demostrar que las puertas del jazz siguen abiertas. Que todav¨ªa quedan territorios por descubrir.
Joe Lovano est¨¢ en la primera fila de los saxofonistas actuales desde hace m¨¢s de treinta a?os, ya no tiene nada que demostrar y podr¨ªa vivir c¨®modamente en su pedestal varias d¨¦cadas m¨¢s y nadie se lo echar¨ªa en cara. Pero el siciliano de Cleveland (Ohio) no es de los que sepan quedarse quietos y su ¨²ltima aventura, la primera como l¨ªder para el m¨ªtico sello ECM, es un reconfortante paso adelante huyendo de los cors¨¦s del mainstream jazz¨ªstico actual (por los que se ha paseado a placer y con gran ¨¦xito) y buscando una mayor libertad. Pare ello ha prescindido de cualquier elemento superfluo, incluso del contrabajo que es el que suele poner orden en el grupo, y se ha rodeado de su fiel colaborador, el baterista Carmen Castaldi y la extraordinaria pianista Marilyn Crispell.
El tr¨ªo llegaba de Par¨ªs donde ha grabado su segundo disco. Una gran noticia: la formaci¨®n no es flor de un d¨ªa fruto de alg¨²n capricho sino que va a tener continuidad. Y en el Conservatorio del Liceo pudimos saborear esa continuidad. Comenzaron con temas de su primer pl¨¢stico, todos firmados por Lovano, y r¨¢pidamente incluyeron ya la nueva m¨²sica reci¨¦n grabada en la misma l¨ªnea de libertad y compromiso sonoro. Una maravilla.
Sin ning¨²n tipo atadura Lovano pudo explayarse a voluntad con el saxo tenor y menos con el clarinete, utilizando el tarogato y los gongs en momentos puntales. Su sonoridad poderosa y l¨ªrica a la vez mostr¨® todo su car¨¢cter explorador, en especial en los d¨²os con Castaldi, aplicando las ense?anzas de Ornette Coleman a un material cambiante en el que la melod¨ªa pod¨ªa estallar f¨¢cilmente en mil sugerencias.
Castaldi, siempre discreto pero firme, aport¨® seguridad y Crispell esa gota de l¨²cida locura que le caracteriza pasando sin soluci¨®n de continuidad de Debussy a Cecil Taylor pero siendo siempre Marilyn Crispell. Un perfecto tri¨¢ngulo equil¨¢tero.
M¨²sica sin ataduras que emociona tanto por el contenido, una sorpresa tras otra, como por su desbordante ejecuci¨®n. El resultado fueron noventa minutos fascinantes.
Al acabar Lovano estuvo firmando discos y fotos (los dedicaba con un ¡°Salut¡± antes de su firma) y charlando con los asistentes, mostrando una vez m¨¢s esa faceta entra?able que ya hab¨ªa desplegado en una master class anterior al concierto. Esperemos que tras su nuevo disco el tr¨ªo vuelva a pasearse por aqu¨ª, lo necesitamos.
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