Sin oposici¨®n a la izquierda
La coalici¨®n dirigida por Pedro S¨¢nchez ha dejado en suspenso la distinci¨®n entre una izquierda de gobierno que propone reformas y otra de lucha que preconiza rupturas
Desde 1977, los socialistas han gobernado en solitario en Espa?a durante 23 a?os en tres turnos de alternancia con las derechas. El primero, de 14 a?os con Felipe Gonz¨¢lez (1982-1996). El segundo, de siete a?os con Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero (2004-2011). Y el tercero, con Pedro S¨¢nchez (2018-2020). En solitario y siempre con la oposici¨®n de la derecha, pero tambi¨¦n con otra desde su flanco izquierdo. Una de las diferencias m¨¢s relevantes entre la nueva legislatura que S¨¢nchez emprende y las anteriores protagonizadas por el PSOE es que en la presente no hay oposici¨®n de izquierdas. La m¨¢xima pas d'ennemi ¨¤ gauche se ha cumplido. Aunque esta vez por la v¨ªa del pacto y la colaboraci¨®n con el rival y no por la de su aplastamiento como en tantas ocasiones ha sido objetivo pol¨ªtico de unos y otros a lo largo de la historia.
La m¨¢xima pas d'ennemi ¨¤ gauche se ha cumplido. Aunque esta vez por la v¨ªa del pacto y la colaboraci¨®n con el rival y no por la de su aplastamiento
La composici¨®n del parlamento espa?ol ha obligado a que la coalici¨®n del PSOE con Podemos y sus confluencias m¨¢s los acuerdos parlamentarios negociados para la investidura de S¨¢nchez engloben en la pr¨¢ctica a todas las fuerzas de izquierdas. Casi nada ha quedado fuera. Los millones de electores que desde 1977 para ac¨¢ han dado fe legislatura tras legislatura de la existencia de una izquierda a la izquierda del PSOE han entrado simb¨®licamente en el Gobierno de Espa?a. Los que se afirmaban en la idea de ser una izquierda de combate distinta, por eso mismo, de la izquierda de gobierno, son hoy gobierno o est¨¢n en la mayor¨ªa parlamentaria. Si les va mal, ir¨¢ mal a las dos partes y ambas lo saben.
Def¨ªnanse a s¨ª mismas como reformistas o revolucionarias, como moderadas o radicales, como socialdem¨®cratas o comunistas, las izquierdas pueden decirse ahora, con raz¨®n, ¡°estamos todos¡± dentro del Gobierno. Pablo Iglesias, el l¨ªder de Podemos, el partido surgido en 2014 con la declarada pretensi¨®n de sustituir a un PSOE al que consideraba asimilado por el liberalismo, es vicepresidente de este Gobierno. El jefe de Izquierda Unida (IU) es ministro. En las filas de la mayor¨ªa parlamentaria figura el secretario general del PCE. Por a?adidura, partidos de las izquierdas catalanas, valencianas, gallegas y vascas se suman cada una a su manera a la nueva mayor¨ªa parlamentaria. Lo que queda fuera entra en la categor¨ªa de anecd¨®tico, o son las derechas.
Las derechas temen que cuaje la alianza de la Espa?a progresista con las periferias nacionales
Esta situaci¨®n es nueva, imprevista y fruto de grandes cambios culturales y sociales a escala local pero tambi¨¦n europea, global. La Guerra Fr¨ªa queda lejos. Demuestra que los principales dirigentes protagonistas, las c¨²pulas del PSOE y de Podemos, tienen una relativamente ¨¢gil capacidad de adaptaci¨®n. Abundan los ejemplos. Hace poco m¨¢s de un a?o, a S¨¢nchez le quitaba el sue?o pensar en Iglesias como socio de gobierno. Por otro lado, la relaci¨®n de Podemos con el PSOE era una de las claves del enfrentamiento entre Iglesias e ??igo Errej¨®n. Se ha aplicado la posici¨®n de Errej¨®n, pero cuando ¨¦l ya no est¨¢ en Podemos.
?Oportunismo? Puede que haya algo de eso. Pero hay tambi¨¦n, seguro, una capacidad de aprender que no es nueva. Lo de Iglesias y Errej¨®n recuerda un poco lo de Santiago Carrillo y Fernando Claud¨ªn y sus seguidores en el PCE de 1964. Despu¨¦s de consumar la expulsi¨®n de estos ¨²ltimos por haber defendido una pol¨ªtica alternativa a la vigente en aquel momento, Carrillo pas¨® a aplicarla. No le fue mal. Otro ejemplo: La implacable oposici¨®n de Felipe Gonz¨¢lez a los marxistas del PSOE que le llev¨® en 1978 a renunciar a la secretar¨ªa general del partido, para nada le impidi¨® a ¨¦l y a Alfonso Guerra pactar al cabo de pocos meses con el PCE la formaci¨®n de mayor¨ªas de izquierdas con los comunistas en ayuntamientos y diputaciones de toda Espa?a, incluidos los principales, tras la celebraci¨®n de las primeras elecciones municipales democr¨¢ticas despu¨¦s de la dictadura. No le sali¨® mal.
La capacidad de adaptaci¨®n va a seguir siendo muy necesaria tambi¨¦n a partir de ahora y no solo por parte de las c¨²pulas. Llegar¨¢n los problemas, las protestas sociales, los fracasos, habr¨¢ que seguir adelante y eso afectar¨¢ a la dirigencia pero tambi¨¦n a los afiliados de los partidos y a los electores. Entonces, una caracter¨ªstica de la nueva situaci¨®n seguir¨¢ siendo que la coalici¨®n gobernante no tiene oposici¨®n desde la izquierda. Toda la oposici¨®n se concentra en un informal frente de tres partidos de la derecha que tienen la tentaci¨®n de romper la baraja. Las derechas temen, no sin motivos, que lo que puede cuajar bajo la presidencia de S¨¢nchez es una alianza de la Espa?a progresista con las periferias nacionales que, en conjunto, representa una sociedad mucho m¨¢s abierta, plural y demogr¨¢ficamente m¨¢s numerosa y din¨¢mica que la representada por Pablo Casado, Santiago Abascal e In¨¦s Arrimadas.
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