Ni Ying Ni Yang
Una velada navide?a en un restaurante de carretera, un pavo real que corretea fuera de contexto, y una sensaci¨®n constante de alerta e incomodidad
Os escribo desde un restaurante de carretera. Desde la ventana se ve un pavo real andar libremente por la gasolinera mientras pregunto al camarero si al s¨¢ndwich vegetal se le puede quitar el at¨²n. El camarero suspira y se da la vuelta. Aunque no celebremos la navidad, es una ¨¦poca que inevitablemente te hace pensar en tus seres queridos, en tu familia elegida o tu familia biol¨®gica que vive a 10.793 kil¨®metros de distancia. Cuando pienso en mi familia, mis recuerdos me llevan a las vacaciones de verano cuando volv¨ªamos a Taiw¨¢n.
Despu¨¦s de salir a cenar con la familia, todos nos junt¨¢bamos en el sal¨®n de mi t¨ªo. Aparte de los videojuegos, mi t¨ªo y yo compart¨ªamos el mismo inter¨¦s por el programa Super Idol, un concurso de talentos presentado por Li Jing, la primera mujer trans que lleg¨® al mainstream en Taiw¨¢n. Junto a La Veneno eras mis dos ¨²nicas referentes trans.
Aunque quiera mucho a mi t¨ªo, he de decir que el cu?adismo es universal. Cada vez que sal¨ªa la presentadora, mi t¨ªo le llamaba: "Yingyang ren" (persona Yingyang). Es la forma de insultar a aquellos disidentes sexuales y de g¨¦nero con cuerpos no normativos (ni ying ni yang); un t¨¦rmino utilizado sobre todo contra las personas intersexuales y a veces contra personas que no encajan dentro de las normas de g¨¦nero. Aunque siga teniendo una connotaci¨®n negativa, una organizaci¨®n que lucha por los derechos intersexuales llamada OII-Chinese (Organisation Intersex International Chinese) reclama el insulto y se lo reapropia. Es sorprendente que hasta en los espacios dom¨¦sticos, lugar donde deber¨ªamos sentir seguridad, sintamos esa incomodidad.
Mientras recuerdo estos momentos, veo de reojo c¨®mo una familia me est¨¢ mirando descaradamente mientras cuchichean entre s¨ª. Evito las miradas fij¨¢ndome de nuevo en el pavo real mientras suena Obsesi¨®n de Aventura de fondo y se escucha c¨®mo caen las monedas de una m¨¢quina tragaperras. Con una sola mirada parec¨ªamos indicar la incomodidad de nuestras situaciones ¡ªambas est¨¢bamos fuera de nuestra zona de confort ¡ª. Acostumbrado a los espacios de cuidados y de resistencia, tejidos por amigas y comunidades afines, a veces se me olvida que fuera de estos espacios, nuestros cuerpos pueden suponer una incomodidad bajo la mirada hegem¨®nica.
Hoy marca 41 a?os desde que se modific¨® la ley 16/1970 sobre Peligrosidad y Rehabilitaci¨®n Social. Esta ley consideraba un peligro social a aquellos que practicaban la mendicidad, la homosexualidad, el vandalismo, el tr¨¢fico y consumo de drogas, la venta de pornograf¨ªa, o que fueran migrantes sin papeles... Bajo el yugo de esta norma, muchas personas fueron injustamente maltratadas, perseguidas, sometidas a tratamientos de choque, tratadas como los peores delincuentes. Aunque la teor¨ªa me la sepa de pe a pa, ocupar estos espacios como territorio pol¨ªtico puede ser agotador, ya que sientes que est¨¢s en constante enfrentamiento.
En este momento me sent¨ªa como ese mismo pavo correteando por la gasolinera, cuerpos en constante alerta e incomodidad. Si yo me sent¨ªa as¨ª, no me quiero ni imaginar lo que habr¨ªan sentido mis compa?eras migrantes, racializadas, disidentes sexuales, de g¨¦nero hace m¨¢s de 41 a?os. "Felices fiestas" me dice el camarero, posando mi plato sobre la mesa. Se le hab¨ªa olvidado quitar el at¨²n del s¨¢ndwich.
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