El Madrid de Gald¨®s, de caf¨¦ en caf¨¦
La mayor¨ªa de estos lugares que fascinaron al escritor son ahora locales ocupados por franquicias
¡°Madrid sin caf¨¦s es como cuerpo sin alma¡±, sentenciaba Jos¨¦ Ido del Sagrario, con esa solemnidad quijotesca tan suya, tan cercana al delirio. Pero es Benito P¨¦rez Gald¨®s (1843-1920) quien habla desde la voz del personaje presente en varias de sus obras, porque Gald¨®s ¡ªde cuya muerte se cumplir¨¢n cien a?os el 4 de enero¡ª no fue un simple novelista, sino el fundador de un aut¨¦ntico universo literario poblado de personajes recurrentes, a la manera de Balzac con La comedia humana.
Gald¨®s era muy consciente de que el alma de Madrid resid¨ªa en los caf¨¦s, verdaderos centros de la vida cultural y pol¨ªtica en el siglo XIX y buena parte del XX. En ellos se fraguaba la actualidad, nac¨ªan los rumores, se relacionaban los personajes m¨¢s populares con los m¨¢s an¨®nimos. Se trataban temas relevantes y temas mundanos. Palpitaba all¨ª la vida. Cuenta en sus Memorias de un desmemoriado que, cuando en 1862 se traslad¨® de su Canarias natal a Madrid, para estudiar Derecho, tard¨® poco tiempo en cambiar las aulas de la universidad por las visitas al Ateneo ¡ªubicado, por entonces, en un caser¨®n de la calle Montera¡ª y las tertulias del Caf¨¦ Universal, uno de los locales de moda, inaugurado en 1891 en el n¨²mero 15 de la Puerta del Sol ¡ªhoy, n¨²mero 14¡ª, elegante y cuajado de espejos. A ¨¦l acud¨ªan sus paisanos canarios, como el profesor Valeriano Fern¨¢ndez o Fernando Le¨®n y Castillo, pol¨ªtico. Hoy una cadena de comida r¨¢pida ocupa la antigua ubicaci¨®n del Universal, cuyo recuerdo pervive en una simple placa dedicada a la violinista y cantante del caf¨¦ Olga Ramos.
En las tertulias del Universal y de otros c¨¦lebres caf¨¦s aprendi¨® Gald¨®s todo lo referente a la actualidad madrile?a. ¡°El caf¨¦ es como una gran feria en la cual se cambian infinitos productos del pensamiento humano¡±, escribir¨ªa en el primer cap¨ªtulo de la tercera parte de Fortunata y Jacinta, en el que analiza la vida en los caf¨¦s de la capital a trav¨¦s del personaje de Juan Pablo Rub¨ªn, el m¨¢s fiel de los parroquianos, hasta el punto de que ¡°no pod¨ªa vivir sin pasarse la mitad de las horas del d¨ªa o casi todas ellas en el caf¨¦¡±. En su asiduidad bien podemos ver reflejado al propio Gald¨®s: ¡°Proporcion¨¢bale el caf¨¦ las sensaciones ¨ªntimas que son propias del hogar dom¨¦stico, y al entrar le sonre¨ªan todos los objetos, como si fueran suyos¡±. El inquieto Rub¨ªn emigraba del Caf¨¦ de San Antonio, en la Corredera de San Pablo, al Suizo Nuevo, pasando por el Plater¨ªas, del Siglo y de Levante.
Durante un tiempo, su favorito fue el Caf¨¦ de Fornos. Se hallaba ubicado en la calle Alcal¨¢, esquina con Virgen de los Peligros, en el antiguo lugar que ocupaba el convento de Nuestra Se?ora de la Piedad. El reportaje que se public¨® en La Ilustraci¨®n de Madrid sobre su inauguraci¨®n en 1870 fue escrito por Gustavo Adolfo B¨¦cquer. El Fornos, amplio y lujoso, alberg¨® numerosas tertulias y fue frecuentado por intelectuales como Ram¨®n del Valle-Incl¨¢n o Rub¨¦n Dar¨ªo. Su decadencia comenz¨® a partir de 1904, tras el suicidio de uno de los hijos del propietario en un reservado del propio caf¨¦. Una historia digna de follet¨ªn que le granje¨® mala fama. Hoy el lugar del Fornos est¨¢ ocupado por un local de la conocida cadena de caf¨¦s Starbucks.
Enfrente del Fornos estaba el Caf¨¦ Suizo, donde Villalonga, el compinche de Juanito Santa Cruz en Fortunata y Jacinta, volvi¨® a ver a Fortunata despu¨¦s de un tiempo sin saber de ella. El Suizo, muy frecuentado por Gald¨®s, acog¨ªa las tertulias de abogados y m¨¦dicos, aunque la m¨¢s famosa fue la de los hermanos B¨¦cquer. All¨ª se elabor¨® por vez primera el bollo ¡°suizo¡±, un cl¨¢sico de la dulcer¨ªa madrile?a. Y entre pastel y pastel, se desarrollaban tambi¨¦n las intrigas pol¨ªticas. Escribe Gald¨®s: ¡°All¨ª brillaba espl¨¦ndidamente esa fraternidad espa?ola en cuyo seno se dan mano de amigo el carlista y el republicano, el progresista de cabeza dura y el moderado implacable¡±.
Hab¨ªa caf¨¦s c¨¦lebres en estos menesteres, como el de la Iberia, en la Carrera de San Jer¨®nimo, frente a la antigua calle del Lobo, hoy Echegaray. En La desheredada, Gald¨®s lo llama ¡°el Parnasillo de los pol¨ªticos¡±. Otro era el del Siglo, al que emigr¨® Juan Pablo Rub¨ªn, harto de los bolsistas que invad¨ªan el Caf¨¦ de Fornos y tras haber desechado el de la Aduana, por los franceses, y el Imperial, por los toreros. Ubicado en la calle Mayor, el Caf¨¦ del Siglo tambi¨¦n albergaba reuniones espiritistas que despertar¨ªan la curiosidad del viv¨ªsimo Rub¨ªn.
Los caf¨¦s madrile?os est¨¢n tan presentes en la obra galdosiana que incluso su primera novela, publicada en 1870, lleva el nombre de uno: La Fontana de Oro. Desarrollada durante el Trienio Liberal (1820-1823), sit¨²a la acci¨®n en el famoso caf¨¦ de la Carrera de San Jer¨®nimo, esquina con la Victoria, donde actualmente encontramos un Museo del Jam¨®n. Originado en el siglo XVIII como fonda, hacia 1820 se convirti¨® en un lugar donde los pol¨ªticos liberales ¡ªAntonio Alcal¨¢ Galiano, entre ellos¡ª daban sus discursos. Cuenta Gald¨®s que el propietario incluso acab¨® construyendo una tribuna para que el orador de turno no tuviera que subirse a una mesa.
Una de las razones por las que Don Benito fue un asiduo de los caf¨¦s ¡ªcasi tanto como su Juan Pablo Rub¨ªn¡ª radica en su af¨¢n por observar a los variados parroquianos y tomar nota para sus novelas, como buen retratista de almas. Por eso, frecuentaba algunos elegantes como el Universal y otros mucho m¨¢s populares como la Cruz del Rastro, cuyo ¡°ambiente f¨¦tido¡± describe en Misericordia. Nos quedan pocos caf¨¦s antiguos. El Gij¨®n, en Recoletos, o el Comercial, recientemente reconvertido en restaurante. Y si, como afirmaba Ido del Sagrario, el alma de Madrid resid¨ªa en aquellos caf¨¦s, ?d¨®nde podemos encontrarla ahora? Probablemente, en una novela de Benito P¨¦rez Gald¨®s.
Un bel¨¦n galdosiano y una exposici¨®n con su legado para arrancar el a?o Gald¨®s
La sede de la Consejer¨ªa de Cultura y Turismo (Alcal¨¢, 31) acoge hasta el 5 de enero un 'Bel¨¦n galdosiano', en colaboraci¨®n con la Asociaci¨®n de Belenistas de Madrid, con una recreaci¨®n del Nacimiento tradicional al modo de los Belenes napolitanos habituales en los salones del Madrid de Gald¨®s. Por otro lado, hasta el 16 de febrero se puede visitar en la Biblioteca nacional la exposici¨®n Benito P¨¦rez Gald¨®s. La verdad humana, con m¨¢s de 200 obras del escritor entre manuscritos, libros impresos, esculturas, grabados y que en menos de dos meses ya ha recibido a m¨¢s de 30.000 personas. Y el Ayuntamiento de Madrid, que le acaba de conceder el t¨ªtulo de Hijo Adoptivo, dedicar¨¢ 2020 al escritor con actos durante todo el a?o bajo el lema Gald¨®s es Madrid. 2020, a?o galdosiano, madrile?o y novelesco.
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