Tutankam¨®n abre su tumba en Madrid
La exposici¨®n ¡®Tutankhamon: La tumba y sus tesoros¡¯ reproduce el santuario en el que el arque¨®logo Howard Carter hall¨® la tumba del rey egipcio en 1922
Como cuenta en su propio diario, cuando el egipt¨®logo ingl¨¦s Howard Carter introdujo una vela en la antec¨¢mara de la tumba de Tutankam¨®n, lo primero que dijo fue: ¡°?Veo cosas maravillosas!¡±. Carter ya sab¨ªa que se encontraba ante la tumba del fara¨®n que llevaba a?os buscando. Lo que desconoc¨ªa era que estaba a punto de descubrir el mayor tesoro del Antiguo Egipto, intacto desde hac¨ªa 3.000 a?os. Casi un siglo despu¨¦s de descubrir esas ¡°cosas maravillosas¡±, ahora se pueden observar en una exposici¨®n itinerante por Europa que permite meterse en la piel del arque¨®logo y su equipo durante el tiempo que exploraron la tumba. La exposici¨®n?Tutankhamon: La tumba y sus tesoros podr¨¢ verse en Ifema (Espacio 5.1; del 23 de noviembre al 19 de abril; entradas desde 16 euros).
¡°El visitante puede ver in situ lo que solo unos pocos [Carter y su equipo] pudieron ver en 1922¡±, asegura Wolfgang Wettengel, director cient¨ªfico de la exposici¨®n. Tumbas, ata¨²des, m¨¢scaras, vasijas, figuras de animales y tronos tallados en oro repartidos en 2.000 metros cuadrados de exhibici¨®n. Un equipo de artistas egipcios ha reproducido una copia exacta de las figuras arqueol¨®gicas que recrea el contexto en el que se hall¨® el sarc¨®fago en el Valle de los Reyes (cerca de Luxor, en Egipto).
La joya de la corona, seg¨²n Wettengel, es la m¨¢scara de oro, ¡°una de las piezas m¨¢s importantes de la historia de la arqueolog¨ªa¡±. La copia es tan "fidedigna", cuenta el egipt¨®logo alem¨¢n, que en la frontera de Egipto, antes de volar hacia Espa?a, la polic¨ªa del aeropuerto llam¨® al Museo Egipcio de El Cairo para comprobar que no hab¨ªan robado la figura original.
Entre las 1.000 piezas que recoge la muestra, a Wettengel se le hace imposible elegir su pieza favorita de la muestra: ¡°Todas son maravillosas, todas me gustan¡±, asegura entusiasmado. El investigador desarroll¨® la direcci¨®n acad¨¦mica de la exhibici¨®n, que ya ha sido visitada por seis millones de personas a su paso por Dubl¨ªn, Bruselas o Par¨ªs, junto con el doctor hamburgu¨¦s Martin von Falck, fallecido en 2014.
La exposici¨®n comienza con las tres c¨¢maras funerarias que conforman la tumba del fara¨®n, tal y como se las encontr¨® Carter hace casi un siglo, que sutilmente se van iluminando con el paso de los visitantes. El objetivo de recrear el ambiente de esa primera exploraci¨®n a oscuras que vivieron los descubridores. En la segunda parte, miles de objetos f¨²nebres, ata¨²des de oro, templetes y joyer¨ªa en varias galer¨ªas, as¨ª como el trono y el carro de oro del joven fara¨®n. Tambi¨¦n se puede observar una pieza ¨²nica, que ya solo se puede ver en esta muestra pues el original, que estaba en el Museo de Antig¨¹edades Egipcias, fue destruido durante las revueltas en?El Cairo ¡ªy en todo el pa¨ªs¡ª de 2011.
El hallazgo de la tumba deslumbr¨® a la sociedad de principios del siglo XX no solo por los tesoros, sino porque fue el primer descubrimiento en Egipto que se document¨® exhaustivamente. El fot¨®grafo, Harry Burton, fue enviado desde el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York para documentar el descubrimiento y utiliz¨® una manera de iluminar poco utilizada en esa ¨¦poca: la luz el¨¦ctrica. La muestra est¨¢ acompa?ada de estas fotograf¨ªas coloreadas en las que Carter y Lord Carnarvon, mecenas que financi¨® el proyecto, entran en la tumba y estudian el sarc¨®fago bajo la mirada atenta del resto del mundo.
Homenaje a dos figuras
La exhibici¨®n que se estrena ma?ana es, principalmente, un homenaje a Howard Carter. La ambici¨®n del ingl¨¦s dej¨® boquiabiertos al resto de investigadores de la ¨¦poca, que aseguraban que no quedaba nada por descubrir en el Valle de los Reyes. Tanto Tutankam¨®n como Carter llamaron la atenci¨®n del gran p¨²blico. Desde entonces, han estado rodeados de controversias.?
La muestra aborda uno de los asuntos m¨¢s pol¨¦micos: c¨®mo muri¨®, con solo 20 a?os, el fara¨®n. Tal y como indica la exposici¨®n, los investigadores han llegado a un consenso en los ¨²ltimos a?os: fue un accidente, no un asesinato. Una marca en la rodilla, cuenta el investigador Wettengel, indica que se cay¨® de un carro, lo que ha terminado de convencer a la comunidad cient¨ªfica de que no fue una muerte intencionada.
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