Esquerra Republicana, de Hyde a Jekyll
La formaci¨®n independentista celebra el lunes una consulta para afianzar la estrategia de Junqueras y convertirse en un partido de fiar
En el di¨¢logo abierto entre ERC y el PSOE para la investidura de Pedro S¨¢nchez es dif¨ªcil abstraerse de la mochila con la que los republicanos llegan a la negociaci¨®n. ¡°No se puede ser autista ante lo que piensa una mayor¨ªa importante de la militancia¡±. El secretario general de la formaci¨®n, Joan Puigcerc¨®s, acataba as¨ª en mayo de 2006 el resultado de la docena de asambleas del partido ¡ªcon muy poca participaci¨®n¡ª celebradas para forzar que la direcci¨®n cambiase el voto nulo o blanco, que defend¨ªa para el refer¨¦ndum del Estatut, al no.
Pese a que las encuestas apuntaban a que la mayor¨ªa de votantes de ERC se inclinaban por el s¨ª al Estatut, su direcci¨®n atendi¨® a las bases y plante¨® una campa?a ante el refer¨¦ndum en la que muchos consejeros y dirigentes no sab¨ªan d¨®nde esconderse para evitar promover el no, como hac¨ªa el PP. La decisi¨®n no impidi¨® la aprobaci¨®n definitiva del Estatuto, pero s¨ª acab¨® con el Gobierno de Pasqual Maragall, el primero de la izquierda catalana tras dos d¨¦cadas de pujolismo.
El car¨¢cter asambleario de ERC en los ¨²ltimos 30 a?os ha llevado a su militancia al convencimiento de que las sucesivas direcciones deb¨ªan no solo escucharles, sino obedecerles. Su sistema de balances interno, a?adido a d¨¦cadas de luchas cainitas, traslad¨® la sensaci¨®n de que sus l¨ªderes no siempre estaban en disposici¨®n de cumplir aquello que pactaban o propon¨ªan, pues en cualquier momento pod¨ªan aparecer las temidas bases y enmendarles la plana. Durante las auton¨®micas de noviembre de 1995, Jordi Pujol lo sintetiz¨® con un vehemente ¡°ERC no es de fiar¡±. La frase ha sido repetida posteriormente por otros muchos dirigentes pol¨ªticos. Estos d¨ªas es habitual escucharla en dirigentes del PSOE.
ERC ha vivido largos per¨ªodos en la dualidad. Antes de la m¨¢s contempor¨¢nea entre bases-direcci¨®n, durante la Segunda Rep¨²blica, Guerra Civil y exilio, esta se daba entre partido-presidente de la Generalitat (de su propia formaci¨®n). Francesc Maci¨¤, Llu¨ªs Companys y Josep Tarradellas vieron de manera constante y, a menudo, cruenta c¨®mo los ¨®rganos del partido trataban de limitar su talante presidencialista para evitar que actuasen al margen del consejo directivo. Desde su fundaci¨®n, en marzo de 1931, y hasta finales de los a?os setenta, Esquerra defendi¨® el Estatuto de 1932 y la Rep¨²blica espa?ola, aunque siempre con aspiraciones de que esta fuera federal o confederal. De ah¨ª la participaci¨®n de algunos de sus futuros actores principales, la renuncia de Francesc Maci¨¤ a la Rep¨²blica catalana o el apoyo a los Gobiernos de Largo Caballero y Negr¨ªn frente a los rebeldes sublevados, y la lucha feroz de Tarradellas contra el autodeterminismo de Carles Pi i Sunyer en los a?os cuarenta.
Pasada la Transici¨®n, despojada de poder institucional, ERC se declar¨® primero separatista y despu¨¦s netamente independentista y partidaria de los denominados Pa?sos Catalans con Baleares y Valencia. Desde entonces su car¨¢cter asambleario le hizo m¨¢s imprevisible. El tener que a?adir a la din¨¢mica interna la compaginaci¨®n de un discurso de horizonte independentista en un r¨¦gimen autonomista ha llevado a Esquerra a momentos de desorientaci¨®n, con el tripartito de Pasqual Maragall como culmen. Con la llegada de Oriol Junqueras a la direcci¨®n se avanz¨® para atemperar su car¨¢cter asambleario, decisi¨®n criticada por corrientes internas como el Col¡¤lectiu Primer d¡¯Octubre.
Desde la proclamaci¨®n de la Rep¨²blica catalana fantasma del 27 de octubre de 2017, Junqueras trata de virar un transatl¨¢ntico hac¨ªa una v¨ªa posibilista y asimilar el partido, desde el independentismo, a lo que fue en los a?os treinta. Hacerlo desde la prisi¨®n es sumamente complejo. Companys, tras los sucesos de octubre de 1934, logr¨® imponer su criterio desde el penal de Santa Mar¨ªa de C¨¢diz, aunque la porci¨®n m¨¢s esencialista del partido, bajo las siglas de Estat Catal¨¤, se escindi¨®.
La consulta que se celebra este lunes entre las bases nada tiene que ver con la que en mayo de 2006 promovieron los sectores m¨¢s intransigentes del partido, muchos de los cuales acabaron a?os despu¨¦s coaligados con Converg¨¨ncia y sus herederos. Se trataba de poner contra las cuerdas a Carod-Rovira y el pacto con los socialistas y el dirigente de las juventudes, Pere Aragon¨¨s, expresaba que ¡°toda la gente de las JERC quiere votar no¡±.
Hoy, como vicepresidente de la Generalitat, promueve una consulta a la militancia desde la direcci¨®n. No para reforzar a los esencialistas de su partido, sino para afianzar la estrategia y liderazgo de Junqueras y dejar atr¨¢s la imagen de ERC como mister Hyde y convertirla en un doctor Jekyll de fiar. Despu¨¦s de haberles prometido la independencia expr¨¦s, este es un paso para el que muchos de sus militantes, que no sus votantes, m¨¢s que interiorizar un nuevo discurso necesitan hacer un acto de fe.
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