Primer d¨ªa de clase
Las caras ilusionadas de las nuevas ministras y ministros parec¨ªan reproducir la actitud de qui¨¦n llega a la escuela, quiere hacerlo bien y sabe que tendr¨¢ que demostrar m¨¢s que todos sus compa?eros
En los ¨²ltimos d¨ªas en las redes sociales se ha producido un verdadero festival de v¨ªdeos y memes creados a partir de las im¨¢genes de los ministros y las ministras de Unidas Podemos y las confluencias que han finalmente tomado posesi¨®n de sus cargos. Alberto Garz¨®n que entra a recoger su cartera al son del himno sovi¨¦tico, una foto de un Pablo Iglesias sonriente con su cartera ataviado ¡ªgracias al Photoshop¡ª de vaquero o de futbolista. O, en v¨ªdeo, recogiendo su cartera con una andadura al estilo del Pr¨ªncipe de Bel Air. La imaginaci¨®n de mucha y mucha gente se ha manifestado a rienda suelta. Cabe decir que en la mayor¨ªa de los casos la s¨¢tira no era ni ¨¢cida ni ofensiva. Al contrario, quiz¨¢s casi celebraba un hecho considerado excepcional quit¨¢ndole hierro y exorcizando miedos y preocupaciones.
Las caras ilusionadas e inciertas a partes iguales de las nuevas ministras y ministros parec¨ªan reproducir la actitud de qui¨¦n llega a la escuela el primer d¨ªa, quiere hacerlo bien, y sabe que tendr¨¢ que demostrar, m¨¢s que todos sus compa?eros, su capacidad, su val¨ªa y su compromiso.
Sin la cultura comunista la recuperaci¨®n democr¨¢tica despu¨¦s del Franquismo no hubiera sido posible
Llegar hasta aqu¨ª ha sido duro y dif¨ªcil para todas ellas. Han peleado como leonas ¡ªa pesar de todos los errores que puedan haber cometido¡ª con una valent¨ªa y una templanza destacada. Han conseguido afirmar una hip¨®tesis pol¨ªtica que hace poco era simplemente impensable: era posible un Gobierno de coalici¨®n progresista en el cual estuviera gente que ven¨ªa de las movilizaciones sociales as¨ª como de fuerzas pol¨ªticas que se sit¨²an claramente a la izquierda de la socialdemocracia. En este sentido, la sola existencia de este gabinete ha certificado un cambio de escenario pol¨ªtico.
En los ¨²ltimos a?os se ha utilizado mucho la expresi¨®n ¡°llevar la gente al Gobierno¡±, para reivindicar la entrada en puestos de responsabilidad institucional de fuerzas relativamente nuevas y alienas al bipartidismo. Como todos los esl¨®ganes, seguramente opera una simplificaci¨®n. Tambi¨¦n los partidos tradicionales ¡ªcon todas sus deficiencias y sus distorsiones, en alg¨²n caso extremadamente graves¡ª han ido representando a lo largo del tiempo ¡°la gente¡±. Decir lo contrario es tanto como negar el car¨¢cter democr¨¢tico de las consultas electorales y de las din¨¢micas de la representaci¨®n en las ¨²ltimas d¨¦cadas.
Y, sin embargo, la llegada de Unidas Podemos a puestos de responsabilidad en el Gobierno de Espa?a, marca una pauta nueva. No solo representa la consolidaci¨®n de una ruptura con el pasado en el sentido de una superaci¨®n del bipartidismo ya a todos los niveles institucionales, sino tambi¨¦n que inaugura la llegada al Gobierno no de ¡°la gente¡± en gen¨¦rico, sino de ¡°una gente¡± en concreto.
Por un lado, se trata de ¡°una gente¡± que es heredera de una cultura pol¨ªtica como la comunista que acab¨® minorizada, v¨ªctima de una hostilidad brutal cultivada con esmero durante la dictadura, de sus propias crisis internas y de la fuerza arrolladora del felipismo a lo largo de los a?os 80 y 90. Una cultura pol¨ªtica sin la cual ¡ªcomo tuvo a bien recordar Alberto Garz¨®n en la sesi¨®n de investidura¡ª la recuperaci¨®n democr¨¢tica en Espa?a despu¨¦s del Franquismo no hubiera sido posible. Simple y llanamente: sin la abnegada, seria, solvente ¡ªy a menudo pagada con la c¨¢rcel¡ª contribuci¨®n pol¨ªtica, social y cultural de los comunistas durante la ¨¦poca de la lucha antifranquista y de la Transici¨®n, la democracia espa?ola ser¨ªa hoy m¨¢s estrecha, menos avanzada, y m¨¢s d¨¦bil.
Los representantes de Unidas Podemos tienen toda la pinta de ser el tipo de gente que no falta ni un solo d¨ªa a clase
Por el otro, con Unidas Podemos entra en el Gobierno tambi¨¦n ¡°una gente¡± que cuando m¨¢s fuerte arreciaba la crisis econ¨®mica opt¨® por organizarse para hacer pol¨ªtica con un proyecto que se puede compartir o no, pero que sin ambig¨¹edades pon¨ªa sobre la mesa ¡ªa diferencia de lo que estaba pasando en otros pa¨ªses de Europa¡ª, la apertura frente al repliegue identitario, la demanda de nuevas cuotas de democracia e igualdad frente a la idea de un recorte del mismo concepto de ciudadan¨ªa.
Quiz¨¢s ¡ªy como se ha observado desde diferentes tribunas¡ª, las competencias de las cuales gozar¨¢n los ministerios en manos de los dirigentes de ese espacio pol¨ªtico pueden ser fragmentarias y por ello menos eficientes. Quiz¨¢s habr¨¢ debate interno a la coalici¨®n y ello pueda impactar sobre la acci¨®n del Ejecutivo. Quiz¨¢s habr¨¢ qui¨¦n pensar¨¢ que lo que har¨¢n los nuevos y las nuevas ministras es demasiado. O demasiado poco. Seguramente, la oposici¨®n que tendr¨¢ el nuevo Gobierno ¡ªjustamente por haber integrado a ¡°esa gente¡±¡ª ser¨¢ dur¨ªsima, como se ha demostrado ya en los primeros compases de su andadura.
Pero seguramente tambi¨¦n, y pese a aquella expresi¨®n a la vez esperanzada y abrumada, t¨ªpica del primer d¨ªa de escuela, los ministros y las ministras de Unidas Podemos y de sus confluencias tienen toda la pinta de ser el tipo de gente que no falta ni un solo d¨ªa a clase.
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