Lo que las gorras cuentan del tren
Un libro sobre la historia de la indumentaria ferroviaria re¨²ne en el Museo del Ferrocarril a profesionales y amantes de este medio de transporte
No falla. Siempre hay un reloj en las estaciones de tren. Quedan unos minutos para las siete de la tarde de una fr¨ªa jornada madrile?a. Mientras que las cercanas estaciones de Atocha y Delicias son un incesante ir y venir de pasajeros, el and¨¦n de la antigua estaci¨®n de Delicias pegada a su tocaya de Cercan¨ªas est¨¢ vac¨ªo. Resuenan los pasos de quien lo recorre. En las v¨ªas, unos vagones tras otros; locomotoras de vapor, di¨¦sel o el¨¦ctricas, la del Talgo, gris, con sus caracter¨ªsticas letras rojas, como esas perfectas caligraf¨ªas de cartilla de mediados del siglo pasado, fecha del tren. No van a partir. Forman parte de la colecci¨®n del Museo del Ferrocarril donde la semana pasada se present¨® la segunda edici¨®n ampliada de Historia y evoluci¨®n del uniforme ferroviario. 27 a?os la separan de la primera, toda una vida y la transformaci¨®n del mundo en lo que a trenes se refiere. El AVE acababa de salir del cascar¨®n y entonces solo volaba entre Madrid y Sevilla. ¡°Ahora tampoco hay AVE¡±, podr¨ªan decir en Bilbao, A Coru?a, C¨¢ceres¡ Tema peliagudo y no era tarde para eso. Era momento de amigos, de colegas, de ferroviarios de varias generaciones, de "el tren va bien, qu¨¦ tiemble el avi¨®n". Tienen a Greta Thunberg de su parte.
Tras recorrer el and¨¦n de esa estaci¨®n (sin uso para viajeros desde 1969), entrar en una sala llena de placas y con una locomotora de vapor de 1871 (imposible no recordar a Buster Keaton y El maquinista de La General) y subir unas escaleras se llegaba al lugar de la presentaci¨®n, que haciendo la analog¨ªa que corresponde sali¨® con un poco de retraso. Unos cincuenta asistentes ocuparon sus asientos y se dispusieron a viajar por el recorrido que les propuso el autor, Miguel Mu?oz Rubio.
Una l¨¢stima que en ese evocador museo sea una sala anodina la elegida para el acto. Es como si se pudiera celebrar el evento en el Transiberiano y se eligiera un as¨¦ptico tren de Cercan¨ªas. Funcional, pero sin el alma ferroviaria de algunos de los asistentes, hijos, nietos y bisnietos de trabajadores de Renfe.
Y como en cualquier acto que se precie ¡ªeste custodiado por un interventor de Renfe de los a?os cuarenta (Sergio Sarmiento, un voluntario ataviado con el uniforme correspondiente)¡ª hay una parte institucional con el director gerente de la Fundaci¨®n de los Ferrocarriles Espa?oles, Jos¨¦ Carlos Dom¨ªnguez Curiel; el presidente de Renfe, Isa¨ªas T¨¢boas y el autor dando los discursos oficiales, mostrando los agradecimientos y las explicaciones del c¨®mo, el porqu¨¦ y el para qu¨¦ de un libro que al hablar de la indumentaria de cada uno de los oficios ferroviarios cuenta la historia de Espa?a desde el tren y del tren, desde esa primera l¨ªnea que uni¨® Barcelona y Matar¨® en 1848.
Una vez que se trat¨® el uniforme como imagen del tren y de la empresa, como un elemento de seguridad y, sobre todo, como un instrumento para comunicarse con los viajeros, de ah¨ª que a partir de los ochenta se desprendieran de esa connotaci¨®n militarizada que llevaban arrastrando d¨¦cadas, lleg¨® el momento de los corrillos. De aparcar lo oficial para dar rienda a lo sentimental y que los asistentes, la mayor¨ªa conocidos del autor, comentaran su relaci¨®n con los uniformes, con los trenes y muestren el entusiasmo que en ellos genera todo ese universo.
As¨ª, Jos¨¦ Luis L¨®pez G¨®mez habla con una pasi¨®n contagiosa ¡ª(s¨ª, contagiosa)¡ª de la diferencia entre la superficie de contacto de la rueda de un tren y de un cami¨®n y de c¨®mo esto hace que el primero sea mucho m¨¢s ecol¨®gico. L¨®pez fue director de tecnolog¨ªa de Talgo desde 1990 hasta su jubilaci¨®n en 2004.
Inma Garc¨ªa, conservadora del museo, busca las fotos familiares que ha cedido y est¨¢n publicadas en el libro, en una aparece su padre montando una catenaria en los sesenta; en otra, ella cuando formaba parte de los instaladores de seguridad el¨¦ctrica, todos con los abrigos amarillos. Una barrera a romper que el c¨ªrculo quede tan cerrado y no llegue a un p¨²blico m¨¢s general. ?Qui¨¦n no tiene alg¨²n tipo de recuerdo con trenes o estaciones?
Inspector, jefe de estaci¨®n, guardagujas, guardesa, maquinista, guardafrenos, capataz, engrasador, lamparero, sereno, azafatos¡ Oficios y apartados del ¨ªndice de la obra que desde la portada ya da una pista: para saber a qui¨¦n se tiene delante solo hay que fijarse en los signos de las gorras: unos ra¨ªles son para los obreros de v¨ªas, un rayo para los encargados del servicio el¨¦ctrico, una locomotora para los maquinistas. ?Lo que habr¨¢n visto y recorrido esas gorras! Parece que al tren le queda a¨²n camino
Cifras y letras
LAS FRASES:
¡°La historia de los uniformes es una historia que ha permitido cambiar una empresa que parec¨ªa un cuartel a ser una empresa al servicio de la sociedad¡±, Miguel Mu?oz Rubio.
¡°El ferrocarril tiene mucho camino por delante¡±, Jos¨¦ Luis L¨®pez G¨®mez
EN N?MEROS:
El Museo del Ferrocarril de Madrid conserva una colecci¨®n de m¨¢s de 400 gorras, entre otras piezas de indumentaria.
El archivo hist¨®rico ferroviario, situado en este museo, atesora m¨¢s de 450.000 fotograf¨ªas.
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