La complacencia con la extrema derecha
La dignidad de Nadia Otmani es un ejemplo que contrasta con el miedo de la clase pol¨ªtica a desafiar la groser¨ªa neofascista de los dirigentes de Vox

La imagen del Ortega Smith rehuyendo la mirada de Nadia Otmani deber¨ªa ser viral, porque es demoledora para el cobarde que se niega a condenar la violencia de g¨¦nero y es incapaz de mirar siquiera, es decir, de reconocer como persona, a una v¨ªctima que se le acerca. La dignidad de Otmani es un ejemplo que contrasta con el miedo de la clase pol¨ªtica a desafiar la groser¨ªa neofascista de los dirigentes de Vox. Con su gesto ha puesto en evidencia algo bien conocido: que el machismo espect¨¢culo es el parapeto detr¨¢s del que se esconden un mont¨®n de insignificancias e impotencias de personas que no tiene siquiera valor para mirar a los ojos a una mujer agredida. El pat¨¦tico numerito de Ortega Smith es una gran aportaci¨®n al descr¨¦dito de Vox.
Por eso lo que resulta grave es el triste papel del PP. Incapaz de plantar cara a Vox, incluso ante una escena tan miserable. Ni siquiera se ha sumado a la reprobaci¨®n del personaje. Dicen que Casado est¨¢ molesto por estos desaf¨ªos de Vox que disfruta desplegando la cara m¨¢s siniestra de su discurso, en su eterno regreso al pasado. Vox ha captado la cobard¨ªa del PP. Y sabe que le tiene encadenado porque es incapaz de provocar una ruptura que pudiera hacerle perder cuotas de poder. No hay ambig¨¹edad, el PP es socio y c¨®mplice de Vox. Y asume su dependencia con silencios ensordecedores. Uno se pregunta d¨®nde est¨¢n las voces del partido que cuando Rajoy, reci¨¦n llegado al poder, intent¨®, de la mano de Gallard¨®n y de Wert, una restauraci¨®n conservadora, forzaron al presidente a dar macha atr¨¢s. Un PP debilitado necesita de Vox como complemento. Por tanto, de momento, no hay que contar con Casado en la lucha democr¨¢tica contra la extrema derecha. Ni tampoco con lo que queda de Ciudadanos que, una vez reprobado Ortega Smith, ha vuelto inmediatamente al redil.
El PP ya ha dicho que impedir¨¢ el intento promovido por el PSOE de dejar a Vox fuera de la mesa del Congreso. Es dif¨ªcil que el PP vuelva a ganar unas elecciones si no se emancipa de Vox. Pero en vez de buscar la emancipaci¨®n parece que ha optado por llevarlo acuestas, a la espera de una suma, hoy improbable, que les lleve juntos al mando. Es una irresponsabilidad democr¨¢tica que salpica a muchos. A Ciudadanos evidentemente, porque estuvo formando con Vox en la Puerta del Sol. Y que su distancia no va m¨¢s all¨¢ de una cierta pose. No se me olvida la imagen del debate central de la ¨²ltima campa?a electoral, en que s¨®lo Pablo Iglesias se enfrent¨® con Santiago Abascal.
Unos por miedo a molestarle porque le tienen como socio, otros por el peregrino argumento de que atac¨¢ndoles se les da publicidad y se les ayuda a crecer, la casa sin barrer. Y cada d¨ªa un poco m¨¢s sucia de desechos neofascistas, de burlas a la democracia desde un regreso a los ejes ideol¨®gicos y morales de un pasado dictatorial: el nacional-catolicismo. La pol¨ªtica como cruzada.
No se trata de construir cordones sanitarios que es una expresi¨®n desafortunada. Se trata simplemente de que funcione un principio de solidaridad democr¨¢tica de todas las fuerzas pol¨ªticas contra qui¨¦n desaf¨ªa los valores genuinos de la democracia liberal. Que quiere decir simplemente votar todos contra ellos cuando sea necesario. En Francia viene cumpli¨¦ndose desde hace d¨¦cadas. E impide el asalto al poder de la extrema derecha. Es verdad que el sistema mayoritario a dos vueltas lo favorece. Pero el desistimiento de los dem¨¢s partidos en favor del candidato mejor situado ha restado mucho poder al Frente Nacional. Pero aqu¨ª la derecha nunca actuar¨¢ contra Vox. Es la familia. Y ah¨ª est¨¢ el problema: el PP todav¨ªa no ha completado su emancipaci¨®n del pasado.
Si la derecha no quiere verlo, la izquierda tendr¨ªa que tenerlo claro: combatir ideol¨®gicamente a la extrema derecha es necesario, para no legitimarla. Que es lo que han hecho el PP y Ciudadanos con magn¨ªficos resultados para Vox. El PSOE opta por el perfil bajo, en una pelea que es de todos. Y que requiere el esfuerzo de dirigirse a los votantes de Vox y de afrontar las causas que les han llevado a depositar la papeleta de la extrema derecha. De las hegemon¨ªas ideol¨®gicas depende el futuro de la democracia. Y, a veces, parece que la izquierda tiene miedo a tener ideas.
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