La sustituci¨®n
En la pugna por la direcci¨®n del catalanismo, Esquerra Republicana de Catalunya tiene ahora la oportunidad de ocupar la plaza dejada por Conveng¨¨ncia i Uni¨® como hacedora de presidentes en Espa?a
Se acab¨® la larga ¨¦poca en la que cuando en el Congreso de los Diputados se hablaba de ¡°los catalanes¡± a la hora de negociar mayor¨ªas de gobierno era para referirse al centro derecha nacionalista de CiU dirigido por Jordi Pujol. Ahora ¡°los catalanes¡± son otros, son los dirigentes de la ideol¨®gicamente inclasificable Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), un partido de izquierdas, s¨ª, pero no se sabe muy bien si socioliberal o socialdem¨®crata. Un partido que puede apoyar por activa o por pasiva a un presidente socialista al mismo tiempo que es socio de la derecha catalana tras haber votado las investiduras de Jordi Pujol (1980), Pasqual Maragall (2003), Jos¨¦ Montilla (2006), Artur Mas (2012), Carles Puigdemont (2016) y Quim Torra (2017). Un partido independentista que reh¨²ye definirse como nacionalista, pero que seg¨²n la d¨¦cada de que se trate ha sido separatista, federalista, autonomista o independentista, o todo a la vez, y que a lo largo de sus casi 90 a?os de historia ha protagonizado varias proclamaciones de la rep¨²blica (1931, 1934), tanto la espa?ola como la catalana.
El pertinaz forcejeo entre ERC y los herederos de CiU para lograr la primac¨ªa en el universo del independentismo catal¨¢n no est¨¢ definitivamente decantado y quiz¨¢ nunca llegue a decidirse de forma permanente. Pero ahora mismo ERC est¨¢ desplazando a sus rivales, y sin embargo aliados, de una de las funciones que Jordi Pujol y sus lugartenientes ejercieron durante d¨¦cadas con gran provecho para sus fines: la de negociar y decidir el color de los gobiernos. Entre UCD y PSOE en 1979, entre PSOE y PP en 1993, entre PP y PSOE en 1996. La capacidad de actuar como hacedores de presidentes. La de garantes de la gobernabilidad.
Las delegaciones encabezadas por la socialista Adriana Lastra y el republicano Gabriel Rufi¨¢n para negociar la investidura de Pedro S¨¢nchez como presidente del Gobierno son la r¨¦plica de otras llevadas a cabo con los mismos fines en su momento por Miquel Roca y Joaquim Molins siempre a las ¨®rdenes de Pujol, tanto con l¨ªderes de la derecha como de la izquierda: Adolfo Su¨¢rez, Felipe Gonz¨¢lez y Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar.
Los aspavientos proferidos la semana pasada por Quim Torra y Laura Borr¨¤s, la jefa de filas de Junts per Catalunya, para dar entrada al presidente de la Generalitat en las negociaciones para la investidura de S¨¢nchez son un desesperado intento del partido de los sucesores de Pujol para volver a sentarse en el lado de la mesa que otrora ocuparon en exclusiva. Sucede sin embargo que cuando se trata de asuntos que en ¨²ltimo t¨¦rmino se deciden en votaciones parlamentarias lo que cuenta son las matem¨¢ticas y sus protagonistas son los grupos parlamentarios, no los gobiernos. En este aspecto, la aritm¨¦tica parlamentaria es clara. Quien ocupa los 13 esca?os del Congreso, quien tiene los 13 valiosos votos que pueden completar o no una mayor¨ªa de izquierdas o de centro izquierda son los de ERC. Son los del partido dirigido por Oriol Junqueras, no los de la amalgama expujolista dirigida no se sabe muy bien por qui¨¦n, si por Torra, por Carles Puigdemont o por David Bonveh¨ª.
La victoria electoral del 10-N ha sido para los republicanos, adem¨¢s, la cuarta consecutiva en Catalu?a en unas elecciones legislativas. Y despu¨¦s de haber sido tambi¨¦n el partido m¨¢s votado en las ¨²ltimas elecciones municipales, con un hito tan remarcable como el de haber logrado ser la primera fuerza municipal en la capital catalana, Barcelona. Es decir, en una coyuntura en la que vienen recibiendo un sostenido apoyo de la mayor¨ªa relativa de los electores independentistas. Las diferencias no son muy grandes respecto a sus seguidores, ciertamente. Los electores llevan ya m¨¢s de una d¨¦cada rechazando otorgar grandes mayor¨ªas a ning¨²n partido tanto en Catalu?a como Espa?a. ERC siente el aliento del PDeCat en su cogote, pero tambi¨¦n el del PSC y el de los comunes, que fueron los ganadores en Catalu?a de las elecciones legislativas de 2015 y 2016.
Es una situaci¨®n muy l¨¢bil, en la que nada parece consolidado. Pero en la que poco a poco los republicanos se reafirman como eje pol¨ªtico mientras los exconvergentes pierden perfil, prisioneros de un maximalismo que les incapacita para levantar una mayor¨ªa electoral sobre el centro derecha catalanista como hicieron durante sus d¨¦cadas doradas. Con un poco de audacia, ERC va a sustituirles en unas semanas como hacedores de presidentes en Espa?a. No ser¨ªa su primera vez. ERC ya hizo presidente a Pedro S¨¢nchez en 2018 al colaborar en la censura a Mariano Rajoy.
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